Boletas pagadas por la Intendencia se usaron para justificar dinero enviado desde Europa

Se conocen más irregularidades en el pedido de procesamiento al intendente

Gabriel Monteagudo

Imagine que cobra dos veces la misma boleta. Qué disparate, eso no se puede hacer, diría usted, estimado lector, ante el planteo de presentar dos veces la misma boleta para justificar un gasto en la empresa en la que trabaja.

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No es tan disparatado, teniendo en cuenta que la Intendencia de Colonia usa las mismas boletas para justificar varios gastos. Esto es lo que pudo corroborar EL ECO, tras obtener esta semana varios documentos que muestran irregularidades que se encuentran a estudio ante la Justicia.

Según la documentación a la que tuvo acceso EL ECO, la misma forma parte de un gran expediente donde aparecen boletas de todo tipo para justificar ante Cooperación Internacional el dinero enviado para el proyecto Escuelas Seguras. Tickets de pasajes y boletas con llamadas de teléfono que nada tienen que ver con el programa también están siendo investigados.

De acuerdo a los documentos, la Intendencia presentó como justificación de gasto al programa Escuelas Seguras, una boleta por ochenta mil ochocientos veinte pesos que ya había sido incluida dentro de la rendición de Cuentas 2008 como un gasto para la Dirección de Tránsito.

Aunque parezca increíble, esta constatación dio punta para que la Justicia profundice la investigación sobre los aportes enviados a Cooperación Internacional por organismos europeos, a una repartición que maneja directamente la pareja del intendente Zimmer.

 

El pago

Según la Orden de Pago 4222 del año 2008, la Intendencia hizo efectivo el pago de ochenta mil ochocientos veinte pesos por el gasto de útiles de oficina para la Dirección de Tránsito. El pago se hizo efectivo por Tesorería de la Junta Local de Nueva Helvecia a través de la extensión del cheque 56754036, según se puede ver agregado a mano en el documento. Bajo el rubro PROVEDURÍA, la Dirección de Tránsito realizó dos compras de $ 65.960 y 14.860 respectivamente.

Ese gasto, cuya boleta fue paga por la Intendencia con dinero de la propia Intendencia, y así asentado en la Rendición de Cuentas, aparece más tarde, bajo la misma boleta, presentada en el detalle de gastos de dinero realizado por el proyecto Escuelas Seguras, dinero enviado por la comunidad europea para los proyectos de Cooperación internacional que maneja Maren Greissing.

 

Seguro que cobro

De acuerdo a la información de la propia página web de la Intendencia, el proyecto R14-A1-06 “Escuelas Seguras” (Promoción de buenas prácticas en convivencia escolar a nivel local) duró doce meses y tuvo como beneficiarios directos a 300 estudiantes, 10 docentes, así como aproximadamente 40 referentes de los niños y niñas en cada ciudad socia. En el mismo participaron las escuelas 37 y 90 de Colonia, según informó la misma Intendencia. Se calcula que para este proyecto, la Intendencia de Colonia recibió de la comunidad internacional la suma de 203.792 euros, de un total de 326.021. El resto se repartió entre las otras comunidades de Latinoamérica que intervinieron en este proyecto.

 

Dos veces la misma boleta

En el ojo de la Justicia, que tiene ya pedido el procesamiento del intendente por parte de la fiscal Darviña Viera, se encuentra la documentación que la Intendencia de Colonia presentó para justificar en qué gastó miles de euros que la comunidad internacional envió para diferentes programas de fortalecimiento democrático.

La única explicación que surge de este caso puntual que hoy presenta EL ECO, es que la Intendencia utilizó boletas de gastos realizados fechados en 2008 para justificar el dinero recibido. En este caso, usaron una boleta de un gasto que ya había sido pagado por la misma Intendencia con dinero propio. Esa boleta está en el paquete que compone la Rendición de Cuentas 2008, justificando el gasto de dinero que hizo la Intendencia con el dinero que recauda. Pero además, la boleta aparece en cooperación internacional, lo que parece indicar que la misma fue utilizada dos veces, una vez para justificar el gasto con dinero de la Intendencia, y otra vez para justificar dinero enviado por la comunidad europea.

Según pudimos saber, la Justicia tiene el ojo puesto en otras boletas presentadas, desde pasajes de ómnibus hasta facturas de teléfono, que no tendrían ninguna relación con el proyecto Escuela Segura, pero que fueron utilizadas para justificar gastos del dinero enviado desde Europa.

Un intendente en suspenso

Por Gabriel Monteagudo

El chiste que circula en la web dice que existe el intendente electo, el intendente en ejercicio y el intendente interino, pero que los colonienses inventamos una categoría nueva: el intendente en suspenso.

La broma tiene algo de verdad, ya que mientras la Suprema Corte de Justicia decide si es o no inconstitucional el Artículo 162 de la Constitución de la República que habla del Abuso de Funciones, es con este cargo que la fiscal Darviña Viera pidió el procesamiento del intendente Walter Zimmer, los colonienses tenemos un intendente que está en una especie de limbo jurídico, a la espera de su sentencia. Zimmer ya no es un ciudadano común, no está procesado, pero permanece imputado.

