Llame ya. La junta departamental de Colonia se transformĂł en un programa de «llame ya», donde se rifa el derecho de la ciudadanĂa a estar informada, a los dos primeros periodistas que llamen por whatsapp.
Por tal motivo, podrán ingresar de los dos medios que se comuniquen primero por WhatsApp al celular de esta Junta (091 618 220) un representante de cada uno , quedando habilitados para esa sesión.
El comunicado es, a todas luces, un claro impedimento para que los periodistas puedan cumplir con su trabajo de informar a la ciudadanĂa de los asuntos pĂşblicos que tratan los ediles.
Está claro que la delimitaciĂłn arbitraria a dos periodistas -que pasa si va un canal de televisiĂłn con periodista y camarĂłgrafo, o se juntan más de dos periodistas en la puerta, tres, cuatro o cinco. ÂżSe les va a prohibir el acceso?- no surge de una votaciĂłn del plenario, sino de una decisiĂłn polĂtica de la SecretarĂa de la Junta, a lo sumo consultada en la ComisiĂłn de Asuntos Internos.
Como si fuera poco, desde que se instaurĂł la SecretarĂa PolĂtica, la Junta dejĂł de ser un lugar de debate de ideas y crisol de propuestas para convertirse en una extensiĂłn de las decisiones del intendente.
Ya no es, como era, un poder independiente del Ejecutivo sino otro de sus brazos ejecutores y por eso, perdiĂł mucho del atractivo que tenĂa para que los periodistas que cubrimos desde siempre a este Poder departamental.
Ahora, además, si no llamamos rápido, los periodistas no nos ganaremos un lugar para ir a trabajar.
Por lo tanto, es poco efectivo ir a trabajar allĂ en esas condiciones.
Tampoco permiten más el ingreso de público, curiosos a los que les interesa lo que se habla allà o delegaciones que van apoyando a la gente que pide reunirse con los ediles.
Y no es un problema de dinero.
Este viernes está planteado discutir eliminar la participaciĂłn en dos comisiones a los ediles del Frente Amplio para tener más para repartir entre los integrantes de la coaliciĂłn multicolor gobernante. Pero además, anda una propuesta por allĂ de crear una comisiĂłn más que significaba pagar a más ediles el equivalente a cien litros de nafta por sesiĂłn, y de poner asesorĂas rentadas.
En este marco, no sabemos porque razĂłn, la Junta Departamental, que gasta un dineral en funcionar fuera de su edificio, no contrata un buen sistema de televisiĂłn y transmite en directo, a puertas cerradas si quiere, pero con buena imagen y sonido para que toda la ciudadanĂa que quiera, incluĂdo los periodistas, pudieran seguir las sesiones desde su casa que es el lugar más seguro posible.
DeberĂan seguir el ejemplo del municipio de Carmelo, en estos momentos, ejemplo departamental de transparencia hacia la ciudadanĂa.
Desde hace un tiempo, la Junta Departamental de Colonia a comenzado a recorrer un camino de oscuridad institucional que no es bueno para la democracia. La decisión de esta semana apaga una lamparilla más, de las que deben iluminar ese camino.
Jamás soñamos que serĂa un año donde el miedo a vivir formara parte de nuestro sentir cotidiano. El año que se va será recordado como el año del miedo.
Gabriel Monteagudo.
Es el año en que tenemos miedo de abrazar al otro, miedo a apretarle la mano, y miedo incluso a formalizar un cruce de miradas con un leve choque de puños.
Es el año que tenemos miedo de salir de noche, a andar caminando por ahĂ en la madrugada, porque un policĂa o lo que es peor, un militar ostentando su arma de guerra, nos va a parar para preguntarnos para donde vamos, como si caminar libremente tuviera que tener un destino para declarar.
Es el año del miedo a reunirnos a conversar en una esquina, y si somos más de dos conversando estaremos mirando de reojo, con miedo a la definición que las autoridades puedan hacer de la palabra aglomeración.
Es el año en el que tenemos miedo de salir a la calle porque desconfiamos del otro, porque “quiensabedondeanduvoyqueestuvotocando”.
