La victimización del espanto

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El caso de la prisión del intendente Walter Zimmer tiene ribetes demenciales y habla de cómo, una vez que la justicia trata a los poderosos como iguales, el resto del sistema institucional que le reclama diariamente igualdad a la justicia, se encarga de establecer diferencias.

 

A ver: no está mal ir a visitar a un amigo en la cárcel y no está mal opinar que la prisión del intendente es injusta. Lo que está mal es ir con las cámaras de televisión y señalar a la justicia como injusta porque mandó preso a uno de los suyos.

 

El caso más patético y vergonzoso es sin dudas el del ministro Eleuterio Fernández Huidobro. Incluso el Presidente José Mujica metió la pata al declarar que no hubo dolo cuando si uno se toma el trabajo de dar una vuelta por la página de la Real Academia Española, se señala justamente todo lo contrario (1)

 

Pero tal vez lo más grave desde el punto de vista institucional sea la actuación de la Corte Electoral y de su dependencia en Colonia la Junta Electoral. En esta última aseguran que no les llegó ninguna notificación desde Montevideo y por lo tanto, no tienen objeción en que Zimmer integre las listas ni que no se le suspenda la ciudadanía. En la Corte Electoral no se hacen declaraciones y reiterados llamados Ministro Wilfredo Penco, nos devolvieron un absoluto y prolongado silencio.

 

La suma de razonamientos lógicos señala que, si la Corte Electoral no le suspendió la ciudadanía, si pudo encabezar cuatro de las listas que presenta el Partido Nacional en Colonia y si, además, Zimmer podrá volver a ejercer su cargo cuando termine su reclusión, no es un disparate pensar que el 1 de julio el intendente preso podrá salir a ejercer su derecho al sufragio.

 

Como me comentaba un abogado amigo “en la historia de ejercicio de la profesión, más de veinte años, jamás vi un solo preso que integrara listas o que le vayan permitir ir a votar” y medio en broma, medio en serio, me decía que el caso sienta jurisprudencia “para reclamar igualdad con todos los presos, esto es, todos pueden dar conferencia de prensa al salir del juzgado procesados, todos deben salir sin esposas acompañados de un jerarca policial y todos pueden tener celulares en la cárcel”.

 

Es que, con el criterio adoptado por la Corte Electoral, al menos hasta ahora y por omisión, el caso Zimmer lograría algo inédito en la historia de las cárceles del país, y es que todos los presos que están sin condena -el mismo caso del intendente- tendrán derecho votar en las próximas elecciones. Algo así como el ochenta por ciento de los uruguayos que conforman el sistema carcelario.

 

La pregunta del millón es si los llevarán a votar a los circuitos que les corresponden, los dejarán salir o instalarán circuitos de votación en todas las cárceles del país.

 

Sin dudas, cualquiera de estas hipótesis, que no por espantosas se parecen ya a una tesis, de acuerdo a la serie de hechos constatables que dan por tierra cualquier suposición, tiene aspectos demenciales que se escapan por completo al marco legal establecido por la jueza Virginia Ginares en su dictamen de procesamiento del intendente Walter Zimmer.

 

La justicia, tan vapuleada siempre por los ciudadanos, termina siendo la villana cuando actúa como en este caso, aplicando un manto de igualdad a aquellos que, pese a los discursos, se victimizan para enviar un mensaje claro y fuerte.

 

En ese mensaje dicen sin tapujos que ellos son más iguales que el resto de los uruguayos, y por lo tanto, merecen un trato diferente.

 

Dolo.

(1) Engaño, fraude, simulación.

2. m. Der. Voluntad deliberada de cometer un delito a sabiendas de su ilicitud.

3. m. Der. En los actos jurídicos, voluntad maliciosa de engañar a alguien o de incumplir una obligación

Der. El que concurre en el autor de un delito que no pretende cometerlo directamente, aunque ha considerado su posibilidad como resultado de su acción.

 

Periodismo y dependencia

Los periodistas que tiene en sus programas avisos permanentes de la intendencia, prolongados en el tiempo, reciben en realidad un sueldo encubierto de la comuna.

Si necesitan ese dinero para sobrevivir, la pauta publicitaria los condiciona. Si no lo necesitan, son funcionales a la política de la intendencia y desvían sus opiniones en favor de quienes pautan el aviso. En ambos casos el que pierde es el público.