Lo cierto es que en el peor de los escenarios, esto es si la Suprema Corte de Justicia dice que este artículo no es inconstitucional para este caso, los colonienses tendremos un intendente que cesará inmediatamente en su cargo tras el procesamiento. Y aunque es sin prisión, no podrá seguir ejerciendo el cargo y el mismo deberá ser asumido por el segundo en la lista.

¿Habría acaso mejor oportunidad para que su suplente, Ricardo Planchón, hiciera desde el sillón municipal la próxima campaña para ser efectivamente electo como el nuevo intendente 2015-2010?

En la lista siguen el carmelitano Miguel Asqueta y la también carmelitana Mariela Zubizarreta.

Desde el entorno del intendente minimizan el tema, se ríen y dicen que la Suprema Corte va a dilatar su decisión hasta que Zimmer termine el mandato. Luego lo procesaría, sin que sufra las consecuencias políticas.

No sería raro. Hemos dicho una y miles de veces que Zimmer utiliza la amistad con la línea de tupamaros en el gobierno, y con el propio Presidente de la República, para formar un escudo protector e intimidar al brazo de la ley.

Por su displicencia para con la ley y los procesos administrativos, Zimmer debería estar procesado hace rato y en este número se puede ver una serie de documentos donde mostramos algo de eso (ver nota aparte).

La maniobra del abogado defensor no es más que eso, una finta legal para alargar el asunto y postergar lo inevitable, ya que nadie duda de que sin el envío del expediente a la Suprema Corte de Justicia, nuestro intendente estaría procesado hace varias semanas.

Y los colonienses, que somos mansos, permitimos que un intendente en suspenso siga gastando el dinero de los contribuyentes, permitimos que utilice sumas escandalosas para solucionar su incompetencia en la gestión de la basura y aún más, dejamos que fraccione todo el departamento en un negocio millonario que escapa a la imaginación del ciudadano común.

Mientras el oficialismo minimiza el tema y siguen dedicados a sus peleas internas de cara a la próxima elección, Zimmer sigue gobernando como si tal cosa, cuando, como mínimo, debería apartarse del cargo tomando una larga licencia hasta que la Suprema Corte de Justicia lo saque del limbo jurídico en el que se encuentra.

Mientras tanto, los colonienses vemos cómo el gobierno municipal inventa una nueva categoría de funcionario público para mantenerse en el poder: un intendente en suspenso.

 

Carmelo escondió al fundador de la Triple A

Creador de la patota asesina en Argentina vivió cuatro años en Carmelo

Por Gabriel Monteagudo

El creador de la Triple A, el grupo de extrema derecha que en la década del 70 secuestró y ejecutó a más de dos mil jóvenes argentinos, vivió en Carmelo y tuvo su refugio en el apartamento del Liceo I David Bonjour. Horacio Salvador Paino organizó por orden de López Rega un grupo comando que secuestraba en las universidades a jóvenes con ideas de izquierda, los asesinaba y los enterraba en los bosques de Ezeiza.
Aquí la dictadura militar le permitió ocultarse durante dos años en el Liceo de Carmelo, donde era común verlo caminar entre los estudiantes. Antes, también durante dos años, estuvo alojado en el Hotel de Walter Meyer.
Es una característica innata de los carmelitanos, que en general es una bendición, y otras pocas, un castigo: somos de abrir la puerta de nuestra casa a quien llegue a la ciudad, invitarlos a comer y hacerlos parte de nuestra familia sin tener idea quién es, o de dónde viene el agasajado.

La historia

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El recuerdo de esa historia, que nos hace el profesor retirado Walter Meyer, forma parte de esa característica carmelitana. Meyer recuerda que en el año 1979 vino con su familia a Carmelo procedente de Nueva Helvecia, “fue el año que nos vinimos de Nueva Helvecia para acá y pusimos el hotel ahí en calle Uruguay. Un día vamos a Nueva Helvecia y cuando volvimos Haydée Freire, que era la encargada, nos dijo que había llegado un señor argentino y que lo instaló en una de las habitaciones”, cuenta.

“Al otro día lo vimos”, señala; “un tipo alto, elegante, parecía de esos militares nazis, de unos cincuenta años, canoso, bien peinado, siempre bien vestido, corbata o golilla, saco azul, pantalón gris, zapatos negros, bien educado, con unos conocimientos de historia y política muy vastos. Se fue quedando y luego contrató una habitación por mes, le gustaba mucho el casino y se pasaba horas haciendo cábalas y después iba a probarlas. Tenía dinero, de dónde lo sacaba no sé, pero tenía, porque acá no hacía nada”, cuenta.
Desde Tacuarembó, en octubre de 1978, había llegado a Carmelo como secretaria del Liceo Sofía Ferreira. Al poco tiempo, llega también a alquilar una habitación del Hotel de Meyer, y “como era gente que estaba todo el día ahí, tuvimos una relación fluida, almorzaban con nosotros, conversaban, jugaban con las nenas, etc.”.

