Entre este Moreira y aquel
Gabriel Monteagudo
Cuando Moreira asumió la intendencia de Colonia por primera vez en 1995, recibió cuatro millones de dólares en la caja que le dejó el doctor Mario Gayol, sucesor del trágicamente fallecido Juan Carlos Curbelo.
En ese momento, Moreira anunció que iba a hacer una auditoría para ver “cuál es el estado de salud financiero” de la comuna, y agregó que con esa auditoría pretende “detectar todos los fenómenos de omisión, de negligencia y muy especialmente la aparición de conductas con apartamiento de la ley. Seremos inflexibles, se trate de quien se trate”, prometió.
Con otras palabras hace unos días desde el Hotel El Mirador, pero con el mismo sentido, estamos ante lo que es la versión 2015 de Carlos Moreira.
Días antes de asumir en 1995, Moreira hizo un acuerdo con el Partido Colorado y por ende los colorados pondrian a Napoleón Gardiol como Director de Turismo, de la misma forma que ahora, ya blanco, Gardiol vuelve a ser importante en el gabinete 2015 de Moreira.
En aquel entonces Moreira hizo un acuerdo programático con los colorados para asegurarse gobernabilidad, igual que antes de la última elección hizo un acuerdo con el colorado Daniel Bianchi para asegurarse la intendencia 2015.
Del acuerdo, quedó excluido el entonces Encuentro Progresista.
Aquel Moreira anunció auditoría al ingresar a la intendencia en 1995 y el nuevo Moreira vuelve a anunciar auditoría veinte años después.
Moreira se afirmó en dos carmelitanos en su gabinete 1995: Gualberto Ercoli que fue su Director de Hacienda y el Prof. Hugo Dupré que fue su Director de Cultura. En su versión 2015, Moreira optó por el carmelitano Guillermo Rodríguez como su hombre fuerte y anunció el posible ingreso del también carmelitano Miguel Asqueta como el único sobreviviente político del zimmerismo en la estructura municipal.
Igual que lo fue en 1995, su Director de Higiene es el Ing. Luis Garat y también igual que en 1995, en su versión 2015, Moreira no conformó la totalidad del gabinete.
Como nota diferente, surgen los números: Gayol le dejó 4.206.000 dólares en caja, Zimmer un déficit acumulado de 493 millones de pesos. Gayol dejó un 19% de gastos de funcionamiento y un 34% de obras. Zimmer un 61% de los ingresos en pago de salarios y menos de un 30% de obras.
Otros nombres retoman rueda en el paisaje municipal. El Palmirense Néstor Bermúdez asumió el 15 de febrero de 1995 como edil departamental. Hoy asume como Director de Electrotécnia.
En aquel 1995 Moreira anunció que los vecinos de Colonia “se van a aburrir de verme recorriendo el departamento, porque es necesario escuchar con nuestro propios oídos y ver con nuestro propios ojos las necesidades de los vecinos”, dijo en aquel discurso, algo parecido a lo que el pasado viernes dijo al presentar su gabinete en el Hotel El Mirador.
Mirando el archivo de EL ECO de 1995, queda claro que la de Moreira no parece una nueva intendencia, sino una palingenesia de aquel gobierno, donde los mismos discursos se reeditan para el mismo cargo donde asume este nuevo intendente, que no es más que una versión reencarnada de aquel.
La intendencia de Colonia se reencuentra con caras y discursos que ya pasearon y se escucharon en sus pasillos. Nada nuevo aunque aparenta nuevo. Por eso, se parece mucho al lugar donde los sueños “se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables” (fragmento de Bienvenido Bob, de Juan Carlos Onetti).
El olvido del zimmerismo
Si para los blancos de Colonia el intendente Moreira es el sueño hecho realidad, en el mismo acto, para esos blancos Zimmer pasó a ser la distopía de un gobierno que ya todos olvidaron.
Cansados de dos gobiernos consecutivos de Moreira, los blancos y colorados -ya votando juntos- eligieron la promesa utopista de aquel médico barbado que habló de un gobierno totalmente distinto al que esas mismas huestes habían votado en dos oportunidades.
Diez años después, son esos mismos electores los que le dieron la espalda a Zimmer y el voto nuevamente a aquel que ya había cumplido sus dos mandatos. Los números electorales muestran que son los mismos que pusieron entonces sus esperanzas en este Zimmer que se va hoy, con un bajo nivel de aprobación de gestión y un espacio político prácticamente desaparecido.
Para los ciudadanos de Colonia que lo votaron, Zimmer no fue lo que quisieron que fuera. La Avenida Italia de Carmelo, la Avenida Rodó que no se hará, el asfalto amontonado en las calles como capas geológicas muy por encima del nivel de las veredas en todas las ciudades del departamento, la corrupción dentro de la intendencia, su procesamiento con prisión, los negocios con la patente y los oscuros manejos de Cooperación Internacional forman parte de los pedazos que quedaron de aquel sueño de 2005.
Pero como la desmemoria de los pueblos es una constante histórica, Zimmer probablemente no se fue, sino que está ahí, a la vuelta de la esquina electoral, esperando al igual que lo hizo Moreira, su tiempo de palingenesia y utopía.
* Una distopía o antiutopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma
* * Renacimiento o regeneración de un ser vivo después de la muerte real o aparente.