Esa es y ha sido mi opinión a través de los años sobre el vínculo que establece la pauta publicitaria permanente de la intendencia con los periodistas del departamento, y que se agravó en los últimos años con una política fuertemente intervencionista por parte de la intendencia en los medios de comunicación.

Ni hablar, si además los periodistas reciben vales de combustible y otras prebendas que las intendencias acostumbran a realizar para tener voces genuflexas en los medios de comunicación.

Me consta que esta postura provocó la reacción inmediata de algunos colegas que se sintieron aludidos, pero es mi opinión firme y sincera sobre algo que ocurre en el ejercicio cotidiano del periodismo departamental y que hace que los periodistas terminen siendo cuasi empleados municipales.

No lamento al que le caiga el sayo, porque a lo largo de los años he podido ver colegas que hacen de colegas y en realidad son empleados de las intendencias y entonces como colegas disfrazados, engañan todos los días al público que los escucha, los lee o los mira por televisión.

Aquí, la prisión de Zimmer puso en evidencia el periodismo alineado y la crisis del periodismo departamental por dos motivos: primero porque se despliega una serie de eufemismos para decir que el departamento de Colonia tiene un intendente tras las rejas. De ellas “privado de su libertad ambulatoria”, o “momentáneamente detenido” son las más graciosas que he escuchado.

Son los que promueven la marcha en caravana cuando la justicia determine el fin de la prisión preventiva, señalando la “injusticia” de la prisión del intendente, con la misma vehemencia que aplauden la prisión preventiva de un ladrón de gallinas o señalan con el dedo a un menor infractor.

En segundo lugar porque por estas horas algo peor: ya ni siquiera le preguntan a los entrevistados políticos por su opinión sobre la política municipal para evitar que alguien mencione a Zimmer, sino que directamente censuran la opinión del entrevistado cuando éste pretende hablar políticamente sobre lo que pasa en la intendencia , violando sin prurito alguno el más básico derecho del entrevistado a la libertad de expresión.

En 1983, la UNESCO aprueba el Código Internacional de Ética Periodística, estableciendo que el ejercicio de la libertad de prensa e información “…estará tanto mejor salvaguardado si, con un esfuerzo serio de voluntad, el personal de prensa y de la información, cualquiera que sea el modo de expresión del que se sirva, no deja nunca que se debilite el sentimiento de la propia responsabilidad y se percata, cada vez más profundamente, de la obligación moral que le incumbe de ser sincero y de aspirar a la verdad en la exposición, la explicación y la interpretación de los hechos”.

Es lo menos que podemos hacer por el público al que informamos diariamente.

Generación arrasada

Apenas vuele sobre el llanto
por mi lengua riendo llegaré a tus manos.
Elástico al sol subiré enorme
acorralando en la noche
el día de vientos afilados.
Niños heridos
palomas de hambre
amordazan mis besos
sacuden mis risas y te alejan
para que muerda la vida y no me canse la muerte.
(ESPUMAS DE LUZ Y SOMBRA: MURALLÓN DE VIDA. Poema de Miguel Ángel Bustos)

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-245454-2014-05-04.html

El estilo bravucón y el deterioro institucional

 

Gabriel Monteagudo

 

Me habían llegado versiones que en la cárcel, Zimmer destrató al diputado coloniense Mario Perrachón. El legislador fue a Piedra de los Indios la semana pasada, acompañando al Comisionado Parlamentario para el Sistema Penitenciario Alvaro Garcé, quien todos los años realiza una recorrida por las cárceles de todo el país.

 

Para la visita a Colonia habitualmente invita a los diputados del departamento, pero, quién sabe por que razón, sólo Mario Perrachón lo acompaña cada año.

 

Le pregunté a Perrachón si existió ese incidente, pero el legislador fue muy diplomático en su respuesta “me trata como siempre que sale algo que no le gusta” dijo. Hacía referencia a las consideraciones políticas que sobre la situación institucional de Colonia, Perrachón realizó días atrás en varios medios departamentales.

 

Lo que Perrachón no me dijo, es que es el estilo de Zimmer, cuando aparecen consideraciones políticas que no le gustan, pasar varios meses sin saludarlo como dictan las normas de cortesía cuando dos personas se cruzan en una actividad.

