
Llame ya. La junta departamental de Colonia se transformó en un programa de «llame ya», donde se rifa el derecho de la ciudadanía a estar informada, a los dos primeros periodistas que llamen por whatsapp.
Es así, en un comunicado enviado a los medios de prensa en la jornada del miércoles, la Junta Departamental informa que para la Sesión Ordinaria del viernes próximo, los cupos para la prensa serán dos.
Por tal motivo, podrán ingresar de los dos medios que se comuniquen primero por WhatsApp al celular de esta Junta (091 618 220) un representante de cada uno , quedando habilitados para esa sesión.
El comunicado es, a todas luces, un claro impedimento para que los periodistas puedan cumplir con su trabajo de informar a la ciudadanía de los asuntos públicos que tratan los ediles.
Por eso se trata del “deliberativo” departamental por excelencia, esto es, el lugar donde se discuten los asuntos que atañen a la ciudadanía del departamento, de forma tal, que este intercambio -que luego deviene en decisión a partir de la manifestación de los ediles por el voto a mano alzada-, puede ser visibilizado a través del trabajo de los periodistas.
Está claro que la delimitación arbitraria a dos periodistas -que pasa si va un canal de televisión con periodista y camarógrafo, o se juntan más de dos periodistas en la puerta, tres, cuatro o cinco. ¿Se les va a prohibir el acceso?- no surge de una votación del plenario, sino de una decisión política de la Secretaría de la Junta, a lo sumo consultada en la Comisión de Asuntos Internos.
La tradición histórica de la Junta Departamental de Colonia habla de un grupo de periodistas acreditados, que son los que vamos siempre desde que se volvió a la senda democrática, pero también estaba abierta a los periodistas que quisieran ir ocasionalmente.
Como si fuera poco, desde que se instauró la Secretaría Política, la Junta dejó de ser un lugar de debate de ideas y crisol de propuestas para convertirse en una extensión de las decisiones del intendente.
Ya no es, como era, un poder independiente del Ejecutivo sino otro de sus brazos ejecutores y por eso, perdió mucho del atractivo que tenía para que los periodistas que cubrimos desde siempre a este Poder departamental.
Ahora, además, si no llamamos rápido, los periodistas no nos ganaremos un lugar para ir a trabajar.
Está claro que el espíritu de tal decisión es la de mantener la burbuja de la sesión lo más acotada posible, pero está claro también que la decisión termina siendo un claro impedimento a la libertad de prensa y por ende, al derecho del ciudadano a estar informado.
Las sesiones de la Junta departamental en tiempos de pandemia, esto es desde marzo pasado, resultan terreno hostil para el trabajo periodístico.
Generalmente se hacen en el edificio de AFE, un lugar grande, mal iluminado y por ende con dificultades para tomar fotos o filmar, y además con un sonido pésimo que impide escuchar o grabar las palabras de los ediles.
Por lo tanto, es poco efectivo ir a trabajar allí en esas condiciones.
Tampoco permiten más el ingreso de público, curiosos a los que les interesa lo que se habla allí o delegaciones que van apoyando a la gente que pide reunirse con los ediles.
Y no es un problema de dinero.
Este viernes está planteado discutir eliminar la participación en dos comisiones a los ediles del Frente Amplio para tener más para repartir entre los integrantes de la coalición multicolor gobernante. Pero además, anda una propuesta por allí de crear una comisión más que significaba pagar a más ediles el equivalente a cien litros de nafta por sesión, y de poner asesorías rentadas.
En este marco, no sabemos porque razón, la Junta Departamental, que gasta un dineral en funcionar fuera de su edificio, no contrata un buen sistema de televisión y transmite en directo, a puertas cerradas si quiere, pero con buena imagen y sonido para que toda la ciudadanía que quiera, incluído los periodistas, pudieran seguir las sesiones desde su casa que es el lugar más seguro posible.
Deberían seguir el ejemplo del municipio de Carmelo, en estos momentos, ejemplo departamental de transparencia hacia la ciudadanía.
Desde hace un tiempo, la Junta Departamental de Colonia a comenzado a recorrer un camino de oscuridad institucional que no es bueno para la democracia. La decisión de esta semana apaga una lamparilla más, de las que deben iluminar ese camino.