Con dos balas me alcanza
Un día, Paino le muestra a Meyer un revolver 22 y lo invita a tirar. “Vamos para el lado de Camacho, cuando era todo virgen, pusimos un blanco y estuvimos tirando un rato largo. Cada veinte disparos yo pegaba uno en el blanco, él pegaba los veinte en el mismo lugar, se ve que era un tirador experto”, señala.
Paino les contó que había estado en la Triple A, en Argentina, y que había sido uno de los organizadores, junto con López Rega. Era de los pesados. “No sé cuál fue el problema que tuvo en Argentina, pero algo pasó y se vino para acá; llamaba a Buenos Aires todas las semanas, acá habrá estado unos nueve meses, cuando yo vi que era un tipo pesado, lo eché”.
Pero antes que Meyer lo expulsara del Hotel, un día Paino lo sorprende con el pedido de que le guarde el revólver: “Tiene dos balas (le dijo), con esas dos balas me alcanza para hacer lo que tengo que hacer en Buenos Aires”. “Lo guardé en el ropero y ahí quedó hasta que después se lo entregué a la policía”, dijo Meyer.

Falso secuestro

Meyer todavía vivía en el hotel, corría el año 1979 y ya se habían puesto de novios con Sofía Ferreira, en mayo de 1980 concretarían su casamiento y un año después, luego que Meyer echara a Paino del hotel, pasarían a vivir en el apartamento del Liceo Dr. David Bonjor. “Un día se va a Montevideo, a los dos o tres días llaman de un hotel que por favor si lo podían ir a buscar porque lo habían secuestrado y estaba muy lastimado. Yo ya venía viendo cosas raras en él y por lo tanto no fuimos, pero un vendedor ambulante que se alojaba allí fue a buscarlo y lo trajo en la Onda. De noche llega quejándose, cuenta que iba en la calle caminando y lo secuestran y lo golpean, y nos muestra marcas de quemaduras de cigarrillos en el pecho. Llamamos al médico, vino el Dr. Alberto Badaracco, lo revisó y luego me sacó aparte y me dijo que esas marcas eran viejas y que eran todas mentiras que estuviera golpeado”, cuenta.

Pasaron los días y una mañana –él se levantaba como a las ocho y ya su novia le tenía preparado el desayuno- “me llaman porque eran como las diez y no aparecía, entro en la habitación que estaba vacía y sobre la cama había una carta en donde decía que lo habían ido a buscar de madrugada porque había fallecido la madre. Era raro, porque se fue callado la boca y él jamás había mencionado familiares”. Vuelve a los dos o tres días y viene la policía y lo lleva detenido. “El comisario Maldonado me dice que era un tipo de alto vuelo, lo pasan a Piedra de los Indios y lo tienen como un mes, eso fue a fines de 1979, principios de 1980”.

Interpol y los sicarios
Mientras Paino está preso, el comisario de Carmelo llega al hotel de Meyer con dos hombres de traje, de particular, “me dice que son oficiales de Interpol y me explica que Paino es un hombre de alto vuelo y que por ese supuesto viaje a Buenos Aires Interpol tiene miedo que venga un grupo de sicarios a matarlo aquí. Así que tuvimos dos días un par de agentes de Interpol sentados y durmiendo en los sillones de mi casa, haciendo guardia” cuenta Meyer.
Cuando Paino vuelve de su estadía en la cárcel, cuenta, “lo encaré, le di la plata para el pasaje, le apronté sus valijas y lo acompañé hasta la Onda, ‘no lo quiero un segundo más acá, usted nos ha causado muchos problemas y yo tengo que cuidar a mis hijas pequeñas’, le dije. Así que ahí lo dejé”, cuenta Meyer. Así terminó su estadía en el hotel.

En el hotel de Meyer no tuvieron más noticias de Horacio Salvador Paino y de quien en mayo de 1980 pasara a ser su segunda esposa (la primera falleció en Buenos Aires unos años antes mientras él estuvo detenido) “no supimos más nada de él. Su novia se fue de casa, supe que se fueron a vivir al Liceo, en el apartamento atrás al fondo del Liceo 1. Ahí estuvieron hasta que le hacen una nota en la revista Gente, ahí se toma conciencia de quién era y de ahí los rajaron, vivieron en lo del Hugo Clark en 19 de Abril y 25 de Mayo y después sé que se fueron a Montevideo” señala.

Mientras vivieron en el Liceo, en plena dictadura militar en Uruguay y Argentina, Paino fue citado a declarar al consulado argentino en Montevideo. El telegrama fue enviado al mismísimo Liceo y aparece en su libro (ver facsímil en esta nota).
Según las fechas que pudo establecer EL ECO, Horacio Salvador Paino, el temible organizador de la Triple A, y junto con esa patota autor de muchos de los dos mil asesinatos de jóvenes argentinos, vivió en el apartamento del Liceo 1 de Carmelo entre 1981 y 1983, cuando se fueron a vivir a Montevideo. Ambos ya tenían un hijo.