 

Me enteré después por otra persona, que, parado en el marco de la puerta que lleva a su dormitorio temporal, Zimmer le había lanzado “decile a tu amigo que no duermo en sommier, que es un colchón común nomás”.

 

Así como cuando tuve que aclarar cuando dijo que tenía “algo personal” con él -algo imposible sencillamente porque nunca tuve una relación personal y directa ni indirecta con el intendente-, es bueno aclarar ahora que no tengo ninguna amistad con el diputado Mario Perrachón, al que conozco solo desde la campaña electoral previa y hemos mantenido contacto profesional por su tarea como legislador.

 

Lo que ocurre es otra cosa. Zimmmer montó una férrea estructura de medios alineados desde su Secretaría de Prensa, pero fundamentalmente desde la experiencia y conocimiento del ambiente periodístico, que aportan hombres que vienen del palo como Martín Cabrera, y la estrategia de utilizar la televisión con un programa a cargo de Guillermo Lussich, hombre que sabe ubicarse en las intendencias del interior para hacer programas que ofician como voceros de las intendencias.

 

Lo hemos dicho otras veces: la soledad conque los dueños de medios dejan a los trabajadores de prensa en el departamento, ya sea pagando salarios de hambre o con las ventas de espacios por precios irrisorios, hace que los trabajadores terminen cediendo a la oferta del ingreso seguro que significa la oferta de publicidad de la intendencia.

 

Publicidad en general que se factura a nombre de empresas unipersonales que deben hacer los periodistas, o de contratos de animaciones, locución, etc, etc, etc.

 

Es muy difícil entonces, que desde la prensa surjan voces que cuenten realmente lo que pasa en la Intendencia de Colonia, única en la historia política del país con un intendente preso.

 

En estos días me comentan amigos de la capital departamental “tienen que tener más presencia en Colonia del Sacramento porque las publicaciones de acá no ponen nada de lo que pasa”. Algo similar nos han dicho en la zona Este del departamento.

 

En definitiva, la población del departamento tiene avidez por encontrar información seria e independiente de la intendencia, porque descubrió que hay medios que no les cuentan todo lo que ocurre, ni todo lo que saben, porque tienen fuertes compromisos publicitarios o de negocios con la comuna.

Hay excepciones, por supuesto y es muy fácil descubrirlas. Son los colegas y medios que no tienen páginas, ni minutos de aire llenos de avisos que dicen “Colonia Mueve”.

 

Y la gente del departamento tiene bien claro quienes son.

 

Por eso, el destrato de Zimmer hacia quienes piensan diferente, hacia quienes confrontan ideas con él, ese estilo violentista hacia quienes lo critican y esa opción de transformarlos en enemigos, es parte de un proceso de deterioro institucional progresivo que viene sufriendo el gobierno departamental.

Parte de un estilo que, como ciudadanos, deberíamos vigilar que no vuelva a repetirse.

Moreira es Zimmer

Las 2.423 boletas truchas del ex intendente

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Gabriel Monteagudo

Richard Cáceres y Alfredo Martínez. Póngalo en el orden que quiera pero ellos, por diferentes razones, son los únicos precandidatos del Partido Nacional en Colonia que no estuvieron cogobernando en el Ejecutivo de los dos gobiernos del intendente Walter Zimmer.

No se trata de una propaganda de ambos candidatos, sino de destacar un hecho de la realidad en momentos en que el senador Carlos Moreira aparece como el inevitable próximo intendente.

Con un un zimmerismo en crisis y un Planchón desdibujado en la interna, el microclima blanco de Colonia proyecta al senador como un aparentemente claro ganador, que pretende mostrarse como diferente a quién hoy guarda prisión preventiva.

Si bien hacer futurología en política es arriesgado, de cara a la próxima elección interna los moreiristas utilizan el boca a boca como una poderosa arma de propaganda que apela a la memoria emotiva de mejor forma que cualquier jingle. Incluso en el mano a mano, la frase que aventura a Moreira como el próximo intendente circula más allá de los blancos, “Moreira es intendente seguro” me han comentado frenteamplistas y colorados.

Moreira parece inevitable.