Es el año en que una ley transitoria nos permite tener miedo de reunirnmos en familia en nuetro patio, y que un vecino que no nos quiere, llame a la policĂa para denunciar que estamos aglomerados.
Habrá que correr las cortinas de las ventanas y cerrar las puertas para evitar el miedo de una molestia semejante.
Es el año en que no podemos bailar, es increĂble pero no podemos bailar, Âżalguien soñó alguna vez que ibamos a tener miedo de bailar?
Es el año en el que no podemos juntarnos con amigos, no podemos disfrutar de una cena con una compañĂa nueva, no podemos mirar miradas nuevas, ni ojos nuevos y tampoco por miedo, no podemos descubrir sonrisas nuevas, la sonrisa del otro, sus dientes, sus labios, sus gestos.
Es el año en el que tenemos miedo de no poder acercar un plato de comida a nuestros hijos, porque no sabemos si tendremos o no trabajo mañana.
Es el año en el que miles de uruguayos se levantaron un dĂa cualquiera de marzo y descubrieron el miedo al mañana, en un dĂa en el que su trabajo habĂa desaparecido, como le ocurriĂł a los artesanos o los guĂas turĂsticos.
A ellos les tocĂł el miedo al olvido por la desapariciĂłn del otro que los justificaba. Jamás soñaron que un dĂa se iban a levantar y no tendrĂan un turista al que ofrecerles su servicio o sus artesanĂas.
ÂżDonde se fueron los abrazos, donde se fueron las sonrisas, donde se fue el apretĂłn de manos, el beso al aire de los labios que te despiden, o el dibujo de un te quiero de una boca a lo lejos?
¿donde es que están reunidos, esperando que los usemos el beso de navidad, el abrazo de Fin de Año, donde se fue la charla inesperada con el compañero de viaje en un ómnibus. Donde estarán?
Se abrán cansado, se habrán disuelto en el tiempo que quedó atrás, se habrán escondido en algún baúl de aquel último febrero que nos permitió el roce y el beso y el apretón de un abrazo. ¿Donde se habran ido?
O nos estarán esperando en algún lugar, pacientes, aguardando con paciencia infinita porque saben que algún dia, en algún momento, los vamos a recuperar, y nos vamos a cansar de usar esos abrazos y esos gestos que postergamos. Y que en estas horas nos generan dolor por su ausencia.
AlgĂşn dĂa, pronto estoy seguro, aquellos gestos que guardamos, le van a ganar al miedo.
Los aviones no sirven para transporte sanitario de enfermos, no son reemplazo del aviĂłn subastado, sino que son cisternas preparadas para reabastecer en vuelo a cazabombarderos, de las cinco que tiene el Ala 31.
Se trata de aviones del año 73 que fueron modificados para seguir volando en el año 2000.
Los aviones servirán para llevar suministros a la base en la Antártida.
Compramos en un 1.010.000 y lo vendimos en 180.000. Para el comprador fue un negociĂłn porque cualquier especialista en aviones dice que cada motor de ese aviĂłn vale alrededor de 250 mil dĂłlares.
Un aviĂłn de ese tipo, ahora, cuesta 15 millones de dĂłlares.
Durante este trabajo, pude consultar a algunos expertos en aviones y aviación, y nos confirmaron algo que no sale en la prensa nacional, «es un avión presidencial, y mantener un avión presidencial es caro. Es un avión de mantenimiento caro pero es un buen avión. Cada monitor sale más que el precio en el que lo vendieron” nos dicen.
El tema del aviĂłn fue ampliamente debatido en el parlamento, y de allĂ, segĂşn las actas que pudimos leer, no parece surgir las razones dadas por el ahora Ministro de Defensa Javier GarcĂa sobre el aviĂłn vendido.
Dentro del paquete se incluyen cañones de repuesto, trĂpodes, sistemas de punterĂa, tambores de municiĂłn para ser usada como ametralladora ligera y otros elementos adicionales.
