Detalles del saqueo a la redacción de EL ECO

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Diez páginas en blanco, incluyendo la información de tapa y contratapa. Ese es el tamaño de la información que la jueza María Alexandra Facal le escamoteó a los ciudadanos de esta parte del departamento de Colonia. Un verdadero latrocinio de los derechos de los ciudadanos en plena democracia, por parte de quien debe salvaguardar primero los derechos del ciudadano en lugar de anteponerlos a los intereses de corporaciones multinacionales.

Pero además de las computadoras, a las que tendrían que haber sacado solo el disco duro -que es donde se encuentrarían los programas en presunta infracción- se llevaron seis monitores, seis teclados, seis mouses, más un mouse viejo que andaba en la vuelta y una carcasa de CPU antigua que se usaba como apoyo de uno de los monitores. Si la carcasa hubiera tenido una planta, se la llevaban también porque la intención explicitada en el acto, era hacer daño.

Si eso no fue un verdadero atropello a um medio de prensa, que venga alguien experto en Derecho y lo explique. En los hechos, lo ocurrido el pasado miércoles en la redacción de EL Eco de Nueva  Palmira fue un claro intento de sacar de circulación un medio de prensa. Un saqueo que, al escuchar a los compañeros de Palmira, me hizo recordar a los saqueos que hacían las patotas de la dictadura cuando entraban a las casas de los secuestrados y arrasaban con lo que encontraban.

No hay otra explicación posible, a no ser que detrás de la decisión judicial, se encuentre un verdadero error conceptual de parte de la jueza, que haga impostergable su alejamiento de un cargo como el que ostenta. ¿Querrá esta jueza una prensa dócil?, ¿Qué intereses están detrás de su apresurada resolución en medio de la semana de carnaval?, ¿Fue una decisión de pura incompetencia, se cobraba alguna cuenta o le cobraba una cuenta a alquien más?, ¿Quién está detrás del Sr. Fernando Couto y porqué la jueza permite que dirija los procedimientos?

Recién el sábado pude, como periodista, hablar con los directores de EL ECO. Desde el miércoles la prioridad era que EL ECO estuviera en la calle, y entonces, el intercambio de diálogo Nueva Palmira- Carmelo se limitó a las notas que quedaban on line luego del saqueo judicial. Fue el sábado despues del mediodía, entre llamado y llamado de solidaridad, que pude enterarme de la expropiación lisa y llana de la totalidad de sus herramientas de trabajo.

Incluso pude conocer en detalle el episodio de cómo el Dr. Fernando Couto, denunciante y director del procedimiento, hizo borrar las fotos tomadas por una de las directoras de su precencia en el procedimiento. Algo que también quiso hacer pero no pudo en la redacción de EL ECO, aunque amenazó también con una demanda penal por sacarle fotografías. Algo raro, si verdaderametne representa a una Cámara que no es secreta ni se debería regir por las reglas de Alcohólicos Anónimos, donde todos evitan dar a conocer su identidad.

Pude saber además, que se llevaron una computadora que es utilizada para la contabilidad de la empresa, con el programa contable que hizo una empresa de Carmelo que fue diseñado para funcionar en linux como parte de la migración hacia el software libre que ya había iniciado la empresa en Carmelo. Al día de hoy, la empresa perdió sus registros comerciales en este vandálico episodio.

En resumen, el acto de la jueza Alexandra Facal resultó un claro intento de cerrar EL ECO. Porqué incautó las máquinas de Palmira cuando en realidad la ampliación de denuncia presentada siete dias antes por el denunciate Couto solo pedía una inspección en EL ECO de Carmelo -de dónde se fueron con las manos vacías- no tiene mucha más explicación que el hecho de provocar un daño.

Un daño cuasi irreparable al derecho del ciudadano a recibir libremente información de un medio de prensa. Un daño que la justicia deber reparar rápidamente.

En el antiguo Egipto, cuando alguien hacía algo que podía cambiar el STATUS QUO, era «borrado de la historia». Gran parte de la línea de faraones se ha perdido debido a que los templos y los bajorelieves fueron «borrados» a punta de cincel y martillo. Todo aquello que resultara amenazador para las jerarquías, debía y era borrado, era olvidado por todos, incluso se prohibían las palabras que hacían referencia a esos objetos, personas y sucesos.

