La República de Cantón

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Archivo de EL ECO: El inicio, cuando se puso el primer cartel de lo que sería el hotel cinco estrellas de la familia Pharaón.

En mayo de 1997 hacía tres años que el empresario Eduardo Pacha Cantón había llegado a Carmelo, comprado una enorme faja costera sobre el Río de la Plata, entre el balneario Zagarzazú y el Arroyo Víboras, y fundado el Club de Campo El Faro.

En ese mes de mayo de 1997, y con una carta de presentación en la que mencionaba al entonces diputado colorado Jorge Conde Montes de Oca junto a otras autoridades que se mostraron dispuestas a dar una mano, creyendo en las mejores intenciones de este empresario.  Así, Cantón se presentó en la Junta Departamental de Colonia para pedir una exoneración por el impuesto a los terrenos baldíos y un descuento en la contribución por barrido y limpieza.

El Faro tenía 325 terrenos, la mayoría sin vender desde su fundación “el negocio no resultó tan floreciente como pensé” dijo entonces Cantón a los ediles.

Pero como su contador, Gualberto Ercoli, era el Contador de la Intendencia de la primera gestión de Carlos Moreira, el descuento se metió a la fuerza en el presupuesto municipal de entonces y así Cantón se ahorró una cifra de 312.500 d¢lares por concepto de impuestos. Fue la primera alerta.

En aquel entonces la hermana de Cantón estaba casada con Marcos Gastaldi, principal del banco mayorista Extrader y a través de él se hicieron los primeros contactos con los inversores que en Argentina levantaban el hotel Hyatt, la firma HCA S.A y que luego construirían el Hyatt con Cantón en Carmelo, a través de HCU S.A.

¿Quienes estaban detrás de los HCU?. el magnate árabe Ghait Pharaon, ex principal del BCCI (Banco de Comercio y Crédito Internacional) con sede en París, cerrado por ser uno de los bancos vinculados al lavado internacional de dinero electrónico.

La investigación que realizó en todo el mundo respecto a la red financiera del terrorista Osama Bin Laden, puso al descubierto importantes vínculos entre el Grupo Saudita Bin Laden, en poder de su familia, y el grupo del magnate árabe Ghaith Pharaon, de activa presencia en nuestro país en aquel entonces.

Así lo confirma también el informe presentado en su momento por la Comisión Parlamentaria argentina presidida por la diputada Elisa Carrió que investigó el lavado del dinero mafioso en ese país.

Las vinculaciones del Grupo Bin Laden y el mafioso Pharaon se detallan en un diagrama de operaciones realizado y estudiado por una comisión especial creada en Europa, presidida por el eurodiputado francés Vincent Peillon. Allí se identifica a la Saudi Investment Co. como la cabeza de una vasta red de empresas, vinculadas a su vez con las empresas de Faraón. Sus vínculos con gobiernos y dirigentes políticos en todo el mundo le permitieron tejer una red de influencias que también llega hasta el corazón del sistema financiero uruguayo.

Ahí están las offshores del estudio jurídico de Ignacio De Posadas, que merecen una historia aparte.

BCCI fue una entidad bancaria con sucursales en 73 países, cuyo objeto principal era realizar en todo el mundo operaciones de lavado de dinero, proveniente del terrorismo, del tráfico de armas, del manejo de la prostitución, de la evasión de impuestos, el contrabando, el narcotráfico y otro sinnúmero de operaciones ilícitas.

El Precursor.

Eduardo Cantón fue el precursor de las inversiones en la zona de Carmelo,, lugar en el que la justicia argentina tuvo entonces puestas sus miras. Cantón gastó más de 3 millones de dólares en la compra de 130 hectáreas de terrenos costeros en las cercanías de la ciudad de Carmelo, donde construyó un country privado de 330 viviendas.

Nueve años después el barrio privado que tiene piscina, Club House, canchas de paddle, tenis, fútbol y una playa artificial con palmeras estilo caribe, apenas tenía 30 casas construidas.

Hoy son muchas más, se sabe que el periodista argentino Gonzalez Oro tiene su casa allí. los dueños de Vasalissa Chocolatier de apellido Marinucci, Carcavallo, un abogado que se dice macrista y no mucho más.

La colega uruguaya Viviana Ruggiero, que estuvo dentro de El Faro el pasado fin de semana, contó que hay unas 140 casas construidas, algunas en venta.

Después de 24 años, aún queda más de la mitad de terrenos sin vender, lo cual no lo hace, precisamente, un brillante vendedor inmobiliario.

El hotel egipcio

Faraón hijo gastó más de 30 millones de dólares en la construcción del Hotel Hyatt inaugurado en diciembre de 1999. Con un lujoso estilo asiático en su interior, los bungalows y las cabañas diseñadas para lo más selecto del mercado argentino permanecen sin huéspedes la mayor parte del año.

Otro egipcio, Farid Bechara, aparece como la cara visible del grupo Pharaon en la región, y obtuvo la autorización para levantar un casino en predios del hotel cinco estrellas, del que fue también presidente.

Con la autorización del entonces presidente Jorge Batlle, la sala de juegos y máquinas del Casino del EStado de Carmelo fue trasladada al terreno del hotel de los Pharaon. Cincuenta mil dólars mensuales le pagaba el Estado a los Pharaón por el alquiler y el alhajamiento del edificio. Los pocos apostadores que tenía el casino nunca fueron al nuevo emplezamiento y los empleados pasaron varios años mirándose las caras, ausentes de apostadores.