En 1981 Uruguay fue el primer cliente del vehĂculo alemán para el transporte de tropas. De este blindado hay seis unidades en el BatallĂłn 15 y tres en el BatallĂłn de InfanterĂa No.6.
En binoculares se acaban de gastar 82.512 dólares, en miras telescópicas para fusiles unos 18.000 dólares y en una cámara de video especial 3.254 dólares.
Pero eso no es importante porque ni a usted ni a mi nos afectan los precios del mercado internacional para estos terrenos, y si hay gente que tiene el dinero y quiere pagar esa cifra, no tenemos nada que decir.
Lo indignante es que cada terreno de esos, valuados en esa cifra, pagan una contribuciĂłn inmobiliaria de cien o doscientos pesos, en cuotas de 29 a 50 pesos, las más caras. Que usted paga cinco mil pesos al año por su terrenito de trescientos metros cuadrados?. Si, es asĂ, y prácticamente no hay propiedad en la ciudad que pague una cifra tan ridĂcula como la que pagan estos terrenos.
Y hay algo peor, y es que los padrones, -es verdad que construidos sĂ, pero terrenos mucho más chicos-, a pocos metros de ahĂ, en el Balneario ZagarzazĂş, llegan a pagar cuotas (cinco en total) de unos cinco o seis mil pesos cada una.
Antes que se caiga de espaldas, le damos algunos detalles de las decenas de comparaciones que pudimos hacer en EL ECO esta semana y repetimos, aunque unos están construidos y otros no, no se explica, ni la diferencia entre terrenos del mismo tamaño, el bajo valor de la contribuciĂłn en relaciĂłn a lo que se valoriza el terreno, y la diferencia además con las contribuciones que se pagan a pocos metros de allĂ, en el balneario ZagarzazĂş.
El contraste con los terrenos del Balneario Zagarzazú son notorios, y si bien la construcción que tienen estos terrenos en Zagarzazú elevan el valor del predio y por ende la contribución, la diferencia entre uno y otro es abismal. Además, los predios en Zagarzazú son más chicos. Sobre la rambla, hemos podido constatar padres que comienzan con el número 16 y que corresponden a padrones 16.xxx, diferencias abismales. Un padrón sobre la calle de la rambla paga cuotas de $3.300,60 y el de al lado cuotas de $5.084. En los últimos lotes sobre la zona de rambla, pasado el puentecito hacia el aeropuerto, hay patrones que pagan cinco cuotas de $ 2.317 y otros cinco cuotas de $ 6.565 Ninguno, absolutamente ningún terreno en el Balneario Zagarzazú, paga contribución de menos de mil pesos anuales. Buscamos propiedades sobre la calle La Gaviota, a una cuadra de la playa, y encontramos padrones que llevan números por el dieciseis mil quinientos, que pagan cinco cuotas de $ 9,924, otros que pagan cinco cuotas de $ 553 y otros que pagan cinco cuotas de $ 3.308. En calle La Marejada, encontramos casas que pagan cinco cuotas de $3.948 cada una, y otros padrones que pagan cinco cuotas de $6.185 cada una. En calle Neptuno, perpendicular a la playa, encontramos padrones de $7.629 cada cuota, y al otro lado de la calle cuotas de $5.628 y unos metros más allá, cuotas de $2.683. En general, los terrenos sobre el balneario Zagarzazú pagan contribuciones importantes a la intendencia. Estos terrenos se pagan como zona rural, o al menos asà figuran en los recibos que emite la intendencia.
El dato El costo por metro cuadrado para llevar adelante una vivienda del tipo standard superĂł ya los $30.000. El costo en dĂłlares para construir el mĂłdulo inicial al tipo de cambio BNA del 18/1/2019, alcanza los U$S 40.225, casi U$S 788 por m2. En Colonia no se toma el catastro Nacional sino el catastro departamental, el detalle es que existen cinco francas y la alĂcuota va creciendo y segĂşn la franja, corresponde un porcentaje distinto. Algunos por la ley pagan zona urbana y suburbana y en la zona rural, no se tasan las edificaciones.
