Permiso para entrar a los tiros a tu casa

Gabriel Monteagudo

tiros

Imagínese un grupo de militares de  élite, que una noche a las dos de la madrugada, llega a patearle la puerta y entra a los tiros a su casa.

Imagínese que habrá dos mil de esos militares de élite dispersos por todo  el país.

Ellos están entrenados para eliminar al enemigo, no para reprimir delitos. Hay una diferencia abrumadora porque en esa lógica, los balazos, los daños, los heridos, las bajas civiles, las equivocaciones, y los errores, son solo “daños colaterales” de esa lucha.

La cabecita del militar está programada para destruir a un enemigo, no para reprimir ni investigar el delito.

Cuando pienso en ese grupo de élite con licencia para actuar a cualquier hora del día, en cualquier parte del territorio nacional, en cualquier casa, bajo la orden o no de algún juez al que llamarán de madrugada,  y que muchas veces asentirá con un sí, medio dormido al otro lado de un telefono, tiemblo.

 

Conozco jueces probos, los más, pero conozco jueces impresentables como fue Carlos Colmenero, y aunque lo fueron del Poder Judicial, veo a diario muchos de estos tipos en los pasillos de los juzgados. Oscuros funcionarios que nadie sabe cómo fueron electos, como llegaron allí, autores muchos de los fallos que luego dejan a media sociedad perpleja, más lejos del desquicio leguleyo,  que del sano equilibrio entre norma jurídica y el sentido común.

 

Y además, como lo que susurra la policía en el oído de la sociedad por estas horas,  está más cerca que las razones de los manifiestos jurídicos, al final del día, la gente sale a la calle para gritar que la culpa de todo lo que pasa en materia de seguridad pública, es del nuevo Código del Proceso Penal.

 

Ni a aquellos deslucidos funcionarios del oscuro Poder Judicial, ni a estos militares de élite quiero darles ese poder. Hablo del poder de impedir dormir tranquilo en mi casa cada noche según me me autoriza el conocido Art. 11 de la Constitución de la República “El hogar es un sagrado inviolable. De noche nadie podrá entrar en él sin consentimiento de su jefe, y de día, sólo de orden expresa de Juez competente, por escrito y en los casos determinados por la ley”.

Solo en la dictadura este artículo era ignorado, y ya sabemos lo que pasó, la gente inocente que murió, la que fue sacada de su hogar, torturada,  y desaparecida. También eran grupos de élites del riñón militar, y que en la jerga común se conocían como “grupos de tareas”.

 

Tengo fundadas razones adquiridas en el trabajo periodístico de 30 años, para desconfiar de las “fundadas sospechas” que pueda tener un juez para permitir un allanamiento a cualquier hora de la noche.  “Fundadas sospechas” que serán transmitidas al magistrado por alguno de estos dos mil militares de élite, que le pedirán autorización al juez, pero que en la realidad del accionar cotidiano, responderán a su cadena de mando natural.

 

No vivo con miedo porque el microclima metropolitano es diferente al que tenemos en Colonia y en el resto del país. Moreira mismo lo reconocía ante los periodistas locales esta semana en Carmelo -se puede ver lo que dice en la página web de EL ECO-  lo cual el mismo jerarca, nos da la talla de la flagrante contradicción entre los hechos que vive el intendente en su territorio, con la propuesta que apoya en su agrupación.

 

Por un tema de extrema sensibilidad social, hacer la “gran Mujica” y poner lo político por encima de lo jurídico,  sin medir costos para la población, es al menos, desmedido. Sin hablar de que los pobladores colonienses terminaremos siendo rehenes de una situación puntual de los que  viven en el núcleo metropolitano y quedaron presos del territorio de las bandas de narcos.

 

Eso no pasa en el departamento más seguro del país que es  Colonia, repito, según el propio intendente. Nos quitarán derechos a los colonienses que, de prosperar la iniciativa de Larrañaga y Alianza Nacional,  viviremos con el miedo de que un grupo de militares entre a cualquier hora de la noche a nuestra casa.

 

¿Hay que entrar de noche a una boca de drogas? Y porque no la casa de un presunto contrabandista, a un presunto corrupto del Estado, de un presunto evasor de impuestos, de un presunto ladrón de pelotas en la canchita del barrio, o a cualquiera que el juez o el equipo de militares de élite, le tengan algún tipo de ganas.

