No importa, acá igual ganan los blancos

Gabriel Monteagudo

Mientras el departamento se cae a pedazos y la lluvia termina con lo que queda del asfaltado urbano, el intendente de Colonia Dr. Walter Zimmer pasea por el Estado de Pernambuco, allí donde el sur continental forma la punta que más se adentra en el océano atlántico.

A más de tres mil kilómetros de Colonia, Zimmer, su compañera y el ex periodista Martín Cabrera, firman acuerdos para llevar la orquesta municipal a Olinda a cambio de traer un grupo de frevo, ese ritmo que se baila en Pernambuco.

No se trata de una chicana, sino de una panorámica de la realidad del representante de un partido que es capaz de avasallar las urnas de votos en la elección, pero luego es incapaz de gestionar un departamento como Colonia. A esta altura la gestión de Zimmer no solo es deplorable sino además vergonzosa.

Además de tener un intendente con un pedido de procesamiento por parte de la justicia, en los últimos días las redes sociales muestran quejas -ya no de carmelitanos o palmirenses protestando por el estado de las calles-, sino de ciudadanos de la conservadorísima Colonia Valdense y hasta de los propios colonienses de Colonia del Sacramento, que se manifiestan hartos de una gestión incapaz de mantener en buen estado las vías de tránsito, incapaz de gestionar con eficiencia la recolección de residuos domiciliarios o el funcionamiento de una dirección tan importante como la de Tránsito, incapaz de elaborar un plan para los barracones de Montes del Plata y hasta incapaz de mantener el Barrio Histórico, verdadero tesoro del menguado turismo que llega al departamento.

Mientras las ciudades se caen a pedazos, Zimmer organiza paseos familiares con la excusa de la firma de tratados de hermanamientos que luego le permiten ir de paseo y disfrutar de vacaciones con el dinero del pueblo.

Pero llegan las elecciones y la formidable maquinaria electoral que ha montado el Partido Nacional en Colonia en forma ininterrumpida del año 1985 para acá, rejunta votos de cada rincón del departamento y arrasa en la elección. Así pasó y así pasará en los comicios departamentales de 2015 porque allí, en las urnas colonienses, el triunfo de los blancos es inevitable.

A esa maquinaria electoral que ya no le interesa gestionar la cosa publica sino conservar el poder, no hay quien le haga sombra porque además, el Partido Nacional tiene la suerte de tener una oposición que no solo es incapaz de montar una estructura departamental capaz de disputarle el poder en el territorio, sino que trabaja para perder cada vez por mayor diferencia de votos.

A la falta de propuestas ¿conocen los colonienses alguna propuesta concreta que los pueda beneficiar si votan a colorados o frenteamplistas?, se suma la falta de estrategia. Mientras que el Partido Colorado coloniense va a la fusión y mimetización total con el Partido Nacional -vean sino a Sergio Bertón anunciando que será candidato a alcalde por los blancos en Tarariras-, en el Frente Amplio hacen fuerza para no ganar y en lugar de seleccionar un candidato sólido, apuntalarlo y formarlo recorriendo el departamento durante el período, terminan haciendo siempre lo mismo y optan por inventar candidatos tres meses antes de la elección.

Candidatos que son muy buenas personas pero que son ilustres desconocidos para la población y que no saben donde queda el boliche de Debenedetti en Colonia Arrúe. Candidatos que no aprietan fuerte cuando dan la mano, ni saben por cual calle se llega a lo de Gladys Giménez en el Barrio Saravia.

De un candidato único pasaron a tres y ahora a seis precandidaatos que no tienen más que buenas intenciones. Buenos ciudadanos sin ningún peso político salvo alguna honrosa excepción. Convencidos que es una cuestión de cantidad y no de calidad. estaría bueno saber desde ahora a cuantos precandidatos propondrán en la elección de 2020 ¿a doce?, ¿a 24?, ¿a 256?.

Pero además, los frenteamplistas de Colonia hacen política de lunes a viernes en horario de oficina, mientras los blancos saludan a la maestra en el cien aniversario de una escuela rural, un domingo a las diez de la mañana. Y así, sin verlos cara a cara, es imposible convencer a la gente que existe una alternativa diferente a lo qeu culturalmente están resignados.

Mientras tanto las calles se siguen sembrando de pozos, los vehículos rompen amortiguadores y las señoras se caen en bicicleta o se fracturan el tobillo porque nunca saben si el asfalto que pisaron ayer seguirá allí el día de hoy.

Y a nadie se le cae una idea de como cambiar esto.

Por eso, mientras el departamento se cae a pedazos, Zimmer puede seguir paseando por las coloniales calles de Olinda, bailar frevo por todo el estado de Pernambuco y mojarse los pies en las playas más peninsulares del continente.

Porque si algo ya saben los colonienses es que acá, en Colonia, ganan los blancos.

5 comentarios sobre “No importa, acá igual ganan los blancos

  1. Colega Gabriel Monteagudo una vez más estamos de acuerdo. Pero disiento en algo: no me importa a que partido pertenezcan los políticos, me importa que hagan las cosas por las quelos votan y que los instemos a ellos desde nuestros lugares escencialmente de ciudadanos y luego del de profesionales. Saludos.

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    1. Estimada amiga: es un forma válida de ver las cosas. Obviamente no creo en los políticos como «hacedores de decosas» sino como «hacedores de cosas con una visión del mundo». Por eso hay diferencias entre un político y un electrodoméstico, digamos (si ya sé que en algunos casos la diferencia no se nota). Más allá del chiste, para eso están las corrientes ideológicas y los partidos y dentro de ellas, los políticos. No es lo mismo un político de derechas que uno de izquierdas, para ponerlo en términos extremos y hacer claro el ejemplo. Ambos pueden prometer bajar la pobreza, pero las formas en que van a encarar ese objetivo será totalmente distinto. Coincido en que, como ciudadanos, debemos organizarnos para presionar al sistema pero no sólo para que haga lo que prometió: también para que cambie el rumbo o haga lo que no prometió pero es necesario. Abrazo.

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    1. estimado emilio quin….?. quisiera saber con quién hablo primero porque tengo por costumbre no responder anónimos. NO hay ninguna razón en esta democracia del siglo XXI que vivimos, para no presentarnos ante un debate.
      abrazo.
      gabriel monteagudo

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