AsĂ, por ejemplo, el Hotel Kempinski de Colonia paga ocho mil dĂłlares al año, y el Sheraton 800 pesos.
Basta mirar los nĂşmeros de la votaciĂłn del Frente Amplio de Colonia a lo largo del perĂodo posterior a la dictadura, para darse cuenta que la votaciĂłn que tuvo el pasado domingo 27 no es parte de un proceso de acumulaciĂłn, sino de dos hechos puntuales y concretos.
Eso provocĂł que en Colonia el novel Encuentro Progresista llegará a los trece y quince mil votos, de los ocho mil y pocos que obtenĂa el Frente Amplio desde la salida de la dictadura cĂvico-militar.
El otro hecho que generĂł el salto de los trece a los treinta mil votos ocurriĂł en 2005, como consecuencia de la crisis del 2002 y la debacle colorada.
Los colorados habĂan obtenido treinta mil votos en la elecciĂłn de 2000 y bajaron a seis mil en la elecciĂłn siguiente de 2005.
AllĂ, una gran parte de los votos colorados, dos tercios aproximadamente, se fueron al Partido Nacional que pasĂł de un piso histĂłrico de treinta a más de cuarenta mil votos, piso este que aĂşn conserva, y el otro tercio fue al Frente Amplio.
Por eso el Frente Amplio se puso en carrera en el departamento de Colonia.
Desde entonces, la pelea por el poder de Colonia se dirime entre el Partido Nacional que oscila entre los cuarenta y dos a los cuarenta y siete mil votos, y el Frente Amplio que oscila entre los 27 y los treinta y dos mil.
Una teorĂa equivocada.
Durante la campaña que terminó el domingo 27 de setiembre el candidato mayoritario del Frente Amplio dijo varias veces “si no es esta es la otra, porque esto es un proceso de acumulación”. Siguiendo la misma idea, colocó en las redes sociales la imagen de un gusano que pasa a crisálida y luego a mariposa, sosteniendo que los procesos llevan tiempo pero que son irreversibles.
AsĂ, esperando el derrame electoral a partir de la inercia de la acumulaciĂłn, podrá ver ganar al Partido Nacional o al que sea, elecciĂłn tras elecciĂłn.
Porque al final de cuentas, las campañas polĂticas no son para esperar la victoria acumulada por un goteo inevitable sino que son una lucha de ideas, una lucha agonal, donde se busca provocar la derrota del rival electoral a partir de un planteo inteligente de propuestas, discurso, movilizaciĂłn e ideas.
Para que gane el Frente Amplio en Colonia no se necesita el goteo de la acumulaciĂłn histĂłrica sino un proceso aluvional, una oportuna y precipitada llegada de votantes buscando refugio en una forma diferente de hacer polĂtica.
Entonces, Âżes imposible que gane el Frente Amplio en Colonia, y que algĂşn dia se cambie todo aquello que se critica del estilo de gestiĂłn del Partido Nacional?
En una contienda electoral, perder no es una opción. No se puede hacer una campaña diciendo que se va a perder, o que si se pierde no importa, o que si no es esta es la próxima, porque la gente quiere apostar a un ganador, no a alguien que ya desde el arranque dice que puede perder.
Y si algo es seguro, es que la victoria no se logra cerrando un acto de campaña con la consigna «Más diversidad es más democracia», algo que generó la cuasi indignación de dirigentes y militantes al pie del estrado..
Si Jorge Mota quiere repetir, bienvenido, pero tendrá que cambiar la estrategia y redefinir el discurso, y sino deberá dejar que otro tome la bandera y la lleve adelante.
Unidad, militancia, organización y trabajo en la calle necesita el Frente Amplio de Colonia, menos Facebook, memes de Whatsapp, fotos y mensajes de Instagram, y más caminatas en calles sin cuneta.
Porque todavĂa hay caminos sin asfalto para transitar en todo el departamento, y cuatro años capaz que alcanzan para recorrerlos a todos.
Si la gente no percibe que de verdad quieren llegar al gobierno para hacer algo por ellos, seguirá votando al que le trae una chapa, un bloque o que le tapa el pozo de la calle.