 

Si la policía sabe que en tal lugar hay una boca de venta de drogas se rodea el lugar, se detiene la gente que salga o intente entrar al perímetro se le corta la luz, el agua, se bloquea el sistema de saneamiento y se prepara un equipo técnico. Al otro dia, apenas sale despunta el sol, como señala la ley, se entra y se detienen a todos los narcotraficantes. Justificar el ingreso nocturno para evitar que se escapen los narcos se parece a una excusa para no tomarse el trabajo de hacer una tarea más eficiente en la represión de la narcodelincuencia.

Parece que ahora la policía ya no puede hacer nada si no es con El Guardián y sentados atrás de un escritorio.

 

Habilitar por ley la entrada a un domicilio a los tiros a cualquier hora, es simplista, irresponsable y vulnera una larga cadena de libertades que nos da el marco legal en el que se mueve el Uruguay moderno.

 

La sentencia firme, las disposiciones transitorias sobre el cumplimiento efectivo de las penas para los delitos sexuales o el sicariato, o el narcotráfico, son ajustes posibles de la legislación si ya no están incluidos en algún inciso del código penal como facultad del juez actuante.

 

Si no son redundantes con lo ya existente, los artículos 2 y 4 de la propuesta de Alianza Nacional son de plausible análisis. Si ya son de facultad del juez, sería una redundancia de pura pirotecnia preelectoral.

 

Tenemos miles de leyes y artículos que conforman el marco jurídico en el que vivimos los uruguayos,  un cuerpo de policías que cuentan con recursos, una cúpula con una dirección, sobre la que se podrá acordar o discrepar pero con una dirección clara, y unas fuerzas armadas a las que necesitamos en otras tareas que sí tienen que ver con su naturaleza.

 

Faltan policías que no digan que no pueden hacer, que no pueden detener, que no pueden hacer inteligencia, etc. Que no pueden,  como justificación para no hacer. Faltan policías que salgan de los pases en comisión, o de las licencias médicas y demás vericuetos que les permiten cobrar a fin de mes pero evitar andar patrullando en las calles, así como  jueces y fiscales que se pongan los pantalones de las investigaciones unos, y de las sentencias los otros, con la responsabilidad que la sociedad de hoy requiere.

Y faltan políticas para la reinserción, hay que poner plata en asistencia social, porque los mismos que hoy se quejan de la delincuencia,  son los luego les niegan trabajo a los que cumplen castigo con la sociedad e intentan encauzar su vida

 

Por eso no vivo con miedo. Jamás he vivido con miedo en mi país,  aunque las pantallas de televisión me muestren una y otra vez a los mismos dirigentes políticos con cara enjuta,  azuzando fantasmas y cucos. O jerarcas policiales a los que nadie les preguntó aún porque salieron a decir lo que dijeron,  cuando todos sabemos que estamos muy lejos de situaciones de fractura social como las que se viven en Honduras o Guatemala desde hace más de cincuenta años.

 

En realidad, vivo preocupado cuando ocurre, como en estos casos, que alguno de los sectores más conservadores de la sociedad se aprovecha de una coyuntura puntual y  le propone a todos los uruguayos, un retroceso en materia de derechos y de libertades.

Eso no lleva a más seguridad, lleva a más caos.

Por eso me parece inviable esta iniciativa.  Por esos derechos y libertades que tanto nos costaron conseguir.

 

2 comentarios sobre “Permiso para entrar a los tiros a tu casa

  1. Estaría muy bueno que se informe bien antes de publicar este tipo de temas tan debatibles. Y como periodista debería ser neutral y objetivo pero deja bien claro sus inclinaciones políticas de izquierda y socialista que lo motivan y conducen a la hora de expresarse. Sepa que sean militares de elite o la propia policía deben actuar bajo la estrecha supervicion y órdenes de los srs. Fiscales. Se que usted tiene el poder de la pluma, pero con el mayor de L los respetos creo que debo hacer esta aclaración.

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    1. Las piedras son neutrales y objetivas amigo. Nadie es neutral y objetivo en el periodismo y yo tampoco pretendo serlo. Di mi punto de vista honesto sobre el tema, podrá compartirse o no. Pero es mio. Y no, no pienso dejar en manos de ningún juez ni fiscal la posibilidad que un grupo de patoteros militares tire abajo la puerta de mi casa en horas de la noche. Viva la Constitución.

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