La jueza argentina, María Romilda Servini de Cubría que investigó las inversiones de Pharaon, sospechaba que las inversiones realizadas en Carmelo por  Pharaon y Eduardo Cantón pertenecen a la misma red de blanqueo de capitales que fue utilizada para levantar el hotel Hyatt en argentina.

Al respecto, la diputada Elisa Carrió afirmó a LA REPUBLICA en forma contundente que «Pacha Cantón y Laith Pharaon lavan dinero en Carmelo, Uruguay»,

Documentos exclusivos logrados en aquella época por EL ECO demostraron que un grupo de empresas formadas en torno a El Faro, el hotel y la cancha de golf movían más de cien millones de dólares al año. Y no tenían apostadores, ni clientes en el hotel ni habitantes en El Faro.

Por dar estas informaciones en EL ECO y en LA REPUBLICA me llevaron al juzgado varias veces, especialmente cuando estuvo en CArmelo el ex juez Carlos Colmenero, el que renunció al Poder Judicial antes que lo echaran a patadas por otro caso de corrupción.

El hotel fue Hyatt, Maison Resort & Spa, Four Season, Hotel CArmelo y ahora es nuevamente regenteado por la cadena Hyatt bajo la dirección de Eduardo Cantón. Todos sabían en Carmelo que si alguien llamaba por teléfono preguntando por una reserva le decían que el hotel estaba lleno pero en realidad siempre estaba vacío.

También estuvo a su frente el dueño del banco macro Jorge Brito que tiene casa en El Faro, donde lo visitaban Ernesto Clarence.

Ahora parece -no se sabe porque los registros de propiedad no son públicos- parece que vive otro de los arrepentidos en la ruta de la corrupción K. Claudio Glasman.

El pulpo

Durante estos años, Cantón se apropió del Aeropuerto Zagarzazú que regenteaba el Aeroclub Carmelo y que pasó a ser de hecho, propiedad del empresario, con vuelos de avión que llegaban a cualquier hora, incluso de noche.

Cantón llegó a donar una línea de iluminación para la pista para efectuar con mayor comodidad los aterrizajes nocturnos que la Fuerza Aérea siempre negó que se realizaban pero que los vecinos del aeropuerto constataban frecuentemente.

¿Cómo funcionaba el aeropuerto, ubicado a seis kilómetros de Carmelo?. Fácil: cuando el piloto o Cantón llamaba a las autoridades, llegaban desde Carmelo Prefectura, Aduanas y Migraciones.

¿Que pasaba si el avión venía y nadie llamaba a las autoridades?: nada, el avión bajaba igual.

Cuando hace un año atrás la Dinacia le sacó la categoría de internacional al Aeropuerto Zagarzazú y los aviones tuvieron que hacer aduana y migraciones en el aeropuerto de Laguna de los Patos en Colonia, ya Cantón tenía funcionando el plan B: pidió autorización para un helipuerto,  y ahora tiene en su terreno su propia pista de aterrizaje de helicópteros. Es más, según supimos esta semana por la propia Dinacia, tiene otorgados tres permisos de helipuertos en tres puntos diferentes de sus emprendimientos, ya sea el hotel, ya sea el barrio El Faro o la zona de la cancha de golf, para la que, me olvidaba, en un momento de su construcción hicieron un dique para aportar agua a los lagos artificiales, tomando agua del propio Arroyo Víboras al cual le secaron el curso.

Bajo el puente que cruza el arroyo sobre la ruta 21 y en la desembocadura, no había agua,  porque Cantón la paró antes para dar agua a sus lagos artificiales.

Pero además, Cantón se hizo su propia marina y atracadero de yates, así designó como Puerto Camacho una zona de sus terrenos en la desembocadura del Arroyo Víboras que ahora sí tiene agua para que lleguen los yates de sus amigos al exclusivo atracadero.

¿Como hacen los barcos que quieren llegar allí?, La teoría dice que deben entrar al Arroyo de las Vacas en CArmelo, donde está la subprefectura local, hacer las declaraciones correspondientes,  y luego salir del arroyo, tomar de nuevo el Río de la Plata y navegar unos siete kilómetros hasta Puerto Camacho. Hay un destacamento de prefectura construido allí pero no tiene guardia permanente.

Migraciones y aduanas, bien gracias.

ACtualmente y por el conteo que hace Hidrografía en fechas específicas, llegan unas setenta u ochenta embarcaciones al Puerto Camacho, como decíamos, ubicado a más de siete kilómetros por carretera de la ciudad de CArmelo, donde están las dependencias estatales.

En estos años Cantón montó un barrio privado, un hotel cinco estrellas, una cancha de golf de 18 hoyos, un puerto privado para embarcaciones, varios kilómetros de playa privada,  controló un aeropuerto y ahora tres helipuertos en sus predios. Tiene varios restaurantes de uso exclusivo, una línea de vinos, dulces y mermeladas que comercializa cada verano en el Este.

Ese es, como citó la colega Ruggiero en su informe, La República de Cantón, un territorio que no es Carmelo, una tierra extraña para los comunes mortales, donde rigen otras leyes, leyes exclusivas que se dictan según la conveniencia de Edaurdo «Pacha» Cantón. Él es la ley, el orden jurídico, la vigilancia y los controles en esa tierra extraña.

La gente que allí circula es un misterio,  y forma parte del misterio de ese territorio aparte, donde no tienen lugar las miradas indiscretas.

 

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