De puño y letra.
El escritor uruguayo Mario Benedetti, el cantor argentino Jorge Cafrune y cientos de artistas fueron amenazados y tuvieron que irse de Argentina por las amenazas de muerte de la Triple A.
En 1984 desde Montevideo, Horacio Salvador Paino consigue a la Editorial Platense para escribir sus memorias, que serán impresas en Sao Paulo, Brasil. El libro, al que accedió EL ECO, cuenta cómo durante el gobierno de Perón, a partir de 1973, ingresó a trabajar en el Ministerio de Bienestar Social argentino, convocado por el mismísimo López Rega y cómo organiza la patota de asesinos que en ocho grupos, cada uno liderado por un jefe y cuatro hombres que conseguían información sobre jóvenes de izquierdas en las universidades, los secuestraban y los ejecutaban, enterrando sus cuerpos en los bosques de Ezeiza. Se calcula que bajo la supervisión de Paino, unos dos mil jóvenes fueron asesinados por la patota. Paino dice que abandonó la Triple A en 1976, pero en su libro señala que realizó alguna otra tarea hasta 1978, cuando ya la Triple A era manejada por el temible Aníbal Gordon, que continuó y amplió la matanza de dirigentes y militantes de izquierda.

El caso de Víctor

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Fue uno de los tantos crímenes de los que participó este personaje que tuvimos en Carmelo durante unos cuatro años.
Cuenta en su libro sobre el secuestro de este estudiante de Facultad de Derecho. “Víctor fue desnudado y amarrado a la mesa de mármol, cubierta con una capa de goma pluma mojada. Uno de los terminales de la picana se conectó a la mesa y con el otro fueron tocando sabiamente testículos, glande, encías y pecho, hasta que el “terrorista” (N. de R.: con comillas en el original) se desmoronó y comenzó a decir lo que queríamos: el nombre de sus compañeros panfletistas….’. A las 6 de la tarde vino la orden de arriba (López Rega): los cuatro tenían que ser ejecutados”.
“Se les quitaron los relojes, documentos, anillos y todo aquello que alguna vez pudiese contribuir a su identificación, y todos estos objetos y papeles fueron arrojadas a la caldera del Ministerio de Bienestar Social para ser destruidos por el fuego”.
“A las 22 horas, los cuatro fueron inyectados con una elevada dosis de Ampliactil y colocados cada uno en una bolsa de plástico con cierre relámpago. Luego los cargaron en la Kombi”.
“Un Rambler abría la marcha, tomamos el camino de Ezeiza por donde ya había ido con anticipación un grupo provistos de palas y bolsas de cal”.
“Atravesamos Buenos Aires sin problemas y arribamos a una zona cercana a las piletas a la derecha del puente 12. Una señal de linterna indicó la parada. Los cuatro cuerpos fueron depositados en el suelo y cada uno de los componentes del grupo extrajo su arma provista de silenciador. Alguien pronunció una oración fúnebre y los terroristas fueron acribillados a tiros. Se recogieron las vainas servidas y los cuerpos se arrojaron en la fosa cavada. Con ellos se tiraron cuatro bolsas de cal, unos bidones de agua y una damajuana de ácido muriático, completaron la obra. El grupo de paleros cubrió la tumba con tierra extraída y el sobrante se desparramó. La organización había cumplido las órdenes recibidas y en pocas horas cada uno estaría en la rutina de su quehacer diario. El jefe de grupo subió a mi oficina y preparó el informe para López Rega”.
(Textual, extracto del libro Historia de la Triple A, Horacio Salvador Paino).

Ventajas de la edición on-line o porqué los diarios van a desaparecer

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Gabriel Monteagudo
El lector que hoy compró la edición papel de El País, se sentó a almorzar convencido  que la planta de Montes del Plata había sido ocupada por los trabajadores. Así tituló el diario nacionalista en su página A8 de la sección Información Nacional “Sunca ocupa Montes del Plata”.
Sin embargo, quién sigue la versión Internet del matutino,  al sentarse a almorzar sabía que, en la mayor inversión extranjera realizada en el país,  ocurría un reclamo de paros parciales. Detención parcial de actividades como la que habían hecho la jornada anterior, y como hicieron en la mañana de hoy, en reclamo de información sobre la muerte del buzo de la Armada a principios de agosto.
En el mundo virtual, El País pudo solucionar lo que fue imposible de arreglar en el producto de su rotativa.
Me solidarizo desde aquí con el colega corresponsal, que seguramente pasó una de las peores mañanas de los últimos tiempos y que por estar en el terreno, seguramente fue el primero que alertó al matutino de la metida de pata que apareció en negro sobre blanco esta madrugada en todos los kioscos del país.