Porque si los que quieren llegar no hacen eso, Âżpara que van a cambiar el voto?
El edificio de la calle General Flores donde se levanta el corazón del gobierno departamental, parece cada vez más lejano. De la misma forma que ya nadie habla de los candidatos a ediles departamentales, cada vez se habla menos del intendente.
Si no fuera por el escándalo de los audios, ya casi nadie hablarĂa de Carlos Moreira, como nadie habla hoy, del intendente interino actual. Esto no se ve en Montevideo, pero se percibe claramente en los pueblos del interior.
Lo que importa son los municipios, lo que importa son los alcaldes. Se nota en la calle, hablando con la gente, allĂ en rueda de vecinos uno se da cuenta que la lucha por el municipio es lo que concita la atenciĂłn popular.
Es que en el fondo, la poblaciĂłn percibe que el alcalde es el que puede atenderlo y resolver sus problemas. Es el que puede arreglar de una vez el tránsito, porque anda todos los dĂas en la cuadra donde a esa hora se producen los nudos de vehĂculos; el que conoce para que lado corre el agua de lluvia en la cuadra tal; o al que le pueden pedir sin mucho trámite burocrático una máquina o un bacheo, o mejorar las pequeñas cosas del barrio.
Si no fuera porque se trata de viejos caminantes de la polĂtica coloniense, pocos sabrĂan quienes son Carlos Moreira o Jorge Mota, los dos con más chance de disputar el sillĂłn de la intendencia de Colonia el prĂłximo domingo.
AĂşn no tenemos una idea clara de la revoluciĂłn que significa la Ley 19.272 de DescentralizaciĂłn y ParticipaciĂłn Ciudadana en los pueblos donde se crearon los municipios, pero está claro que si bien todavĂa mantiene atada la descentralizaciĂłn econĂłmica, permitiĂł que la descentralizaciĂłn polĂtica la hiciera el ciudadano con su participaciĂłn activa en la campaña.
Nunca un nombre de una ley estuvo tan bien puesto.
Mientras que un diminutivo como “Carlitos” sĂłlo es usado por unos pocos que hacen gala de la cercanĂa extrema con el ex intendente, los nombres de pila o los apodos de los alcaldes, se usan con la familiaridad del vecino que habla con otro vecino.
Ese sentimiento sobre la tarea del alcalde fue rápidamente comprendida por la población, que se apropió de la ley, y que seguramente seguirá avanzando en la búsqueda de la ampliación de funciones para los alcaldes, y con ello, de mayor poder para los ciudadanos.
Solo basta ver los programas de gobierno que muestran los candidatos a alcalde, para darse cuenta que sus expectativas de gobierno van más allá de cuidar el alumbrado, el inexistente barrido o las calles. Hoy las expectativas de los gobiernos locales son muchas más y responden a los reclamos de los vecinos. Para atenderlas, van a necesitar más recursos financieros, recursos en dinero constante que van a tener que ceder las intendencias.
Y con ello, ceder más poder en beneficio de los gobiernos locales.
Es lo que falta, porque el poder polĂtico ya se lo dio la gente a los alcaldes, “y nos van a tener que dar los recursos que precisamos” se dio vuelta y le dijo el candidato Miguelena a los candidatos a intendente de su partido.
La frase resume mejor que nada lo que la gente espera de los alcaldes en los prĂłximos tiempos, mientras mira como se llevan las hormigas, parafraseando a Gabo, el cuerpo de los intendentes.
En Colonia la fiscal Eliana Travers anuncia que retomará la investigación sobre la denuncia realizada en febrero y que afecta directamente al intendente Carlos Moreira.
En Carmelo, la fiscal Natalia Charquero se apronta a retomar una causa que estaba dormida desde el año pasado, y que afecta al ex diputado Edmundo Roselli.
Mirado desde arriba, si no fuera porque a las dos fiscales se las acusĂł mediáticamente de cercanĂa con el Partido Nacional, se dirĂa que hay una gran coincidencia en la conjunciĂłn de los anuncios de apertura de causas que estaban dormidas en los cajones de las respectivas fiscalĂas. Ambas apuntan directamente al corazĂłn del partido blanco acá en Colonia.
