La cena de los idiotas

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Por Gabriel Monteagudo

Fue un genio el que pergeñó en la Intendencia la idea de llevar a Nueva Palmira al ministro de Viviendas la semana pasada.  El ideólogo de esta visita, realizada en otro marco, porque Beltrame venía al departamento para anunciar viviendas en Ferrando, se merece un aplauso. Con un par de llamados puso al ministro en el centro de un conflicto que genera preocupación en Nueva Palmira; además, no avisó oficialmente ni al Municipio ni a los vecinos ni a la dirigencia frenteamplista de la ciudad.  Con la escena preparada, el final no podía ser otro que el previsible: vecinos enojados desconformes con la propuesta, concejales y alcalde molestos por ser inconsultos y un ministro que intentó disparar en medio de la reunión. La foto de EL ECO del alcalde Andrés Passarino  deteniendo al ministro que se iba enojado, quedará para la historia. Atrás, la cara de “yo no fui” de Zimmer, no tiene desperdicio.

El episodio  hace acordar en muchos aspectos al motivo por el cual Pierre Brochant y sus amigos se reúnen cada miércoles (La cena de los idiotas. Obra de teatro del dramaturgo francés Francis Veber, estrenada en 1993).

Mientras autoridades de Nueva Palmira y jerarcas montevideanos se pelean y desgastan políticamente, la mano genial detrás de este suceso queda balconeando la escena; “mi amigo Pancho” le diría Zimmer horas después al fresco del aire acondicionado de la  sala de actos de la Intendencia cuando se complace en anunciar un convenio entre el MVOTMA y la Intendencia para construir 270 viviendas de realojos de Ferrando.

De Nueva Palmira nadie dijo ni una palabra.

Atrás quedaba la más absurda propuesta con viso de chantaje que gobierno alguno le hizo en el lugar a una población: aceptar la idea más idiota que se conoce, nacida al calor de cómodos sillones en oficinas de Montevideo,  a cambio de construir las viviendas que la gente de Nueva Palmira necesita.

Proponer crear una pileta de decantación en un bañado, a tres cuadras del centro, en un lugar que se desborda cuando crece el río y encima que verterá sus efluentes a la Dársena de Higueritas donde el mismo Estado se encuentra invirtiendo más de cuatro millones de dólares* es, sencillamente, una propuesta absolutamente idiota**.

Ningún vecino en su sano juicio puede no indignarse con semejante propuesta, cuando pasan los meses y  la inconclusa obra del PIAI en los barrios Asencio e Higueritas deja la materia fecal adueñándose de las cunetas por donde debería correr solo agua de lluvia.

Mientras los veinteneros de la política disfrutan recogiendo el rédito político de este insuceso por el que el gobierno nacional pagará un alto costo electoral, los vecinos de Nueva Palmira seguirán sin viviendas y chapoteando caca.

Las dos únicas cosas que verdaderamente son importantes y a las que nadie ha dado solución.

*Informe del MTOP sobre obra en la Dársena de Higueritas.

**Adj. Engreído sin fundamento para ello (RAE).