No hay nadie que se anime a apostar contra el hoy senador en la próxima elección para intendente. Pero más insólito aún es que en el run run popular, se habla del precandidato como un hombre que aplicará una política diferente a la del barbado hoy intendente en prisión.

Y no hay nada más alejado de la realidad. Moreira es Zimmer como Zimmer es Moreira y pese a los desencuentros, a lo largo de los años el senador mantuvo directores en el Ejecutivo de Zimmer y acompañó con el voto de sus ediles todas las decisiones importantes que se tomaron desde el Ejecutivo.

Se pelearon, sí, escandalosa y apasionadamente como acostumbran a hacer los blancos.

Zimmer fue director de Acción Social en la segunda intendencia de Carlos Moreira. Luego de una pelea por mayor protagonismo, se fue de esa dirección para hacer campaña y ganarle la interna, presentándose como un candidato diferente al entonces intendente. Una vez en el poder, Zimmer echó a todos los directores y jerarcas de Moreira que salieron corriendo para el Tribunal de lo Contencioso Administrativo a presentar juicios a la intendencia, juicios por los que cobrarían suculentas sumas de dinero para volver meses más tarde al cargo del que fueron despedidos.

Mario Leiva que aún sigue en la Dirección de Tránsito, Guillermo Rodríguez, Luis Garat, Eduardo Helbling, son ejemplo de algunos de los jerarcas que siguen con Zimmer unos-  y cobraron cifras de muchos ceros- otros, dinero   que terminó pagando el pueblo de Colonia. Son cargos que Moreira reclamó y tiene en el equipo de gobierno municipal, en ese esquema de reparto donde hacen que se pelean para obtener mayores porciones de poder.

Pero además Carlos Moreira tuvo sus propios escándalos y con otro Poder Judicial, el entonces intendente y varios de sus jerarcas zafaron de la millonaria tercerización de servicios que hacían desde la intendencia, en favor del dueño de una empresa que era activo militante de su lista.

El ex convencional de la lista 904 Gustavo Suárez, propietario de la florería San Cayetano, y la ex secretaria de la junta local de Juan Lacaze Alicia Espinosa fueron enviados a prisión por “un delito continuado de estafa en concurrencia fuera de la reiteración con un delito continuado de falsificación de documento privado”, en tanto que a la entonces ex secretaria de la Junta Local de Juan Lacaze se le tipificó “un delito continuado de peculado, en concurrencia fuera de la reiteración con un delito de falsificación de documento privado en calidad de autoría y coautoría respectivamente”, el 1º de setiembre del año 1999.

Nueve días después renunciaría a su cargo en forma “indeclinable” el ex director de Hacienda de Moreira, el Cr. Gualberto Ercoli, quien no detectó un total de 2.423 facturas truchas por un monto de 2.476.990,92 pesos y un faltante de caja de $ 599.532,46 de entonces.

Moreira es tan Zimmer, como Zimmer es tan Moreira. Dos caras de una misma moneda a las que la mayoría blanca de Colonia les da la posibilidad de enroque ad eternum.

Un enroque al que parece que todos los colonienses estamos destinados.

El preso V.I.P de Piedra de los Indios no entendió nada

¿Soportará la Justicia la presión de Zimmer preso?

Gabriel Monteagudo

La cárcel de Piedra de los Indios se ha convertido en una oficina de la Intendencia de Colonia. Tras el procesamiento con prisión del intendente Walter Zimmer y del director de Hacienda José María Aunchaín, el pequeño apartamento en el que ambos conviven tras el procesamiento de la Justicia, se ha convertido en una extensión de la oficina de la Intendencia.

Zimmer no es un preso común y por lo tanto, a los ojos del Instituto de Rehabilitación y de la clase política, es tratado como tal. Tanto uno como otro parecen burlarse del dictamen de la jueza, que estableció claramente el concepto de igualdad de trato y su equiparación a un ciudadano común, en la sentencia de ambos jerarcas. Los dirigentes del zimmerismo concurren a diario a Piedra de los Indios a recibir instrucciones del intendente. El servicio penitenciario le permite eso y mucho más. Sin pautas de días ni de horarios, como tiene un recluso común, Zimmer atiende a blancos y viejos compañeros del MLN todos los días, habla por teléfono con la prensa y esta semana recibió, entre otros, a un equipo de la revista Caras y Caretas.

