Gabriel Monteagudo
Me habían llegado versiones que en la cárcel, Zimmer destrató al diputado coloniense Mario Perrachón. El legislador fue a Piedra de los Indios la semana pasada, acompañando al Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario Alvaro Garcé, quien todos los años realiza una recorrida por las cárceles de todo el país.
Para la visita a Colonia habitualmente invita a los diputados del departamento, pero, quién sabe por que razón, sólo Mario Perrachón lo acompaña cada año.
Le pregunté a Perrachón si existió ese incidente, pero el legislador fue muy diplomático en su respuesta “me trata como siempre que sale algo que no le gusta” dijo. Hacía referencia a las consideraciones políticas que sobre la situación institucional de Colonia, Perrachón realizó días atrás en varios medios departamentales.
Lo que Perrachón no me dijo, es que es el estilo de Zimmer, cuando aparecen consideraciones políticas que no le gustan, pasar varios meses sin saludarlo como dictan las normas de cortesía cuando dos personas se cruzan en una actividad.
Me enteré después por otra persona, que, parado en el marco de la puerta que lleva a su dormitorio temporal, Zimmer le había lanzado “decile a tu amigo que no duermo en sommier, que es un colchón común nomás”.
Así como cuando tuve que aclarar cuando dijo que tenía “algo personal” con él -algo imposible sencillamente porque nunca tuve una relación personal y directa ni indirecta con el intendente-, es bueno aclarar ahora que no tengo ninguna amistad con el diputado Mario Perrachón, al que conozco solo desde la campaña electoral previa y hemos mantenido contacto profesional por su tarea como legislador.
Lo que ocurre es otra cosa. Zimmmer montó una férrea estructura de medios alineados desde su Secretaría de Prensa, pero fundamentalmente desde la experiencia y conocimiento del ambiente periodístico, que aportan hombres que vienen del palo como Martín Cabrera, y la estrategia de utilizar la televisión con un programa a cargo de Guillermo Lussich, hombre que sabe ubicarse en las intendencias del interior para hacer programas que ofician como voceros de las intendencias.
Lo hemos dicho otras veces: la soledad conque los dueños de medios dejan a los trabajadores de prensa en el departamento, ya sea pagando salarios de hambre o con las ventas de espacios por precios irrisorios, hace que los trabajadores terminen cediendo a la oferta del ingreso seguro que significa la oferta de publicidad de la intendencia.
Publicidad en general que se factura a nombre de empresas unipersonales que deben hacer los periodistas, o de contratos de animaciones, locución, etc, etc, etc.
Es muy difícil entonces, que desde la prensa surjan voces que cuenten realmente lo que pasa en la Intendencia de Colonia, única en la historia política del país con un intendente preso.
En estos días me comentan amigos de la capital departamental “tienen que tener más presencia en Colonia del Sacramento porque las publicaciones de acá no ponen nada de lo que pasa”. Algo similar nos han dicho en la zona Este del departamento.
En definitiva, la población del departamento tiene avidez por encontrar información seria e independiente de la intendencia, porque descubrió que hay medios que no les cuentan todo lo que ocurre, ni todo lo que saben, porque tienen fuertes compromisos publicitarios o de negocios con la comuna.
Hay excepciones, por supuesto y es muy fácil descubrirlas. Son los colegas y medios que no tienen páginas, ni minutos de aire llenos de avisos que dicen “Colonia Mueve”.
Y la gente del departamento tiene bien claro quienes son.
Por eso, el destrato de Zimmer hacia quienes piensan diferente, hacia quienes confrontan ideas con él, ese estilo violentista hacia quienes lo critican y esa opción de transformarlos en enemigos, es parte de un proceso de deterioro institucional progresivo que viene sufriendo el gobierno departamental.
Parte de un estilo que, como ciudadanos, deberíamos vigilar que no vuelva a repetirse.