A propósito del llamado a Sala al intendente.
Se trata de márgenes. Allí, en esa línea de frontera que delimita la acción política cotidiana de la intendencia, se dirime la lucha que se dará el próximo martes en el seno de la Junta Departamental.
El motivo es una excusa para ver si en esa lucha agonal por el poder, la oposición puede llevar al gobierno departamental del Partido Nacional, a los márgenes de la agonía política, agonía que buscará capitalizar en votos la oposición en su lucha para desgastar al intendente y obtener el poder en la próxima elección.
No será tarea fácil, porque a diferencia de su antecesor, que construyó la gestión municipal como un camino de montaña donde, por su angostura, era difícil no pisar un ripio con peligro de desbarrancar, Moreira construyó a partir del 10 de julio de 2015 cuando asumió como intendente, una amplia carretera política, que le permite desplazarse con comodidad en la gestión.
¿Es Moreira distinto del innombrable antecesor, cuasi desterrado de la memoria colectiva de los blancos del departamento?. No, para nada.
Moreira acomoda su gente como lo hizo Zimmer. Es más, es vox populi que por cuestiones de decoro y evitar los golpes políticos que le podrían dar esa noche, dejó postergadas varias incorporaciones oficiales de gente de su sector -incluso en Carmelo- para después del llamado a Sala.
Moreira no se rebajó su sueldo -gana más que el Presidente de la República- ni sacó de la plantilla los funcionarios que le dejó Zimmer. Varios toman mate en la rambla coloniense en horario de trabajo y cobran el sueldo municipal a fin de mes.
Moreira no quiere alcaldes, ni descentralización ni municipios. L’État, c’est mo (El Estado soy yo) dijo Luis XIV y “no quiero nueve intendentes” dijo Moreira antes de asumir.
Por eso les retacea posibilidades de acción autónoma, y para manejar sin compromisos el dinero que envía el gobierno nacional, evitó plasmar cualquier acción descentralizadora en su Presupuesto Quinquenal.
Moreira no va a poder cumplir su promesa de bajar el déficit que le dejó la gestión anterior porque es matemáticamente imposible ahorrar más de cien millones de pesos por año.
Moreira no puede explicar que responsabilidad tienen sus jerarcas, los que debían controlar a los funcionarios que se robaban el combustible ordeñando máquinas y camiones en Nueva Helvecia y Carmelo. Porque si no hay responsabilidades más arriba, la “investigación por combustible” termina siendo tan funcional al esquema de corrupción, como lo es el perejil al tuco.
¿Y porque entonces Moreira parece mucho mejor intendente que el anterior?. Porque Moreira aplicó una estrategia de “calle ancha” que lo posiciona muchísimo mejor ante la opinión pública, le da una capacidad de maniobra que lo mantiene circulando cómodamente por el centro de la carretera, y eso le dificulta las cosas a la oposición.
Moreira atiende a la prensa, responde preguntas y jamás tiene una palabra de descortesía. Moreira se junta con la gente y charla con la oposición. Moreira habla bien del gobierno nacional y de la cantidad de dinero que este envía a Colonia, porque puede compararlo con aquel nada que le enviaba el gobierno colorado cuando fue intendente por primera vez.
Tal es su experticia política, que del primer ministro que habló bien a poco de ganar la elección, fue del Ministro de Transporte y Obras Públicas Víctor Rossi, contra quién Moreira embistió iracundamente desde el senado en el caso Pluna. Y hoy tiene con el ministro un diálogo fluido y directo.
Sus directores tampoco tienen problemas de relacionamiento, y siempre están dispuestos a atender el teléfono para responder la consulta periodística. Y tiene un fiel escudero que juega en toda la cancha, y que ya tiene experiencia de diálogo y conocimiento del manejo municipal, como lo es Guillermo Rodríguez.
Comparativamente, la estrategia de gobierno del actual intendente es mucho más eficaz y probablemente, si logra articular el equilibrio de la aquilosada estructura clientelística que tiene el Partido Nacional en Colonia, que pese a lo viejo, resulta efectiva a la hora de juntar votos, Moreira terminará haciendo una mejor intendencia que la anterior.
Para eso cuenta con una imagen positiva entre el electorado blanco coloniense, una firme lealtad de su grupo duro de dirigentes, y un crédito en varios millones de pesos que se hizo votar en su primer año de gestión, y que seguramente va a utilizar para darle lustre al último tramo de su mandato.
Y por eso, porque construyó una carretera de gestión política mucho más amplia que el anterior, Moreira hoy circula más cómodamente por la administración municipal.
Por ello, será una tarea difícil la de la oposición, que este martes, deberá intentar arrimarlo a los márgenes del camino. Allí, en los márgenes es donde su gestión agoniza, porque en los bordes, a la carretera le empiezan a aparecer los pozos, esos que muestran claramente, que es demasiado parecida a la anterior.
FIN.