En la Argentina, a partir del golpe de estado del 24 de marzo de 1976 que dio inicio al proceso de reorganización nacional, se quemaron un total de 1 millón y medio de libros: Uno de estos casos ocurrió bajo las órdenes de el general de división Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército con asiento en Córdoba, que ordenó una quema colectiva de libros, entre los que se hallaban obras de Proust, García Márquez, Cortázar, Neruda, Vargas Llosa, Saint-Exupéry, Galeano, etc. Dijo que lo hacía «a fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas… para que con este material no se siga engañando a nuestros hijos». (fuente: Wikipedia)

A santo de qué, o para complacer quién sabe a quién, la jueza de Carmelo parece repetir estos tristes capítulos de la historia.

PD: hay una queja formal planteada ante APU por el periodista Guillermo Pellegrino – corresponsal en Uruguay del diario Clarín- sobre el maltrato sufrido por él y su fotógrafo en oportunidad de una cobertura periodística que realizaron en Carmelo.

NdeR: en la audiencia judicial de este 4 de junio se cuestionó esta nota por parte de la Defensa del Dr. Fernando Couto. Espero, para publicar, con gusto, los argumentos que puedan haber ofendido al Dr. Couto, pero la crónica refleja lo que ocurrió ese día en la redacción de EL Eco de Palmira, y CArmelo, y no amerita, a mi juicio, correción alguna. Incluso el episodio con la cámara fotográfica que se cuestionó en la audiencia de conciliación, Couto pretendió impedir que le sacáramos fotos a él, como director del procedimiento,  y nos amenazó con demanda por ello. En ningún momento pretendimos sacar fotografías de los oficiales que se encontraban en el operativo.

Pero no nos quiebran

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Gabriel Monteagudo.

Realizar actividades de periodismo, involucra el ejercicio de un conjunto de derechos que van desde el derecho a la libertad de expresión, la libertad de prensa y el derecho a la información, pero además se incluyen los derechos al trabajo, a un salario y a la libertades laborales en una actividad profesional.

Parte de esas libertades fueron cercenadas a la población a la que llega EL ECO, por una resolución de la jueza Penal de Carmelo Dra. María Alexandra Facal.

Este miércoles, Facal cortó nuestro derecho al trabajo, nuestra libertad y nuestro deber para ejercer como medio de prensa, nuestro derecho a la libertad de expresión y sobre todo, cercenó el derecho de los lectores a recibir la información de EL ECO.

Sin ser erudito en Derecho, se puede decir que Facal le hizo una moña de campeonato, al menos a cuatro derechos constitucionales.

Cortando un proceso de negociación que se llevaba a acabo en su juzgado, y en dónde los directores de EL ECO habían reconocido el uso fuera de la nueva normativa, de una serie de programas que son herramientas necesarias para la edición del semanario, la jueza tomó una resolución, a todas luces disparatada: ordenó la requisa de las computadoras de EL ECO de Palmira que habían sido encontradas en falta en agosto, incluso algunas que eran particulares y no formaban parte de la inspección, y ordenó un allanamiento en la oficina del semanario en Carmelo.

Además, como bien lo presentó en el juzgado este jueves el abogado de EL ECO el Dr. Erramouspe, la jueza tomó una resolución que va más allá de lo que pidió el denunciante. En su afán de ser complaciente con quién denunciaba a EL ECO, la jueza Facal ordenó algo que el denunciante no había pedido, y se salteó la intimación que antes debía hacerse según la denuncia.

Vaya a saber porqué tanto apuro de la jueza para complacer una denuncia contra EL ECO. Tengo mi propia teoría, pero no es momento ahora de difundirla.

Además, toma la resolución al otro día de un feriado de carnaval, mitad de semana, cuando EL ECO está en pleno proceso de cierre para poder enviarlo a impresión y que el sábado esté donde los lectores. Dicho en criollo, si no tuvo la intención, lo hizo con una casualidad espeluznante para quebrarnos en el peor momento.

Como decíamos, EL ECO estaba en plena negociación, ya que el representante de esta Cámara Antipiratería, -que antes fue representantes de videocubles y funcionario del Ministerio del Interior- pretende cobrarle a EL ECO una suma de miles de dólares que es imposible de pagar y que es mucho más que lo que cuestan las licencias de los programas cuestionados.

