Para lo que sirve la democracia.

G,M

Para comer. Para que nuestros hijos puedan estudiar. Para que nuestros viejos puedan vivir dignamente los últios años de su vida. Para poder trabajar y desarrollar al máximo nuestras potencialidades. 

Para eso es la democracia. 

Desde los griegos hasta acá, pasando por la Revolución Francesa, por Montesquieu y cientos de pensadores de distintas vertientes ideológicas, la democracia tiene que servir, básicamente, pera eso, para generar algo que sea lo más parecido a la máxima felicidad posible para sus ciudadanos.

De otra forma cabe preguntarse para que estamos aca si no es para ser felices.

Entonces, la democracia sirve para enaltecer el sentido de la vida del ser humano en sociedad, y la herramienta para lograr esos objetivos son los partidos que dirimen sus propuestas en una elección donde, a través del voto,  participan todos. Allí el voto de aquel pordiosero vale igual que el del más encumbrado millonario. El voto iguala hacia arriba, porque la suma de las voluntades ciudadanas, todas iguales y con el mismo valor,  debe dar como resultado la elección de  un gobierno que lleve felicidad a las mayorías.

Cuando eso no ocurre, cuando los que se beneficiaron no fueron una gran mayoría, estamos ante un gobierno que no fue un buen gobierno, ante una democracia débil,  y entonces esas grandes mayorías a la que se les promete la felicidad deberán buscar otro partido y otros representantes que sean consecuentes con los postulados del demos, es decir, del pueblo.

De eso se trata la elección de este domingo. Ni mas ni menos. Votar para elegir un gobernante que lleve felicidad a las grandes mayorías porque, como decía José Batlle y Ordoñez “los ricos no necesitan que el Estado se preocupe por ellos”:

Ese Estado democrático como instrumento del gobierno electo por las grandes mayorías, no puede permitir que en este país donde nos conocemos todos, haya niños que no tienen para comer y que su desarrollo neuronal en los primeros años de vida no sea el mejor porque el Estado no pudo llevarle un plato de comida a su mesa.

En un país de tres millones de habítantes tenemos ciento cincuenta mil niños, niñas y adolescentes pobres, una cifra que se ha mantenido en los últimos diez años y que registra Unicef. En ese ranking,  Uruguay ocupa el lugar 37 de 40 en cuanto a la tasa de pobreza infantil, que alcanza el 31,1% de esa población.

Está claro que la democracia no funcionó para ellos.

Si hay jubilados que ganan menos del salario mínimo y están por debajo de la línea de pobreza, está claro que la democracia no funciono para ellos.

Si sólo se beneficío del gobierno apenas el 1 por ciento mas rico de la población del pais, está claro que la democracia no funcionó para las grandes  mayorías.

Esa correntada inmensa de pueblo uruguayo, concurrirá este domingo una vez mas para manifestar su voluntad expresando su deseo de más democracia, pero reclamando a través del voto, el mínimo derecho a la pública felicidad.

Y el que resulte finalmente electo, tendrá que obedecer ese mandato.

Buenas votaciones para todos.