GM
Basta mirar los números de la votación del Frente Amplio de Colonia a lo largo del período posterior a la dictadura, para darse cuenta que la votación que tuvo el pasado domingo 27 no es parte de un proceso de acumulación, sino de dos hechos puntuales y concretos.

Uno: la irrupción del Encuentro Progresista Frente Amplio que puso a TAbaré Vázquez y a Rodolfo Nin como la fórmula más votada en 1999 pero que no pudieron llegar al gobierno al imponerse por primera vez el balotage, creado por blancos y colorados para poder juntarse y evitar, aunque sólo por cinco años más, la llegada de la izquierda al gobierno en 2004.
Eso provocó que en Colonia el novel Encuentro Progresista llegará a los trece y quince mil votos, de los ocho mil y pocos que obtenía el Frente Amplio desde la salida de la dictadura cívico-militar.
El otro hecho que generó el salto de los trece a los treinta mil votos ocurrió en 2005, como consecuencia de la crisis del 2002 y la debacle colorada.
Los colorados habían obtenido treinta mil votos en la elección de 2000 y bajaron a seis mil en la elección siguiente de 2005.
Allí, una gran parte de los votos colorados, dos tercios aproximadamente, se fueron al Partido Nacional que pasó de un piso histórico de treinta a más de cuarenta mil votos, piso este que aún conserva, y el otro tercio fue al Frente Amplio.
Por eso el Frente Amplio se puso en carrera en el departamento de Colonia.
Desde entonces, la pelea por el poder de Colonia se dirime entre el Partido Nacional que oscila entre los cuarenta y dos a los cuarenta y siete mil votos, y el Frente Amplio que oscila entre los 27 y los treinta y dos mil.
Una teoría equivocada.
Durante la campaña que terminó el domingo 27 de setiembre el candidato mayoritario del Frente Amplio dijo varias veces “si no es esta es la otra, porque esto es un proceso de acumulación”. Siguiendo la misma idea, colocó en las redes sociales la imagen de un gusano que pasa a crisálida y luego a mariposa, sosteniendo que los procesos llevan tiempo pero que son irreversibles.
Jorge Mota se equivoca, y si el Frente Amplio espera que la victoria electoral por la intendencia de Colonia le llegue del cielo como un chaparrón producto de una acumulación de gotas a través de los años, es mejor que se siente a esperar y deje el paraguas en el rincón.
No es real que el Frente Amplio “si no fue ésta será la próxima” porque la acumulación no existe en Colonia y, salvo que suceda una catástrofe que provoque un cisma en el Partido Nacional, el Frente Amplio no llegará nunca por ese goteo histórico, al gobierno departamental.
Así, esperando el derrame electoral a partir de la inercia de la acumulación, podrá ver ganar al Partido Nacional o al que sea, elección tras elección.
Además de una catástrofe política blanca, deberá ocurrir que esos dos tercios colorados que se fueron a filas blancas, no retornen al Partido Colorado y éste vuelva a disputar el poder en Colonia.
Porque al final de cuentas, las campañas políticas no son para esperar la victoria acumulada por un goteo inevitable sino que son una lucha de ideas, una lucha agonal, donde se busca provocar la derrota del rival electoral a partir de un planteo inteligente de propuestas, discurso, movilización e ideas.
Para que gane el Frente Amplio en Colonia no se necesita el goteo de la acumulación histórica sino un proceso aluvional, una oportuna y precipitada llegada de votantes buscando refugio en una forma diferente de hacer política.
Entonces, ¿es imposible que gane el Frente Amplio en Colonia, y que algún dia se cambie todo aquello que se critica del estilo de gestión del Partido Nacional?
Sí, se puede. Jorge Mota es el primer candidato a la intendencia del Frente Amplio que tiene un capital propio porque es uno de los primeros, sino el primero, al que la gente conoce desde antes de la elección. Por su trabajo de médico deportólogo es conocido desde antes en todo el departamento. Una excelente persona que bien podría gestionar con solvencia la intendencia de Colonia, pero que se equivoca por tres veces seguidas ya, en el discurso y la estrategia de campaña.
Perder no es una opción.
En una contienda electoral, perder no es una opción. No se puede hacer una campaña diciendo que se va a perder, o que si se pierde no importa, o que si no es esta es la próxima, porque la gente quiere apostar a un ganador, no a alguien que ya desde el arranque dice que puede perder.
Y si algo es seguro, es que la victoria no se logra cerrando un acto de campaña con la consigna «Más diversidad es más democracia», algo que generó la cuasi indignación de dirigentes y militantes al pie del estrado..
Si Jorge Mota quiere repetir, bienvenido, pero tendrá que cambiar la estrategia y redefinir el discurso, y sino deberá dejar que otro tome la bandera y la lleve adelante.
Por otra parte, hay que fortalecer una dirigencia de segunda línea, que abra la cancha y que aporte diversidad, puntos de vista contrapuestos y debate de ideas. El Frente Amplio de Colonia se ha caracterizado por aplastar con el mazo a quién asoma la cabeza de la fila. La elección trajo potenciales líderes, nuevos unos y jóvenes otros, a los que, si no quiere seguir votando igual, deberá hacerles un lugar en esa cosas misteriosa y cerrada que es su Mesa Política.
Unidad, militancia, organización y trabajo en la calle necesita el Frente Amplio de Colonia, menos Facebook, memes de Whatsapp, fotos y mensajes de Instagram, y más caminatas en calles sin cuneta.
Porque todavía hay caminos sin asfalto para transitar en todo el departamento, y cuatro años capaz que alcanzan para recorrerlos a todos.
Si la gente no percibe que de verdad quieren llegar al gobierno para hacer algo por ellos, seguirá votando al que le trae una chapa, un bloque o que le tapa el pozo de la calle.
Porque si los que quieren llegar no hacen eso, ¿para que van a cambiar el voto?