Facal se saltó todo eso, dinamitó los escalones establecidos en el camino de la negociación y, directamente, nos dejó sin las herramientas de trabajo que permiten a un medio de comunicación gráfico, salir a la calle para cumplir con su tarea de informar al público en tiempo y forma.

La noche del miércoles, mientras recibíamos cientos de llamados solidarios de colegas – el hermano Carlos Peláez por allá, Elio García por acá- de representantes de instituciones del gremio -Apu, Opi, Cainfo- y de decenas de organismos públicos y privados, la desazón entre los integrantes de EL ECO era subsanada por estas muestras de cariño.

Y pese a todas las contrariedades, rasguñados, impotentes ante la injusticia, el equipo del semanario decidió salir igual a la calle este sábado, porque es un equipo de rebeldes, contestarios y porfiados a la hora de informar. Y porque hemos dedicado una vida a publicar noticias, sobre todo esas noticias que molestan a cierta gente poderosa en dinero pero pobre en hombría de bien, que anda por ahí en las sombras y que sin dudas, es a la que el poder de turno le hace los mandados.

Salimos a la calle para estar donde pertenecemos, que es junto a los lectores.

Porque somos respetuosos de la justicia, pero no vamos a permitir que una jueza se lleve puesto así nomás el derecho de la gente a estar informados.

Nos doblan si, pero no nos quiebran.

Amnesia de Zimmer

amnesia2Zimmer va al banco y se lleva en el bolsillo miles de euros que Europa envió a la intendencia. Su Secretario Privado, cobra casi 100 mil pesos de sueldo y acomodó a todos sus hijos en la intendencia, pero parece que no le alcanza y por eso usa  gratis la barométrica municipal. El jerarca de tránsito que tiene que fiscalizar los vehículos, pasó dos años debiendo la patente de su auto.

Eso es Zimmer.

A lo largo de estos años Zimmer ha sido eso y mucho más. Tal vez lo más evidente a los ojos del ciudadano común, han sido las calles destrozadas de todas las ciudades del departamento hasta dos meses antes de la elección. Cuatro años y medio de andar saltando de pozo en pozo por las calles del departamento,  y dos meses de obras.

Su gestión se desdibuja como el bleque electoral diluido con querosen que chorrea por las alcantarillas por estos días.

Zimmer ha sido la promesa incumplida de reactivación de Marcopell en Carmelo, la promesa incumplida de restauración de la plaza de Toros , la promesa incumplida de mejorar las políticas de tránsito y la promesa  incumplida de transparencia en la gestión municipal. Esa transparencia que, escasa en la gestión Moreira, reclamabamos los colonieneses allá por 2005.

A eso hay que sumarle el dato no menor de gestionar quebrantando la ley, falsificando documentos y desparramando patentes de Colonia por todo el país, en un negocio millonario para unos pocos sobre el que aún no tenemos respuesta.

A pocas semanas de la elección de mayo, el intendente de Colonia Walter Zimmer es un paria político: abandonado por el Partido Nacional que lo fondeó en las listas para que no saliera e  imposibilitado de presentarse nuevamente como candidato a intendente, Zimmer anda de radio en radio por todo el departamento, llorisqueando justificaciones para una gestión que se cae a pedazos. Lo último y más increíble fue lo que le dijo al colega Juan Prandi esta semana en FM Amanecer “hubo prensa que presionó para que yo vaya preso” dijo. Sin palabras.

Hasta los propios blancos quieren olvidarse rápidamente de Walter Zimmer. Moreira lo critica, Planchón lo critica y si bien Manitto ha tenido la deferencia de no criticarlo abiertamente, muchos de los dirigentes que acompañan a Manitto lo critican sin que les duelan prendas.

Por estas horas, Zimmer provoca una amnesia generalizada en el Partido Nacional de Colonia.

Sin embargo, quienes se presentan como la alternativa blanca para sucederlo, son los mismos que han acompañado a Zimmer durante todo su mandato.

Moreira y sus ediles acompañaron su gestión y no sólo la apoyaron, sino que sus hombres aún integran el gabinete de Zimmer. En la primera gestión del barbado intendente, los ediles de Moreira no le  votaron el presupuesto, Zimmer echó a los directores moreiristas que luego hicieron juicio, ganaron los juicios, ganaron millones de pesos y Zimmer tuvo que restituirlos. Perdió Colonia.