Quienes trabajamos en medios nacionales como corresponsales sobre el terreno, tenemos bien claro que estas cosas ocurren cuando los compañeros en una oficina de Montevideo reciben un dato, seguramente por una fuente que nosotros hemos desechado, y con ese dato, más un poco de imaginación, suman los caracteres necesarios para cubrir el espacio de una nota. Y aquí en el terreno,  es donde después nos chocamos con la gente que nos mira a la cara y nos pregunta “que disparate pusiste”.

Es bueno destacar entonces que, si bien el corresponsal no es infalible, siempre será mejor que un periodista a 300 kilómetros sentado en la redacción con un teléfono en la mano.

La imprecisión en la búsqueda y elaboración del producto noticia, entre otras cosas como por ejemplo el ahorro de recursos económicos que hacen las empresas periodísticas (siempre es más barato un llamado por teléfono que un corresponsal), la falta de chequeo y contraste de fuentes, etc,  resulta más corrosivo para  el periodismo que el irrefrenable avance de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tic’s).

Por otra parte y por su inmediatez, los medios de comunicación  on line -que aún nadie logra hacer rentables- le dan una certeza al lector que hoy los lectores de la edición papel no tienen,  al permitir la corrección on line de la información, actualizándola a cada minuto.  En la pagina web de El País, a las dos de la tarde,  no quedaban ni rastros de la noticia conque abrieron su portal a la mañana.

La credibilidad es el invisible sostén de un medio de comunicación. Hay un pacto intangible entre el medio y los lectores, donde este último acuerda como veraz la información que recibe y en dónde el medio se compromete a entregar  cada día la mejor versión de la verdad que le fue posible conseguir. Cuando ese pacto se rompe, la credibilidad del medio cae más rápido. Y se nota más  en el papel que en el mundo digital.

No serán muchos, pero es probable que  cuando algunos lectores habituales de El País papel se encuentren con dos o tres casos como el de hoy, que ocurren habitualmente y cada día más en la mal llamada prensa nacional -que en realidad es prensa montevideana-, opten por cambiar a una versión on line donde, al menos, la corrección de la noticia será mucho más rápido que esperar hasta el otro día una nueva edición del diario.

La entelequia de Pablo

 Gabriel Monteagudo

Pecar de inocente no es grave, salvo que la inocentada tenga que ver con la cosa pública. En una sociedad tremendamente politizada como la uruguaya, pretender hacer algo por fuera de la política es tan difícil como pretender que la selección uruguaya juegue al fútbol como el Barcelona.

En su inocencia ciudadana, el amigo Pablo Pegazzano soñó que el Grupo Ambientalista Ciudadano podía ser un fin en sí mismo, una entelequia en el término aristotélico de la palabra. Así lo concibió, y estoy seguro, que su iniciativa, -y la de más de cien voluntarios que se sumaron-, está muy alejada de algún partido, grupo o sector político .

Trasladada a la luz pública, la acción del grupo se desvirtuó como se desvirtuó el término inventado por Aristóteles y se transformó, al igual que la palabra, en “una cosa irreal” (ver entelequia en el Diccionario de la Real Academia Española) que no podía subsistir despegada de los intereses políticos que cortan transversalmente cada una de las cosas que se hacen en Carmelo.

Por eso no nos sorprende que un bienintencionado como Pablo publique una carta en el muro de Facebook, que pasado un mes se sigue compartiendo y recibiendo comentarios, donde muestra su desilusión con lo que él llama “tiempos de la política” a la que no está acostumbrado como hombre de negocios que pasó su vida metido en su comercio, tal como explica él mismo en la nota que la semana pasada le realizamos en EL ECO.

Cuando uno interviene en las cosas del gobierno o en las actividades del Estado, necesariamente está haciendo política. El Grupo Ambientalista Ciudadano comenzó a limpiar la ciudad para subsanar una tarea que no tiene una efectiva política de Estado, esto es, mantener una ciudad limpia tal cual le corresponde al sistema político a través del Municipio y de la Intendencia de Colonia.

El grupo, entonces, hizo política. Y como los habitantes de este país no somos neutrales suizos ni superados europeos, era imposible que la tarea de este grupo pudiera quedarnos despegada de la política local, porque la sociedad uruguaya –y la carmelitana no es excepción- es extremadamente politizada y cada cosa que ocurre tiene, necesariamente, que estar vinculada con la política que la rodea. No nos podemos mentir en esto: no hay grupo social, ni cultural, ni siquiera una comisión de fomento de escuela, que no esté cruzada por acciones vinculadas a la política de los partidos, y que recurra a ellos según la ideología de quienes la integran. Aplicamos una ideología a la acción y somos responsables por ello.

El Grupo Ambientalista Ciudadano no escapa a esa lógica, y si entonces decide pararse en el escenario local haciendo una prédica de apolítica, es lógico que pasen dos cosas. Una más cantada: que la política lo desdeñe e ignore; y otra más mezquina: que los mismos intereses políticos que se sienten apartados, la vinculen a grupos políticos que pretenden disputar su poder.

