Theophraste Renaudot era mĂ©dico. Fue recomendado por el cardenal Richelieu para trabajar en la corte de Luis XIII en ParĂs. CometiĂł la herejĂa de rechazar en pĂşblico el valor de las sangrĂas como mĂ©todo terapĂ©utico, lo que le valiĂł el repudio de sus pares. La Facultad de Medicina lo desautoriza frente a sus colegas y sus pacientes.

Quizás Renaudot no sea recordado por sus dotes cientĂficas aunque sus ideas sobre la práctica mĂ©dica, a la postre, se hayan impuesto.
En cambio, muchos le atribuyen el honor de ser el fundador del periodismo moderno.
De la mano de Richelieu, Renaudot obtuvo en 1631 un privilegio par edita en rĂ©gimen de monopolio, la “Gazette de france” autoproclamado “periĂłdico de los reyes y poderosos de la tierra”. La “Gazette” contenĂa noticias del extranjero y algunas crĂłnicas ligeras de la cort, mezcladas con editoriales elogioso hacia el cardenal Richelieu, que con frecuencia, eran escritor por el propio sacerdote. Renaudot llegĂł a rehacer entera una ediciĂłn de 1633 para que entrara un artĂculo que el poderoso cura entregĂł a Ăşltimo momento.
Junta Departamental.
Lo anterior es un texto del libro Traficantes de Realidad del recordado periodista Marcelo Jelen.
AquĂ podemos quedarnos tranquilos. NingĂşn Renaudot tendrá que rehacer ninguna ediciĂłn para poner una noticia que surja de la Junta Departamental de Colonia. En este foro ya no hay discusiĂłn, la presentaciĂłn de los temas del Orden del DĂa es de exclusivo protagonismo de la Secretaria, que lee para atrás y para adelante, los anodinos informes de las comisiones. Para no hacer polĂtica, para no discutir de polĂtica y para enterrar los conflictos, algo antinatural para un cuerpo legislativo que reniega de su propia esencia, sacaron el Secretario de carrera y pusieron un Secretario polĂtico para filtrar los temas, y entonces solo se vota lo que al Partido Nacional le interesa.
La palabra anodino tiene una acepciĂłn que aquĂ calza justo: se llama asĂ a un medicamento que calma el dolor. En un escenario donde algunos ediles hacen su solitario y onanĂstico stand up para una tribuna inexistente, la junta departamental de Colonia ya no es lo que fue. Decididos a que no se discuta lo que puede generar conflicto, la estrategia eficaz de Moreira fue aplicar una estrategia para calmar el dolor que genera la discusiĂłn polĂtica.
El Partido Nacional, más precisamente el moreirismo, se encargĂł de mal utilizar sus mayorĂas para que en su gobierno solo prime la vocaciĂłn presidencialista del intendente Carlos Moreira que prefiere que no se haga nada, que no haga Ă©l.
Mientras los blancos inflan la camiseta hablando mal de la mayorĂa parlamentaria del Frente Amplio, para bien o para mal, Moreira aplica la mayorĂa de dieciocho ediles de forma aplastante.
La discusiĂłn, el intercambio de visiones ideolĂłgicas, la crĂtica al accionar del gobierno, la propuesta diferente, se escaparon por la ventana y solo la capacidad discursiva de algĂşn edil, como el caso de William Geymonat, que tuvo qeu exaltar en varios pasajes de su alocuciĂłn la figura del intendente, permitiĂł que los blancos le votaron el pasaje de sus palabras al Ejecutivo.
La junta departamental de Colonia, tanto y cuanto antaño foro de debate sobre la conducción del Ejecutivo, se convirtió en una caja boba desde donde no sale nada, un laissez faire, laissez passer donde la única realidad es la no existencia de su cometido parlamentario.
Soy de los que cree que los gobernantes deben tener sus mayorĂas propias para poder gobernar porque entre otras cosas, les crean menos problemas que los gobiernos de coaliciones. Quienes recuerdan los gobiernos blancos y colorados antes de 2004 saben de que hablamos. En un ŕégimen presidencialista como el uruguayo, el que gana gobierna con sus mayorĂas porque el que pierde, al menos en Uruguay, se pone a trabajar par limar al gobierno que ganĂł para ver si llega al poder cuatro años más tarde.
En ese marco, es bueno que Moreira tenga sus propias mayorĂas. Es más, incluso ha cooptado ediles de la oposiciĂłn, y hoy son mucho más que dieciocho los ediles moreirismo presentes en Sala. Algunos lo apoyan abiertamente y algunos otros trabajan en segundo plano, aunque a la hora de la foto les encanta posar junto al máximo jerarca.
AsĂ las cosas, se puede decir, parafraseando la frase usada en la sucesiĂłn de Carlos VI “La junta ha muerto, viva la Junta”. A la Ăşltima sesiĂłn de la Junta Departamental de Colonia, sĂłlo concurriĂł un periodista de EL ECO, y un fotĂłgrafo que dijo que su tarea más importante no era la fotografĂa ni el periodismo, sino ser entrenador de un cuadro de básquetbol de MOntevideo.
Los ediles del Frente Amplio ni siquiera se molestaron en entrar para votar, ya no argumentar, alguna opinión sobre la Rendición de Cuentas de la junta Departamental, sus Estados Financieros de 2018, ni sobre la Rendición de Cuentas y Ampliación Presupuestal del Ejecutivo. No entraron a Sala y cuando se votó en el punto 5, la exoneración del 25% de la contribución a los hoteles, entró Rubén “hermanacho” Banchero, William Geymonat, Jose manuel Arenas y Castro.
Lo poco más que ocurrió, se lo contamos en notas aparte en esta misma edición.
A diferencia de Richelieu, Moreira no necesita un Renaudot que le reimprima la ediciĂłn para que entren sus ideas a Ăşltimo momento.
Le alcanza con no proponer ninguna.
FIN







