
GM
Ya sabemos quien gana. Nadie va a ganarle a Guillermo Rodríguez. Esa es la frase que dijo el concejal Juan José Miguelena en EL ECO meses atrás y que hoy, en plena campaña electoral, la usan de muletilla los propios dirigentes del Partido Nacional para decir que la elección ya está definida y que seguramente Guillermo Rodríguez será el próximo intendente.
Es probable que eso ocurra si, pero si este fuera el pensamiento predominante, lo siguiente a hacer sería dejar de movilizarse porque total, ya se sabe quién gana. Miguelena es un político carismático que deberá revalidar su caudal electoral, pero no es un gurú ni tiene el oráculo de la política departamental.
Está claro que con ese criterio, los jugadores celestes no habrían salido a la cancha aquel 16 de julio de 1950. Es la mejor enseñanza de que ningún partido está ganado hasta que se juega.
Y más en un departamento como el de Colonia donde hacer política es como ir a pescar al marrón Río de la Plata. Uno encarna para patí de cuatro kilos, pero puede terminar sacando una mojarrita, es decir, sabe que la carnada está ahí, pero no ve que pescado es el que está abajo del agua. Hacer política en Colonia tiene que ver con la incertidumbre de la pesca, a pesar del esmero que uno le ponga en preparar sus artes de pesca.
En lo que tiene que ver con la política decir ahora quién será el próximo intendente de Colonia es no comprender que la matemática política no siempre hace que dos más dos sean cuatro.
¿Es lo mismo votar a Moreira que votar a Guillermo Rodríguez?, se puede uno hacer esa pregunta, acaso las demás fuerzas como María de Lima, Ricardo Planchón o Napoleón Gardiol no juegan este partido, sería otra pregunta.
Está claro que Rodríguez no es Moreira pese al legado que este le deja en una inusual demostración de agradecimiento que no es frecuente en la política y que enaltece al actual intendente. Y Rodríguez hoy deberá demostrar que está a la altura del compromiso que asumió, en el que lo acompañan Mario Colman y una barra grande de dirigentes locales, incluida la alcaldesa de Carmelo que volvió a la 3904.
Será todo eso lo mismo que Moreira, habrá que verlo.
Para ganar la elección hay que construir poder, hay que tejer miles de hilos invisibles a lo largo de muchos años, hilos que atan a una cantidad de gente tal que luego expresan eso en la misma hoja de votación el día de la elección.
María de Lima construyó poder a partir de sus jefaturas de municipio en dos períodos y de su cargo en OPP que le permitió manejar la caja de todos los municipios del país. Napoleón Gardiol también construyó poder a partir de su alianza con Moreira primero y ahora con Walter Zimmer. Planchón ha construido poder desde la estructura municipal pero no es el caso de Alfredo Martínez o Richard Cáceres que vienen construyen
do su poder a partir del esfuerzo personal.
Sin Moreira y sin Zimmer, en esta coyuntura histórica, habrá que ver si esa construcción que hicieron los candidatos blancos les da para ganar.
Es cierto que teniendo el poder municipal es muy fácil construir poder. Si el candidato puede contratar gente, puede arrimar chapas, puede entregar bloques, o puede dar una changa es más fácil que el ciudadano de a pie lo vote.
Pero no siempre pasa. El ex senador Irurtia fue un claro ejemplo de que la gente en el cuarto oscuro siente la libertad para votar cualquier cosa. Irurtia llevaba en sus camiones a sus trabajadores a votar, les entregaba las listas y los acompañaba al cuarto oscuro. En el escrutinio, descubre que sus papeletas estaban arrugadas tiradas en un rincón.
Lo que quiero decir es simple: el te doy por un voto es efectivo pero no tan efectivo como mucha gente cree. La libertad que da el cuarto secreto a la hora de votar, todavía es muy apreciada por el pueblo uruguayo.
La oposición, la que podría hacerle fuerza a los blancos en Colonia es el Frente Amplio, que vota muy bien en la nacional pero se despatarra en la departamental y pierde la elección por veinte mil votos. Y miren que interesante, hoy en el Frente Amplio hay dos candidatos que no parecen ser muy importantes para la política departamental actual pero vienen trabajando para serlo el día de mañana. Tanto Nicolás Viera como CArlos Fernández son jóvenes, están rodeados de un equipo de gente nueva que se ha puesto por encima de las viejas estructuras de dirigentes que desde la Mesa Política, han dado un mazazo en la cabeza a cualquier figura que él haya querido asomar por encima de la media.
Más allá de los cuestionamientos que se le hace desde la interna, hay algo que ni los propios frenteamplistas ven: Nicolás Viera y Carlos Fernández son futuro, no sólo son candidatos para esta elección y chau, como ha hecho históricamente el Frente Amplio de Colonia. Pueden sumar elecciones y pueden ir construyendo el poder necesario. En base a que, preguntará usted. En base a propuestas y sueños.
Si usted quiere que Carmelo cambie no puede seguir votando al Partido Nacional porque todos terminan acumulando para las mismas listas. Si quiere un cambio tiene que votar otra cosa, eso está claro. Si quiere una ciudad diferente tiene que soñarla. Habrá que seguir de cerca cómo construyen poder las barras de ambos candidatos. Y entender que pensar a largo plazo es imprescindible en la política coloniense.
Miguelena obtuvo un crédito de mas de dos mil votos en la elección pasada, lo que le dio dos concejales y un inicio promisorio en la política local. Habrá que ver si al cabo de estos años, logró construir poder a partir de ese crédito que le dio la ciudadanía.
Un dato más sobre cómo construir poder a largo plazo: se acaba de formar en Cabildo Abierto una agrupación denominada Encuentro Nacional Cristiano que pretende ser algo así como el viejo PDC pero de derechas. En Colonia no presentaron listas pero ya vienen trabajando con varios dirigentes para tener una expresión electoral fuerte en la pŕoxima elección. Pretenden tener ediles en la junta departamental no en el período que viene, sino en el próximo.
Vayan llevando.