En una sociedad de individuos fuertemente ideologizados –pese a que muchos dicen “a mí no me importa la política” o renieguen en público de ello- y en donde a cada cosa se le pone un rótulo, la apoliticidad de la iniciativa de Pablo es una aspiración inocente, que aunque bien inspirada, paga el precio de su propia inocentada*.

El Grupo Ambientalista Ciudadano es una buena iniciativa que intenta mejorar la ciudad haciendo lo que la política no hace.

Acompañarlos y apoyarlos en ese trabajo es también una forma de mejorar la política que nos rodea.

* Engaño ridículo en que alguien cae por descuido o por falta de malicia.

 

La cena de los idiotas

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Por Gabriel Monteagudo

Fue un genio el que pergeñó en la Intendencia la idea de llevar a Nueva Palmira al ministro de Viviendas la semana pasada.  El ideólogo de esta visita, realizada en otro marco, porque Beltrame venía al departamento para anunciar viviendas en Ferrando, se merece un aplauso. Con un par de llamados puso al ministro en el centro de un conflicto que genera preocupación en Nueva Palmira; además, no avisó oficialmente ni al Municipio ni a los vecinos ni a la dirigencia frenteamplista de la ciudad.  Con la escena preparada, el final no podía ser otro que el previsible: vecinos enojados desconformes con la propuesta, concejales y alcalde molestos por ser inconsultos y un ministro que intentó disparar en medio de la reunión. La foto de EL ECO del alcalde Andrés Passarino  deteniendo al ministro que se iba enojado, quedará para la historia. Atrás, la cara de “yo no fui” de Zimmer, no tiene desperdicio.

El episodio  hace acordar en muchos aspectos al motivo por el cual Pierre Brochant y sus amigos se reúnen cada miércoles (La cena de los idiotas. Obra de teatro del dramaturgo francés Francis Veber, estrenada en 1993).

Mientras autoridades de Nueva Palmira y jerarcas montevideanos se pelean y desgastan políticamente, la mano genial detrás de este suceso queda balconeando la escena; “mi amigo Pancho” le diría Zimmer horas después al fresco del aire acondicionado de la  sala de actos de la Intendencia cuando se complace en anunciar un convenio entre el MVOTMA y la Intendencia para construir 270 viviendas de realojos de Ferrando.

De Nueva Palmira nadie dijo ni una palabra.

Atrás quedaba la más absurda propuesta con viso de chantaje que gobierno alguno le hizo en el lugar a una población: aceptar la idea más idiota que se conoce, nacida al calor de cómodos sillones en oficinas de Montevideo,  a cambio de construir las viviendas que la gente de Nueva Palmira necesita.

Proponer crear una pileta de decantación en un bañado, a tres cuadras del centro, en un lugar que se desborda cuando crece el río y encima que verterá sus efluentes a la Dársena de Higueritas donde el mismo Estado se encuentra invirtiendo más de cuatro millones de dólares* es, sencillamente, una propuesta absolutamente idiota**.

Ningún vecino en su sano juicio puede no indignarse con semejante propuesta, cuando pasan los meses y  la inconclusa obra del PIAI en los barrios Asencio e Higueritas deja la materia fecal adueñándose de las cunetas por donde debería correr solo agua de lluvia.

Mientras los veinteneros de la política disfrutan recogiendo el rédito político de este insuceso por el que el gobierno nacional pagará un alto costo electoral, los vecinos de Nueva Palmira seguirán sin viviendas y chapoteando caca.

Las dos únicas cosas que verdaderamente son importantes y a las que nadie ha dado solución.

*Informe del MTOP sobre obra en la Dársena de Higueritas.

**Adj. Engreído sin fundamento para ello (RAE).

Lo que la lluvia nos dejó

Por Gabriel Monteagudo

Con una cuadrilla de cuatro mujeres y unos pocos funcionarios es imposible hacer frente a una lluvia de doscientos milímetros que caen todos juntos en una tarde.

Mientras el alcalde y algunos de sus hombres limpiaban cunetas y con la barométrica sacaban agua del interior de las viviendas en el Barrio San José, en el Barrio Saravia la gente tenía el agua a la altura del colchón.

En un mundo que circula a la velocidad de Internet, los carmelitanos padecemos una administración municipal que se desplaza con la rapidez del perezoso, un bicho más lento que la tortuga y que encara velocidades máximas de 0.2 km por hora.

La autonomía de la Alcaldía como organismo descentralizado en lo político es apenas eso: una institución electiva que sigue padeciendo las mismas dependencias del gobierno municipal que cuando era una simple junta local designada a dedo.

Nos consta, porque recorrimos las calles mientras el diluvio azotaba Carmelo el pasado jueves: mientras en algunos barrios se acordaban de la madre del alcalde porque no aparecía, Brusco andaba con el agua en las rodillas ayudando a la gente en otra zona de la ciudad.

