Lo ideológico sobre lo científico

Selección Natural. El que sobrevive sobrevive y el que muere, mala suerte. 

Selección natural. No era posible esperar menos de la más dura ortodoxia conservadora del pensamiento político uruguayo que es el herrerismo.

A través de la selección natural, Charles Darwin, aquel investigador que anduvo por las costas de Punta Gorda acá en Colonia, señaló que los individuos mejor adaptados a una determinada condición o situación sobreviven y transmiten esta característica a su descendencia. La evolución biológica es el proceso que explica las transformaciones de los seres vivos a través de los tiempos.

Así, el herrerismo aplicó su más dura doctrina ideológica en la política sanitaria llevada adelante, donde lo ideológico estuvo y está  claramente sobre lo científico.

Es lo que está pasando hoy donde se muere gente que no se tenía que morir si la política de vacunación hubiera sido diferente, y si la utilización de los recursos existentes en el Sistema Nacional Integrado de Salud hubiera sido diferente, mucha de la gente que se murió no se hubiera muerto. Lo que ocurre hoy, ocurre por eso, y porque el gobierno se resistió a utilizar la economía para evitar que la gente se movilice, y la gente tuvo que salir a buscar el pan de cada día, exponiéndose a un riesgo innecesario.

A contrapelo de lo que hicieron la mayoría de los países del mundo, este gobierno de Luis Lacalle fue más ortodoxo que los propios ortodoxos que en el mundo recomendaron endeudarse para evitar el colapso social que significa esta pandemia.

Luis Lacalle se puso incluso, a la derecha del Fondo Monetario Internacional, organismo acostumbrado a recomendar ajustes si los hay, pero que ante esta pandemia mundial salió a decirle a los  gobiernos que había préstamos para subsidiar las áreas más sensibles de la economía.

La apuesta del gobierno es vacunar al 70 por ciento de la población para generar la famosa “inmunidad de rebaño” y así evitar poner un peso de subsidios. En el entremedio la gente muere.

Ciudadanos normales que hasta ayer conversaban con sus seres queridos, fueron internados y a las horas fallecieron por Covid 19. Enfermeros, personal de salud como el conductor de ambulancia que el pasado fin de semana falleció trasladando gente infestada a los sanatorios y al que sus compañeros despidieron con el sonido de cientos de sirenas.

Hay miles de personas esperando que se los agende. Sin embargo, como no hay vacunas para vacunar a todos, no hay más remedio que esperar.

Al día de hoy no se han vacunado el 30% de los integrantes de la cartera de Defensa, la mitad (49%) de los funcionarios del Ministerio del Interior y el 39% de  la plantilla docente.

Los brotes que hubo de Covid 19 entre los efectivos policiales de la Zona 3, que integra Carmelo, Nueva Palmira, Ombúes de Lavalle y Conchillas, se produjeron en la fecha en que los funcionarios tenían que tener inoculada la segunda dosis de la Pfizer, pero la mayoría de los infectados no estaban vacunados con la primera dosis.

Hay gente de Palmira que tuvo que ir a vacunarse a Juan Lacaze porque los agendaron allí. ¿Cuántos quedaron sin vacunarse porque no pudieron hacer un viaje tan largo, ya sea por temor o porque no tenían vehículo o dinero para pagar el pasaje?

¿Por Qué la intendencia no pidió vacunatorio en las catorce localidades y llevó su policlínica móvil para vacunar en los lugares más alejados en lugar de dar pasajes y generar más movilidad en el transporte público?

Lo único que se puede concluir es que el intendente Carlos Moreira sigue la línea política enviada desde el gobierno central, es decir, la línea ortodoxa donde se privilegia la darwiniana teoría de la Selección Natural, sobre las políticas sanitarias y económicas que beneficien a los que menos tienen y deben salir a buscar su sustento.

Lo político prevalece sobre lo científico y peor aún, lo económico prevalece sobre las recomendaciones científicas.

La gente se muere, y el gobierno pudo haber evitado muchas de esas muertes.

Es la única verdad.

G.M