Tampoco Planchón es garantía de cambio de la política que el Partido Nacional ha realizado en Colonia del 85 para acá.

Planchón acompaño a Zimmer durante 10 años y antes a Moreira otros 10. Hizo política y creció a la sombra de ambas gestiones, las apoyó con el voto de sus ediles en la junta departamental y jamás se escuchó una autocrítica pública de su parte. Renegar figurativamente de la política, planteando como novedad la incorporación a su equipo de gente no vinculada a la política, es, al menos, una afrenta a la política.

Colonia es un departamento brillante que ha tenido gestiones municipales que no han cumpllido con las expectativas de la población y terminaron desluciendo al departamento.

Manitto es Zimmer, Zimmer es Moreira, Moreira es Planchón y Planchón es Moreira y Zimmer.

Nada nuevo bajo el sol.

Colorados se rebelan en Colonia

La rica historia del Partido Colorado recogerá sin dudas el gesto de rebeldía de un grupo de dirigentes de Colonia, que este jueves enfrentaron el poder arrollador de Vamos Uruguay y decidieron que era mejor morir con dignidad que vivir de rodillas.

Lo que pasó este jueves en la Convención departamental fue grave: un grupo de colorados votando para no presentar candidato así podían acordar con el Partido Nacional. Muy mal debe estar el partido colorado en Colonia para oficializar orgánicamente su fusión con el histórico partido que combatió José BBatlle y Ordóñez.

Un partido al que el batllismo combatió porque le impedía al país avanzar en ideas nuevas, esas que José Batlle y Ordoñez instrumentó para cambiar para siempre el Uruguay a partir de 1904. Basta leer los discursos de los nacionalistas de hoy para comprender rápidamente que poco difieren de los discursos de ayer, pero es increíble escuchar hoy el cambio que ha tenido el discurso colorado. Un partido que perdió el alma al abandonar desde hace muchos años sus concepciones batllistas de la sociedad. Un partido colorado al que el batllismo junto con el pueblo, los abandonó hace rato.

Con este panorama, no extraña entonces los acuerdos entre los partidos fundacionales. En este marco, el sector mayoritario del Partido Colorado quería abandonar su idea de llevar como candidato a quién había surgido de la elección interna, el diputado Daniel Bianchi, luego que éste decidiera aceptar el ofrecimiento de Moreira de incorporar dos colorados al Ejecutivo departamental en caso de resultar electo.

En el medio, estuvieron en consideración aunque no deberían, las cuestiones económicas que señalan que no hay nadie entre los colorados, dispuesto a gastar entre 10 o 20 mil dólares como mínimo para llevar adelante la campaña departamental (comités, militancia, publicidad, impresión de listas, etc.).

Pero lo peor de la convención del jueves no fue esto, grave en si mismo al bajar las banderas partidarias por un acuerdo con lo que hoy se transformó en “familia ideológica” al decir del ex presidente Julio Sanguinetti.

Pero peor que eso, es hacer lo que se hizo, que es intentar impedir mediante el abstencionismo en la votación de la mayoría de los convencionales presentes, que otro sector del Partido Colorado, que cree que el electorado colorado debe tener una opción para votar dentro del partido, presente su candidato a la intendencia.

Intentar impedir, como se hizo según las fuentes coloradas que consultamos el jueves ni bien terminó la convención, que un grupo de batllistas independientes presentaran un candidato para hacer de paraguas a quienes aún se resisten a abandonar el Partido Colorado, parece de una arbitrariedad anti democrática increíble.

No es raro. Vamos Uruguay se ha caracterizado por el caudillismo cuasi militar de su líder Pedro Bordaberry, a quién cada vez más le afloran vestigios del caldo ideológico-familiar en el que cocinó su espíritu.

Finalmente 20 convencionales colorados le doblaron el codo a la pretensión mayoritaria y votaron para que el Partido Colorado tenga un candidato propio a la intendencia de Colonia.

Es una pena para el aporte conceptual y el ejercicio de la política departamental, que el diputado coloniense Daniel Bianchi se haya puesto al mando de esta barca de Caronte, que cruza por el río solo a aquellos que llevan una moneda bajo la lengua.

Aunque esa parece la ley, es de agradecer para la democracia departamental, que todavía queden colorados dispuestos a vagar 100 años por la ribera del río, antes de entregarse a las imposiciones del barquero de Hades.