Las declaraciones del Ministro de Defensa Eleuterio Fernández Huidobro a la salida su visita a Zimmer,  delatan que a medida que entra en edad se le escapa el raciocinio «la jueza cometió Abuso de Funciones» declaró. Pero lo fuerte no fueron las pavadas que dijo sino el mensaje que emite desde la cámara. Si eso no es presión a un poder independiente, no sé que es.

Zimmer no esconde su trato preferencial. No está sufriendo su estadía en el centro penitenciario, sino que se lo toma como “unas vacaciones”, dijo a El Observador esta semana.

Yo pensaba tomarme un descanso en Turismo, con mi señora, pero lo cambio por este descanso un poco distinto. Es un Turismo especial”, dijo entre risas. Más que el estado de ánimo del jerarca, sus declaraciones demuestran que Zimmer no comprende la realidad por la que fue tras las rejas. Aseguró desconocer por qué se encuentra preso, e insistió en que la jueza Virginia Ginares “se equivocó feo en su decisión” de procesarlo, le dijo a ese matutino.

Zimmer es un preso V.I.P en Piedra de los Indios, pese al dictamen de la Justicia de tratarlo como un ciudadano común. Desde la Intendencia aseguran que tanto él como el contador José Ma. Aunchaín “están permanentemente hablando con los jerarcas y dan órdenes de funcionamiento a diario”, señalan. “En los hechos Piedra de los Indios funciona como una oficina del Ejecutivo”, comentaba a EL ECO un funcionario que conoce lo que ocurre.

Tras decir que está preso por una “decisión grosera” de la Justicia, la última frase de la nota de El Observador no deja lugar a dudas de que Zimmer no comprende su estado. “Yo sé quién soy yo, y la gente sabe quién es Zimmer”, concluyó, con su habitual estilo bravucón.

¿Soportará la Justicia la presión que se hace desde el sistema político y desde algunos medios para dejar en libertad al intendente?

Por otra parte, la realidad de los últimos días dejó en evidente off side a Zimmer y al Partido Nacional. Tras la renuncia de Calloia al confirmarse su procesamiento y la renuncia al cargo de Lorenzo al conocerse el pedido de la Fiscalía, está claro que la permanencia de Zimmer en el sillón de General Flores tiene las horas contadas. El paso al costado de los dirigentes frenteamplistas tiene un componente ético que le hace bien a la política y que Zimmer y sus correligionarios blancos y amigos emeelenianos se niegan a ver.

Algunos apuntes: La jueza de los Santos entendió que como consecuencia del aval a Cosmo, hubo un abuso de funciones que mereció el procesamiento de Lorenzo y Calloia. Además, aclara específicamente que no hubo ningún tipo de beneficio personal directo ni a través de terceros. En estos casos me parece muy digna la posición de Lorenzo al no apelar, en una actitud de “metí la pata y me la banco”, y de la misma forma me pareció digno que renunciara al Ministerio inmediatamente y fuera a la Justicia como un ciudadano más. Hasta ahora, eso a Zimmer le queda grandísimo, solo para poner un ejemplo.

Las manifestaciones en la puerta, las marchas con banderas, etc. me parecen una payasada absolutamente fuera de lugar del Frente Amplio. La política es agonal, esto es agonía por el poder. En la agonía de esa batalla de ideas y acción hay heridos, muertos, sobrevivientes. Lorenzo y Calloia no son sobrevivientes, y por lo tanto, después del fallo judicial, harían bien, además, en alejarse de la política partidaria.

Le hacen bien al sistema institucional porque la política debe darle señales claras a la gente. Declaraciones como las de Valenti o las de Michelini cuestionando los fallos de la Justicia son fuera de lugar. Por eso estoy convencido de que Zimmer debe renunciar.

Su actitud de aferrarse al sillón municipal le hace mal a la política y es malo para la formación diaria de República que hacemos todos.

Que un jerarca procesado con prisión siga aferrado a la última coma del pie de imprenta de la Constitución para sostenerse en el cargo es sencillamente lamentable. Hasta ahora, más allá de los vericuetos jurídicos que le puedan buscar para lograr efectos en la opinión pública, sigo sosteniendo que hay un principio ético que señala que es mejor para la República que los tres se mantengan lejos de la política.