La coincidencia es rara, parece más probable que haya venido una orden “de arriba” y que por lo tanto ambas tuvieron que sacarle el polvo a los expedientes y ponerlos arriba de su escritorio.
El tema es grave y, dicen los ediles tal como manifestĂł en rueda de prensa su abogado defensor, que se puede probar el manejo discrecional de las pasantĂas y por lo tanto la falta de responsabilidad en el manejo del erario pĂşblico.
A escasos dĂas de la elecciĂłn municipal en la que Moreira aspira a ser reelecto, las aguas se dividen nuevamente con este tema: están los que piensan que esto no afecta para nada el voto a Moreira y otros que sostienen que este hecho tiene consecuencias imprevisibles en el dĂa de la elecciĂłn.
Habrá que esperar a ver que dicen las urnas.
Por lo pronto,saludar el casi perfecto sincronismo en el paso de baile, en el sentido jurĂdico de la palabra baile, de las fiscalĂas colonienses.
Nunca en la historia polĂtica de la elecciĂłn departamental, el Partido Nacional estuvo tan debilitado y el ex diputado Ricardo PlanchĂłn acaba de darle el tiro de gracia a las chances nacionalistas.
En efecto, la reciente designaciĂłn de Ricardo PlanchĂłn como integrante de la ComisiĂłn Administradora del RĂo de la Plata, desconcertĂł esta semana a los militantes blancos, pero sobre todo, enojĂł a muchos blancos que buscaban en PlanchĂłn la alternativa, a lo que parece un desgastado Carlos Moreira.
Hoy los blancos están desconcertados porque se quedaron sin opciones para votar.
Veamos.
En una primera instancia, el tema de los audios fortaleciĂł a la lista de Carlos Moreira y, aquella “rebeldĂa blanca” hizo que la difusiĂłn de los audios fuera vista como una chicana electoral, lo que provocĂł que la lista de Moreira se impusiera sobre la de PlanchĂłn, que antes de octubre era el candidato cantado para resultar electo diputado.Â
Pero el tiempo y la extensiĂłn de la fecha del sufragio departamental parece que le está jugando en contra al ex intendente. Cuando la gente descubriĂł que su conducta era cuestionada, y que habĂa tenido una actitud machista reprochable, y que además mientras los amigos de la lista renovaban indefinidamente las pasantĂas de sus hijos, habĂa otros muchos otros jĂłvenes que las necesitaban y no les eran renovadas, se generĂł una ola de malestar importante.Â
A esto se suma que la justicia decidiĂł el desarchivo de la causa, y hoy Moreira tendrá que pasar por una pericia psiquiátrica y psicolĂłgica pero además, un nuevo fiscal deberá hacer actuaciones que la fiscal actuante no hizo.Â
Entonces el panorama no es tan claro para el ex intendente como lo fue en octubre. Hoy el electorado blanco está enojado con Moreira, y hay una correntada de “Moreira ya fue” que hemos encontrado, no sĂłlo en el electorado de a pie, sino a varios dirigentes medios de trayectoria importante.Â
Si bien eso no dice, ni por asomo, que Moreira va a perder la elecciĂłn, ya que parece que sigue siendo el favorito, el enojo generalizado y silencioso es un enojo que antes no aparecĂa, que podrĂa trasladarse a votos, y que por eso, es necesario tenerlo en cuenta.,
Tantos años de gobierno le han generado además, diferencias con los dirigentes más cercanos, y hay un malestar que es tema de conversación diario en el mundillo de los blancos en el departamento, malestar que se extiende al grupo de cercanos al intendente.
