Peré y Méndez y todos los carmelitanos que faltan
Ramón Peré era de Carmelo y fue el “primer mártir de la dictadura”. Era un joven militante comunista, estudiante de Veterinaria y militante de la FEUU, fue muerto de un disparo “por la espalda” durante la Huelga General convocada en protesta por el golpe de Estado el 6 de julio de 1973.
El joven Peré era oriundo de Agraciada y se había casado con una carmelitana, Alicia Jaime. Quienes lo recuerdan, cuentan que vivían en Mortalena y Tomás Nuñez y tuvieron una panadería cerca del puerto. En el año 69 nació Nancy, su primera hija y se fueron a Montevideo, según contó a EL ECO la misma Nancy Peré.
Peré repartía volantes en la vía pública con un compañero, hasta que fueron vistos por dos efectivos del Ejército. Los jóvenes corrieron y uno de los efectivos hizo fuego “desde corta distancia”. Les dispararon por la espalda y una de las balas alcanzó a Peré y le produjo la muerte.
La indagatoria judicial determinó el procesamiento con prisión del coronel (r) Tranquilino Machado, autor del disparo mortal. El juez Penal de 3º Turno, Rubén Saravia, que llegó también a Carmelo cuando Carlos Colmenero renunció a su cargo -ahora en Montevideo-, dispuso su enjuiciamiento como autor de un delito de “homicidio muy especialmente agravado”, por cuanto la muerte se produjo “por motivos fútiles, frívolos, irracionales, ilógicos, absurdos, existiendo en principio una gran desproporción entre el motivo y la acción de matar”.
Pero tampoco hay que olvidar a Victorio Oscar “El Ñato” Méndez Vidal, quien trabajó en el Varadero, y fue detenido primero en 1971, secuestrado en el Batallón de Mercedes en plena democracia, y luego el 11 de enero de 1974, detenido y llevado al Penal de Libertad, donde fallece el 29 de abril de 1978 de un cáncer de páncreas, probablemente por los golpes recibidos en la tortura, ya que el páncreas era uno de los lugares favoritos para golpear de los torturadores.
El espacio de la Memoria
Ellos son dos ejemplos claros y directos de cómo actuaron los militares sobre la sociedad civil y sobre los inocentes. Pero también hay que tener en cuenta que Carmelo fue una de las ciudades del Interior del país que más sufrió en sus ciudadanos la dictadura militar, y en este mismo día de recuerdo a “Chiquito” sería bueno establecer ese sector de la Plaza Independencia donde se colocó el busto al heladero de Carmelo, como un Espacio de la Memoria para recordar a todos los carmelitanos que sufrieron la cárcel de la dictadura, los que siguen vivos y salieron adelante, pero especialmente a aquellos que murieron jóvenes como consecuencia de la tortura acumulada en su cuerpo. Vaya entonces desde EL ECO esta propuesta y nuestro recuerdo también a Emilio “El Vasco” Alhers, Julio Gavilán, Milka Alberti, Gustavo Pisciottano, Juan Cabrera, J. L. Pittamiglio Olmedo y Dardo de Rosa, fallecido recientemente en Canelones, donde se había establecido.