A juzgar por sus declaraciones a la prensa, Zimmer parece que aún no entendió nada.

La política y los iguales diferentes

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Los propietarios que se las vieron en figurillas para vender su vehículo porque encontraron adulterada la documentación de empadronamiento en Colonia, seguramente piensen diferente al Presidente de la República declarando ayer que “no hubo mala fe” en la política de patentes por la que el intendente de Colonia Walter Zimmer terminó tras las rejas.

Las declaraciones presidenciales se suman por estas horas a las apreciaciones increíbles que muchos de los fanáticos zimmeristas escribieron durante estas horas en los muros de Facebook “muchos se pudieron comprar su autito 0 km con lo que hizo Zimmer” y otros disparates por el estilo.

La contadora a la que le hicieron figurar sueldos de 1000 euros y nunca le pagaron tampoco coincidirá mucho con el Presidente que debería explicar donde están los sesenta mil euros de Cooperación Internacional que Zimmer se llevó para su casa entre la primera y segunda gestión, mientras su esposa seguía al frente de esta dependencia. O las matrículas usadas por los gestores en forma irregular, o las extrañas sociedades que se formaron para gestionar los empadronamientos. Entre otros mamarrachos de la gestión que hicieron a la jueza determinar su procesamiento con prisión.

Pero al igual que todos los ciudadanos del país, que estamos acostumbrados a los disparates verbales del Presidente, los colonienses estamos acostumbrados a las pechereadas bravuconas del intendente municipal.

Pero hay un punto específico que me preocupa y que quería dejar anotado en la maraña de datos que surgieron tras el procesamiento de la justicia.

En su fallo la jueza Virginia Ginares dejó clara la igualdad de todos los ciudadanos de la República como rasero de la Justicia “esta resolución no implica más que someter a enjuiciamiento a dos habitantes de la República que por mandato constitucional son iguales al resto de las personas ante la Ley y ante los Tribunales” (Punto 1 Considerandos, del fallo de la jueza).

En este sentido, los abogados de vasta experiencia que fueron consultados durante este fin de semana no dudaron en coincidir en que un plazo de treinta días para resolver una apelación que aún no fue presentada por los abogados defensores de Zimmer “en condiciones normales ese plazo no existe en Penal” afirman por lo que “una apelación demora entre cuatro a ocho meses”.

Esto es en condiciones normales y según reivindicó en su fallo la Dra. Ginares al establecer la igualdad como ciudadanos de los jerarcas procesados.

Sin embargo el sistema político no piensa lo mismo, y tanto la presencia de los intendentes a los que Zimmer abusó al piratearles patentes, como el Presidente de la República al ir a visitarlo, ponen una presión adicional sobre la justicia que se da de narices con el enunciado de igualdad que proclama la Justicia.

Es una presión evidente.

Y en ese sentido va la resolución de la Junta Departamental que , en un acto de futurología digna de Anaclara, establece un interinato de treinta días al frente de la intendencia porque aseguran que en ese plazo, lograrán que el Tribunal de Apelaciones revea el fallo contra el intendente.

Cualquier abogado que se consulte asegura que en condiciones normales, una decisión del Tribunal de Apelaciones en casos penales demora de cuatro a ocho meses.

La política mete la cola sin mostrar ninguna vergüenza, para que sus iguales no sean tan iguales, a los iguales que trata la Justicia.

No hay olvido

del gran Pablo.

Si me preguntáis en dónde he estado

debo decir «Sucede».
Debo de hablar del suelo que oscurecen las piedras,
del río que durando se destruye:
no sé sino las cosas que los pájaros pierden,
el mar dejado atrás, o mi hermana llorando.
Por qué tantas regiones, por qué un día
se junta con un día? Por qué una negra noche
se acumula en la boca? Por qué muertos?

Si me preguntáis de dónde vengo tengo que conversar con
cosas rotas,
con utensilios demasiado amargos,
con grandes bestias a menudo podridas
y con mi acongojado corazón.

No son recuerdos los que se han cruzado
ni es la paloma amarillenta que duerme en el olvido,
sino caras con lágrimas,
dedos en la garganta,
y lo que se desploma de las hojas:
la oscuridad de un día transcurrido,
de un día alimentado con nuestra triste sangre.