Mucha de esa gente, blancos que no tienen intenciones de irse con su voto fuera del Partido Nacional, estaban pensando seriamente en dar su voto a Ricardo PlanchĂłn. Incluso hay dirigentes del moreirismo que hoy dicen en off the record que esa es la realidad.Â
A diferencia de otras elecciones, donde PlanchĂłn sacaba una candidatura testimonial porque sabĂa que no tenĂa chances de salir ante las fuertes figuras de Moreira o antes de Walter Zimmer,, en esta ocasiĂłn PlanchĂłn tenĂa todo para ser el “hombre fuerte” del Partido Nacional en Colonia y quedarse con aquella mayorĂa que siempre se habĂa mostrado esquiva.
Pero la realidad cambiĂł esta semana cuando se conociĂł el nombramiento de PlanchĂłn en la ComisiĂłn Administradora del RĂo de la Plata (CARP).
Según la interpretación de los blancos colonienses, se trata de una muestra clara de que a Planchón no le interesa la intendencia, que no pretende ser intendente y, aunque su nuevo cargo, y la candidatura a la intendencia sean compatibles, es una señal negativa para su candidatura.
Pero además, la tercera candidatura del Partido Nacional, es la del representante de Cabildo Abierto Eduardo López, que además de intrascendente, nació con un conflicto interno muy duro, por lo cual nadie cree seriamente, que López pueda repetir la votación de siete mil votos que tuvo Cabildo Abierto en Colonia.
En el Partido Colorado, que subiĂł su votaciĂłn de cuatro a quince mil votos, Nibia Reisch y Daniel Forets tienen una oportunidad. De ambos sĂłlo Forets en el Partido Colorado está dedicado de lleno a su candidatura, y por eso dejĂł su actividad profesional para encarar el desafĂo.
Lo mismo pasa con los candidatos del Frente Amplio Ariel Beltrán y Jorge Mota.
No está solo, hay otro grupo de militares igualmente armados un poco más allá, y una carpa militar al otro lado de la ruta, detrás del puesto sanitario.
No estamos en guerra con ningĂşn paĂs, por lo tanto no se justifica la presencia de un militar armado en medio de una ruta nacional.
Tampoco estamos o hay en nuestro paĂs un conflicto interno, una situaciĂłn de conflictividad social, una rebeliĂłn o una guerra civil, que justifique la presencia militar en nuestras calles.
La explicaciĂłn sobre su combate al narcotráfico, al contrabando y al abigeato no es explicaciĂłn suficiente, por más que el parlamento haya habilitado por vĂa de una ley, la ocupaciĂłn militar en un quinto del territorio nacional.
Para un civil con credencial cĂvica, en pleno ejercicio de sus facultades y conocimiento de sus derechos, con cabal sentido de sus derechos democráticos, es inaceptable la presencia militar que hoy vemos en nuestras calles.
Si necesitan personal para acompañar a los civiles que fueron apostados allĂ para tomar la temperatura a los conductores que llegan a Nueva Palmira, pues bien, que se convoque a las instituciones civiles de ayuda pĂşblica que hay a montones en nuestro paĂs, desde Cruz Roja al Rotary Club. Si se necesita seguridad, que se convoque a personal policial.
Nunca a los militares. No es su tarea, no es para lo que fueron educados y no deberĂan estar ahĂ, armados como en una guerra parados ante mi, un civil desarmado y con una credencial en su bolsillo que claramente indica la vocaciĂłn democrática nunca militarista de mi paĂs.
Para combatir el narcotráfico, el abigeato o el contrabando no necesitan estar en medio de una ruta de tránsito común y silvestre. Para ello pueden hacer investigación e inteligencia.
En tiempos de paz, con pleno vigencia del Estado de Derecho, con una democracia consolidada como la uruguaya desde 1985 hacia acá, la presencia militar afuera de los cuarteles, interactuando en las cuestiones civiles como es la cuestiĂłn sanitaria, no es de recibo. Los militares no deberĂa estar ahĂ.
Nada justifica su presencia porque la misma ponen innecesariamente en alerta nuestros sentido de seguridad, alteran nuestro estado de tranquilidad social y perturba la imagen de paĂs pacĂfico que hemos construido.
En tiempos de paz, no hay argumento institucional adecuado que justifique la presencia de militares armados, mostrándose en las rutas de nuestro paĂs.
No la hay, por más que quieran vestir a la mona de seda.