Pero no alcanzó. Fue la primera vez en muchos años en que una lluvia violenta y contundente inunda zonas de Carmelo donde nunca llegó ni la más cruel de las crecidas del Río de la Plata. El agua inundó las viviendas del San José, el barrio Norte, el Saravia y el Mihanovich, porque las cunetas están sin mantenimiento desde hace años. Y están sin mantenimiento porque Carmelo no tiene un equipo adecuado para realizar esta tarea, porque no existe la planificación y porque, además, las decisiones se toman a muchos kilómetros de la ciudad, entre un intendente que se da una vueltita por Carmelo los viernes de tarde después de su trabajo médico, y un equipo con gente de Carmelo que no empuja lo suficiente por su ciudad.

Esta es una de las cosas que dejó la lluvia del jueves, antes de la turbonada de viento que provocara un desastre sobre la zona de Lomas.

En tiempos de la revolución digital, ni siquiera los organismos oficiales tenían un teléfono disponible para escuchar a la gente, que fue subiendo a Internet las fotos mostrando lo que le pasaba y reclamando desde allí una respuesta que por vías oficiales no obtenía.

Y no la obtenía porque al alcalde le faltó equipo para manejarse en la tormenta. Sin recursos, Brusco discutió fuertemente por esas horas con varios jerarcas municipales por la falta de apoyo. Pese a eso, la gente siguió con el agua a las rodillas.

El problema no es el alcalde ni es la Intendencia. El problema es el sistema. La descentralización debe ser profundizada, el Municipio de Carmelo necesita personal y equipo, gente que responda rápidamente y vaya a ver enseguida el problema que surge a sus conciudadanos en cualquiera de los barrios de Carmelo.

Además de mayores recursos para el Municipio, la descentralización debe bajar un escalón más. Hay que formalizar los barrios de Carmelo, dotarlos de límites claros, impulsar comisiones barriales que funcionen con referentes sociales que estén dispuestos a dedicar esfuerzo para mejorar su barrio. Ellos son los mejores constructores de sus barrios y los mejores decisores de las obras que se deben hacer y del dinero que hay que gastar para mejorarlos.

El jueves 6 de diciembre los vecinos de calle 25 de mayo tomaron la decisión unánime de cortar la calle a la altura de Rivera para que los autos dejaran de hacer oleaje, lo que llevaba más agua dentro de sus casas. Si hubieran esperado que lo hiciera el Municipio, seguramente el agua les habría llegado al techo. En el Mihanovich, los vecinos de calle Defensa, a fuerza de introducir alambres y cañas largas por las bocas de tormenta, lograron destapar los desagües tapados de mugre y en pocos minutos sacaron el agua de todo el barrio.

Ese es un ejemplo del poder que hay que dejarle a la gente. Porque allí, en los barrios, lejos de los escritorios de Colonia, es donde está la sabiduría para mejorar nuestro Carmelo.

 

Del resfrío a la pulmonía. La salud de la política departamental

Por Gabriel Monteagudo

Preocupa que Javier Mallorca crea que está bien lo que hizo. Es preocupante para la salud de la política departamental que, además, la bancada del Partido Nacional de Colonia le diera el respaldo, habilitando así a Zimmer a devolverlo a su cargo en un juego de va y viene en el que nadie resulta responsable.

Preocupa que los blancos le dieran mayoría cuando ediles como Edmundo Roselli y Alfredo Álvarez habían anunciado que pedirían su renuncia. El primero levantó la mano cambiando lo que le dijo a la prensa; el otro pidió licencia y mandó al suplente.

Nadie, ni oficialistas ni opositores, cree que Mallorca pudo quedarse con dinero de la administración. Eso está claro. De la misma forma, nadie podría desmentir que el palmirense puso a amigos de su lista que armaron empresas de apuro y elaboraron facturas disparatadas, cobrando lo máximo posible al filo de lo que legalmente se podía cobrar.

No sólo fraccionaron el gasto, no sólo violaron las normas del Tocaf. También pusieron otra  perla a una administración municipal que se pasa por ahí mismo, donde usted piensa, las normas de buena administración.

La desprolijidad de Mallorca en el manejo de la dirección a su cargo no justifica el fin al que estaban dirigidas. Dicho de otra manera: que haya limpiado las playas a tiempo para la temporada,  no justifica que fraccionara las boletas. O que pusiera 11 mil dólares en boletas por un arreglo de la Plaza del barrio Saravia sin detallar los cientos de cuadras que dijo que arregló también con ese dinero.

El fraccionamiento bueno que señaló Dellpiazo en su informe, es probablemente el invento más desopilante de la jurisprudencia nacional. Algo así como hablar del efecto benévolo de la radiación producto de la bomba atómica.

Pero Delpiazzo es una anécdota en un episodio grave como el que se vivió en la última sesión de la Junta Departamental.

