La victoria de los indignados

Sobre plebiscitos y apresuramientos.

firmas

Ganaron los indignados. Ganó el derecho al pataleo sobre la imposición improvisada. Sin importar cuantas firmas terminen juntándose al finalizar el plazo legal, y si alcanzaron o no las mínimas requeridas para un plebiscito, las quince mil firmas que se llevaban juntadas al cierre de esta edición representan un diecisiete por ciento del total de votantes que hubo en la última elección municipal.

No es poca cosa, si consideramos que son el triple de lo que sacó el Partido Colorado en Colonia o una vez y media los votos de la 3904 que lideraba el propio Carlos Moreira.

Para destacar en esta instancia -y que habla bien del ejercicio de la movilización popular frente a una injusticia decretada desde el poder político-, fue la organización espontánea de los vecinos, el rápido uso de las redes sociales junto a la prensa para comunicarse e informar de lo que ocurría, y la movilización por encima de los límites partidarios.

Una clara señal de que el calor del poder ya no es refugio para los acuerdos de cúpulas, ni para las decisiones que se toman sin sustento popular.

Llama la atención en esta movida, ver por primera vez a una parte del Frente Amplio apartado voluntariamente de una movilización ciudadana. A la hora de pasar raya, la autocrítica también deberá saltar por encima de las fronteras partidarias.

Si hay plebiscito, y por ende, hay que convocar a la población del departamento a las urnas, es muy probable que la ciudadanía termine votando para derogar el impuesto, algo en lo que todos los moreiristas coinciden “habrá que buscar otra forma de recaudar entonces” señalan resignados.

Desde los sectores que se movilizaron para conseguir las firmas, señalan a EL ECO que se debe volver al régimen anterior, es decir, que se cobre la Tasa de Alumbrado tal cual estaba en el Presupuesto Quinquenal “y la intendencia deberá buscar la forma de cobrarle a todos la Tasa de Alumbrado con la Contribución, como fue toda la vida” señalan.

En filas moreiristas, concuerdan en que el apresuramiento conque se hizo todo el trámite que terminó con la votación del 28 de diciembre, contribuyó al fogonear el enojo de la gente.

La no inclusión de Tarariras en la redacción del decreto -hasta hoy a los ciudadanos de Tarariras no se les cobra el impuesto-, y la inclusión de zonas del departamento de Soriano o áreas rurales, es una muestra del apuro conque se hizo todo. A la hora de aumentar los impuestos en el departamento, la rapidez en el cobro muestra voracidad fiscal, y por ende conspira contra la voluntad colaborativa del ciudadano.

Por otra parte, incluso los que firmaron para apoyar la derogación del Impuesto al Alumbrado Público están de acuerdo con la filosofía del impuesto y conque el alumbrado público es algo que debemos sostener entre todos. Lo que enojó a la gente fue esa forma improvisada, tosca y hasta displicente, de crear un impuesto en medio de las fiestas tradicionales, cobrarlo antes de que entrara en vigencia y encima con franjas que a muchos le resultaron excesivas.

Los ejemplos de consumos de noventa pesos a los que el mes pasado les vino incluidos trescientos pesos de este impuesto, y que publicamos en EL ECO, (cooperativas, jardines de infantes y clubes deportivos que perdieron el beneficio que tenían), hablan por si mismos de la desprolijidad de la imposición votada por la Junta Departamental.

En las últimas horas, la reflexión más sensata salió del riñón mismo del moreirismo. El diputado Edmundo Roselli le dijo a los colegas de Radio Carmelo que la gente no soporta más impuestos y que la intendencia “debería haber avisado” como iba a cobrar “ese famoso impuesto”. Roselli, que señaló que fue alejado por el propio Moreira del manejo de la intendencia, dijo que no considera que el movimiento que busca juntar firmas sea político (NdeR: algo que Moreira ha destacado ante cada micrófono que se le cruza por estas horas) y que, sin dudas lo más importante, “la gente tiene derecho y libertad para expresarse. Estamos en democracia y no tengo derecho a enojarme por lo que la gente diga” señaló, dando vía libre a una posición de respeto a la expresión popular.

Este pueblo en ebullición, que se movilizó pese al letargo canicular, envió una señal clara al sistema político, y que pasa por encima de los resultados finales que emanen del conteo de firmas, o de si la Corte Electoral aprobará luego la realización del plebiscito si las firmas superan las veintiún mil cuatrocientas.

Como político experto, Moreira deberá tomar nota de que las mejores decisiones para su gobierno, no son aquellas que se toman entre cuatro paredes, sino aquellas que se discuten con las ventanas de los despachos abiertas y ventiladas a la reflexión de la gente.

FIN.