He aquí violetas, golondrinas,
todo cuanto nos gusta y aparece
en las dulces tarjetas de larga cola
por donde se pasean el tiempo y la dulzura.
Pero no penetremos más allá de esos dientes,
no mordamos las cáscaras que el silencio acumula,
porque no sé qué contestar:
hay tantos muertos,
y tantos malecones que el sol rojo partía,
y tantas cabezas que golpean los buques,
y tantas manos que han encerrado besos,
y tantas cosas que quiero olvidar.

No importa, acá igual ganan los blancos

Gabriel Monteagudo

Mientras el departamento se cae a pedazos y la lluvia termina con lo que queda del asfaltado urbano, el intendente de Colonia Dr. Walter Zimmer pasea por el Estado de Pernambuco, allí donde el sur continental forma la punta que más se adentra en el océano atlántico.

A más de tres mil kilómetros de Colonia, Zimmer, su compañera y el ex periodista Martín Cabrera, firman acuerdos para llevar la orquesta municipal a Olinda a cambio de traer un grupo de frevo, ese ritmo que se baila en Pernambuco.

No se trata de una chicana, sino de una panorámica de la realidad del representante de un partido que es capaz de avasallar las urnas de votos en la elección, pero luego es incapaz de gestionar un departamento como Colonia. A esta altura la gestión de Zimmer no solo es deplorable sino además vergonzosa.

Además de tener un intendente con un pedido de procesamiento por parte de la justicia, en los últimos días las redes sociales muestran quejas -ya no de carmelitanos o palmirenses protestando por el estado de las calles-, sino de ciudadanos de la conservadorísima Colonia Valdense y hasta de los propios colonienses de Colonia del Sacramento, que se manifiestan hartos de una gestión incapaz de mantener en buen estado las vías de tránsito, incapaz de gestionar con eficiencia la recolección de residuos domiciliarios o el funcionamiento de una dirección tan importante como la de Tránsito, incapaz de elaborar un plan para los barracones de Montes del Plata y hasta incapaz de mantener el Barrio Histórico, verdadero tesoro del menguado turismo que llega al departamento.

Mientras las ciudades se caen a pedazos, Zimmer organiza paseos familiares con la excusa de la firma de tratados de hermanamientos que luego le permiten ir de paseo y disfrutar de vacaciones con el dinero del pueblo.

Pero llegan las elecciones y la formidable maquinaria electoral que ha montado el Partido Nacional en Colonia en forma ininterrumpida del año 1985 para acá, rejunta votos de cada rincón del departamento y arrasa en la elección. Así pasó y así pasará en los comicios departamentales de 2015 porque allí, en las urnas colonienses, el triunfo de los blancos es inevitable.

A esa maquinaria electoral que ya no le interesa gestionar la cosa publica sino conservar el poder, no hay quien le haga sombra porque además, el Partido Nacional tiene la suerte de tener una oposición que no solo es incapaz de montar una estructura departamental capaz de disputarle el poder en el territorio, sino que trabaja para perder cada vez por mayor diferencia de votos.

A la falta de propuestas ¿conocen los colonienses alguna propuesta concreta que los pueda beneficiar si votan a colorados o frenteamplistas?, se suma la falta de estrategia. Mientras que el Partido Colorado coloniense va a la fusión y mimetización total con el Partido Nacional -vean sino a Sergio Bertón anunciando que será candidato a alcalde por los blancos en Tarariras-, en el Frente Amplio hacen fuerza para no ganar y en lugar de seleccionar un candidato sólido, apuntalarlo y formarlo recorriendo el departamento durante el período, terminan haciendo siempre lo mismo y optan por inventar candidatos tres meses antes de la elección.

Candidatos que son muy buenas personas pero que son ilustres desconocidos para la población y que no saben donde queda el boliche de Debenedetti en Colonia Arrúe. Candidatos que no aprietan fuerte cuando dan la mano, ni saben por cual calle se llega a lo de Gladys Giménez en el Barrio Saravia.

De un candidato único pasaron a tres y ahora a seis precandidaatos que no tienen más que buenas intenciones. Buenos ciudadanos sin ningún peso político salvo alguna honrosa excepción. Convencidos que es una cuestión de cantidad y no de calidad. estaría bueno saber desde ahora a cuantos precandidatos propondrán en la elección de 2020 ¿a doce?, ¿a 24?, ¿a 256?.