Con actitudes de respaldo como las que tuvieron los blancos,   pese al informe del Tribunal de Cuentas, el ciudadano no hace más que reforzar su idea de que los políticos son todos iguales y que la democracia es un concepto cada día más desvalorizado.

No se puede sostener en un cargo a un jerarca que no está capacitado para llevar adelante ese cargo cumpliendo con las normas legales que el puesto exige, por más buenas que sean las intenciones del jerarca en cuestión.

La Intendencia de Colonia no puede seguir siendo una sucursal de Almacén Don Manolo.

Por otra parte, cabe preguntarse:  ¿fueron los cargos de Marcelo Roselli, el de  Miguel Fernández o el de Oscar Villanueva la moneda de cambio para que el grupo de Moreira levantara su mano e hiciera en Sala lo que dijo una y otra vez a la prensa que no iba a  hacer?

Fue justamente uno de sus ediles quien dijo a EL ECO en la edición pasada que Mallorca no estaba capacitado para ser Director de Limpieza.

Y de eso se trata. De capacidad para realizar las cosas que necesita la gente, haciéndolas de la forma correcta.

Una cosa es ser campechano, otra muy distinta es cobrar 180 mil pesos para poner una canilla en Punta Gorda.

Está claro que la dirigencia no escuchó lo que dice la gente en la calle y está convencida de que pese a tantas macanas, la gente de Colonia les renovará una vez más la confianza en las próximas elecciones.

Es necesario un modelo diferente, que no sólo cumpla con la gente, sino que lo haga cumpliendo con la ley, para que el resfrío democrático que sufre  esta administración no termine convirtiéndose en una pulmonía que comprometa la salud de la política departamental.

 

 

De testaferros, muertos y degollados

Gabriel Monteagudo

Esto que le vamos a contar ahora, es algo que solamente en EL ECO podrá leer, y es una de las tantas informaciones que marcan la diferencia entre EL ECO y los demás medios de comunicación de la zona.
El 12 de agosto de 2004 –dos meses antes de las elecciones donde se veía que ganaría el Frente Amplio- el gobierno de Jorge Batlle, a través de la Ursec, adjudica en Carmelo el permiso para la instalación de una nueva empresa de cable. Un año antes, la Ursec –en esos llamados que se hacían antes, de los que sólo se enteraban los que se iban a presentar- había decidido que en Carmelo debía haber al menos otro operador de cable y no solamente Carmelo Cable Visión, empresa instalada desde 1995 a través de una de las tantas adjudicaciones a dedo que realizó el gobierno blanco de Luis Alberto Lacalle.
En ese entonces, todo el mundo sabía antes de la adjudicación que el cable de Carmelo “era para un tal Lobecio” y así lo manifestaban quienes lo conocían solo de nombre, pero que sabían que sería el adjudicatario por ser un hombre cercano al entonces presidente de la República. No fue el único cable que fue adjudicado a un amigo del entonces presidente, ya que así se entregaron la mayoría de los cables de todo el país, en un reparto que entonces hizo el herrerismo con sectores del partido colorado que lideraba Julio Sanguinetti.
En 2003 el presidente Jorge Batlle intentó abrir la cancha y llamó a nuevos operadores de cable, uno de ellos para Carmelo, teniendo en cuenta que originariamente en la ciudad habían sido abiertos dos permisos para sistemas de cable.
¿Adivinen que pasó? A la licitación se presentó José Valente, amigo y socio en muchos negocios de Lobecio, quien a través del Exp. 2004/02009/1/228 del 12 de agosto de 2004, según resolución 260 (acta 026), resultó adjudicado con el permiso para instalar la otra empresa de cable en Carmelo.
Estaba claro, entonces, y los hechos así lo demuestran, que la presentación de Valente no fue otra cosa que una estrategia para taponar una posible competencia de Carmelo Cable Visión. El tiempo demostró que a Valente no sólo no le interesaba instalar una empresa de cable, sino que su presentación no fue otra cosa que una gauchada a su amigo para que nadie pudiera presentarse e instalar una empresa de cable que fuera a hacerle una competencia seria a Carmelo Cable Visión.
Por eso hoy los carmelitanos tenemos una única empresa que usufructúa el monopolio de los sistemas de cable en Carmelo.
Embarcado ya en una campaña electoral en la que seguramente será candidato a algo, desde hace unos meses, el director de la única emisora radial de Carmelo utiliza la onda que el Estado le presta para criticar toda acción del gobierno nacional. Lo último ocurrió esta semana, cuando el pasado miércoles se mostró asombrado por la utilización de un testaferro por parte del empresario Juan Carlos López Mena en el tema de Pluna.
Justamente él, que para mantener su monopolio no dudó en mandar un testaferro para que nadie fuera a arruinarle su negocio del cable. Como bien puso uno de los lectores en el muro de EL ECO en Facebook: “el muerto se asusta del degollado”.

El proyecto Aratirí

ubicacion y salida de los productos

Aquí está el proyecto que presentó al gobierno nacional la empresa que quiere realizar explotación minera en Uruguay.

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Aratirí