Pero además, los frenteamplistas de Colonia hacen política de lunes a viernes en horario de oficina, mientras los blancos saludan a la maestra en el cien aniversario de una escuela rural, un domingo a las diez de la mañana. Y así, sin verlos cara a cara, es imposible convencer a la gente que existe una alternativa diferente a lo qeu culturalmente están resignados.

Mientras tanto las calles se siguen sembrando de pozos, los vehículos rompen amortiguadores y las señoras se caen en bicicleta o se fracturan el tobillo porque nunca saben si el asfalto que pisaron ayer seguirá allí el día de hoy.

Y a nadie se le cae una idea de como cambiar esto.

Por eso, mientras el departamento se cae a pedazos, Zimmer puede seguir paseando por las coloniales calles de Olinda, bailar frevo por todo el estado de Pernambuco y mojarse los pies en las playas más peninsulares del continente.

Porque si algo ya saben los colonienses es que acá, en Colonia, ganan los blancos.

El Espacio de la Memoria

Peré y Méndez y todos los carmelitanos que faltan

Ramón Peré era de Carmelo y fue el “primer mártir de la dictadura”. Era un joven militante comunista, estudiante de Veterinaria y militante de la FEUU, fue muerto de un disparo “por la espalda” durante la Huelga General convocada en protesta por el golpe de Estado el 6 de julio de 1973.

El joven Peré era oriundo de Agraciada y se había casado con una carmelitana, Alicia Jaime. Quienes lo recuerdan, cuentan que vivían en Mortalena y Tomás Nuñez y tuvieron una panadería cerca del puerto. En el año 69 nació Nancy, su primera hija y se fueron a Montevideo, según contó a EL ECO la misma Nancy Peré.

Peré repartía volantes en la vía pública con un compañero, hasta que fueron vistos por dos efectivos del Ejército. Los jóvenes corrieron y uno de los efectivos hizo fuego “desde corta distancia”. Les dispararon por la espalda y una de las balas alcanzó a Peré y le produjo la muerte.

La indagatoria judicial determinó el procesamiento con prisión del coronel (r) Tranquilino Machado, autor del disparo mortal. El juez Penal de 3º Turno, Rubén Saravia, que llegó también a Carmelo cuando Carlos Colmenero renunció a su cargo -ahora en Montevideo-, dispuso su enjuiciamiento como autor de un delito de “homicidio muy especialmente agravado”, por cuanto la muerte se produjo “por motivos fútiles, frívolos, irracionales, ilógicos, absurdos, existiendo en principio una gran desproporción entre el motivo y la acción de matar”.

Pero tampoco hay que olvidar a Victorio Oscar “El Ñato” Méndez Vidal, quien trabajó en el Varadero, y fue detenido primero en 1971, secuestrado en el Batallón de Mercedes en plena democracia, y luego el 11 de enero de 1974, detenido y llevado al Penal de Libertad, donde fallece el 29 de abril de 1978 de un cáncer de páncreas, probablemente por los golpes recibidos en la tortura, ya que el páncreas era uno de los lugares favoritos para golpear de los torturadores.

El espacio de la Memoria

Ellos son dos ejemplos claros y directos de cómo actuaron los militares sobre la sociedad civil y sobre los inocentes. Pero también hay que tener en cuenta que Carmelo fue una de las ciudades del Interior del país que más sufrió en sus ciudadanos la dictadura militar, y en este mismo día de recuerdo a “Chiquito” sería bueno establecer ese sector de la Plaza Independencia donde se colocó el busto al heladero de Carmelo, como un Espacio de la Memoria para recordar a todos los carmelitanos que sufrieron la cárcel de la dictadura, los que siguen vivos y salieron adelante, pero especialmente a aquellos que murieron jóvenes como consecuencia de la tortura acumulada en su cuerpo. Vaya entonces desde EL ECO esta propuesta y nuestro recuerdo también a Emilio “El Vasco” Alhers, Julio Gavilán, Milka Alberti, Gustavo Pisciottano, Juan Cabrera, J. L. Pittamiglio Olmedo y Dardo de Rosa, fallecido recientemente en Canelones, donde se había establecido.