El Partido Nacional confirmó esta semana el peor de sus escenarios y tras confirmarse que el diputado Ricardo Planchón irá solo como candidato a intendente con su lista 12, la próxima intendencia de Colonia ya no depende de cual candidato blanco sacará mas votos.
El tiempo de la política cambia súbitamente como el clima en esta temporada, y cuando uno disfruta tranquilamente del sol, aparecen unos nubarrones que descargan un chaparrón y lo hacen salir corriendo, arruinándole el mejor día de playa.
Me lo dijo hace meses un connotado dirigente blanco, en una nota que hacíamos para EL ECO “apuesto a dos candidaturas porque con tres el Parido Nacional se debilita y compromete su chance electoral”.
Es lo que finalmente ocurrió esta semana, cuando Ricardo Planchón, tras hablar con Luis Lacalle Pou, decidió lanzar su candidatura solitaria a la intendencia de Colonia. Era previsible: después que Zimmer dinamitó el acuerdo que él mismo había impulsado entre el Espacio 19 y Planchón para octubre, parecía imposible la propuesta de los grupos zimmeristas de unirse para completar una fórmula Manito-Planchón que polarizara la interna blanca con posibilidades de ganarle a Carlos Moreira.
Fue lo que históricamente hicieron los blancos en Colonia: poner dos candidaturas fuertes que se critiquen en público para que la discusión por la intendencia se centre en lo que dicen el uno del otro. Y en esa pelea todos los blancos suman, logran la victoria y después se arreglan en el reparto de cargos como si nada hubiera pasado.
Bueno, si, algo pasó en la primera elección de Zimmer. Fue cuando el electo intendente quiso seguir la pelea más allá de la elección y sacó los directores de Moreira del gobierno: Mario Leiva, Eduardo Helbling, Guillermo Rodríguez, Jorge Torres, entre otros. El reclamo que hicieron los despedidos ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, hizo que la Intendencia de Colonia tuviera que pagar una fortuna de indemnización y restituirlos en los cargos.
Pero más allá de este millonario episodio puntual, lo cierto es que hoy la situación electoral es diferente.
Ahora, tanto Planchón como Manito saben que por separado será imposible ganarle a Moreira, por lo que tampoco sus partidarios tendrán muchas ganas de trabajar, en una campaña que saben de antemano que van a perder.
Sin polarización no hay pelea, no hay efervescencia ni competencia y por lo tanto la militancia blanca será una militancia a desgano.
Por estas horas, el “mercado electoral” de Colonia se compone de: votantes del Partido Independiente (2.500) que no tienen candidato porque el PI no presentará candidaturas en Colonia, 12.000 colorados que tienen claro que votar a este partido en las municipales es un voto inútil, otros dos mil ciudadanos colonienses que votaron en blanco en las nacionales y a los que ahora se suman un número indefinido de votantes nacionalistas, herreristas, del ala wilsonista y de centro izquierda del Partido Nacional, a los que no les gusta el senador Moreira y que piensan que votar a Manito o a Planchón es terminar dándole el voto al senador blanco. Y varios indefinidos e inclusos votantes del Frente Amplio a nivel nacional, que en la departamental optan por votar un candidato ganador y terminan apoyando alguna de las fórmulas blancas.
Es decir que, desde el punto de vista político, tras perder por la mayor cantidad de votos de la historia con el Frente Amplio en octubre y noviembre pasados, el Partido Nacional hizo todo tan mal como nadie imaginó que podía hacerlo mal.
Hoy está ubicado en el peor de los escenarios políticos posibles, comprometiendo una chance electoral que hasta ayer parecía imposible de comprometer.
¿Quiere decir esto que es posible que el Frente Amplio gane la elección municipal de mayo?.
No, para nada. Si bien, al revés que los blancos, los frenteamplistas de Colonia hicieron todo bien. Eligieron buenos candidatos en mayo, con trayectoria y reconocimiento en sus gestiones, que vienen trabajando desde entonces, mostraron a la ciudadanía coloniense quienes los van a acompañar en la gestión, con figuras importantes del quehacer departamental en áreas como la económica, la cultural, el turismo y la articulación política. Pero también es cierto que eso solo no define la elección cuatro meses antes. E incluso ya designaron sus candidatos a alcalde. Algo que ni siquiera hoy soñando, pueden contar en el Partido Nacional.
Para lograr poner la frutilla en la torta, al Frente Amplio le queda lo que tal vez, sea el paso más difícil de acá a mayo y esto es, tender los puentes necesarios con los posibles votantes, para lograr convencerlos que es la única fuerza política que puede hacer un departamento mejor para los colonienses.
Quienes habitamos el departamento de Colonia nos merecemos un departamento mejor, fuera de un modelo de gestión como el nacionalista que no funciona y que, por lo que contábamos antes, no muestra señales de poder auto transformarse para mayo.
Si los frenteamplistas de Colonia van a salir en estos meses a la calle a pretender transformar en frenteamplistas a la mayoría del departamento, equivocarán el camino y seguirán impidiéndole a la gente tener una gestión diferente para Colonia.
Si en cambio, optan por salir a tender la mano a los blancos que hoy están disconformes con su partido, a los colorados que no quieren dar un voto testimonial, a los independientes que no gustan de votar en blanco y a los sin partido que se sumaban a último momento a los blancos, pueden tener chances de ganar. En el fondo, todos sabemos en Colonia que Moreira es mas de lo mismo de Zimmer, que antes fue más de lo mismo del propio Moreira.
Pero para ganar hay que sumar. No es necesario salir a ofrecer cargos, ni lugares en las listas ni evangelizar frenteamplismo exigiendo un certificado de adhesión a la izquierda. Hay que ir a buscar a la gente, hablar con ellos y escuchar lo que dicen sobre cómo hacer cosas que mejoren el departamento. Se pueden sorprender como la gente que no es de izquierda, tiene ganas de ser escuchada y contar que conoce formas de mejorar la gestión de la intendencia para que todos vivamos mejor.
Pero tendrán que abandonar los prejuicios, algo muy difícil en alguna militancia de izquierda, y hablar con gente que incluso no siente simpatía por el Frente Amplio, pero que reconoce que con el gobierno nacional las cosas han mejorado, y con aquellos que no sienten simpatía por el Frente Amplio pero están recontra hartos de la gestión blanca en Colonia.
Hay que recorrer las calles con humildad, con el oído y la mente abierta, sumando y pidiendo el voto demostrando que hay ganas e ideas de hacer una gestión mejor, porque el Frente Amplio de Colonia aparece hoy como la única opción de cambio en un departamento que está agobiado, harto de una seguidilla de gestiones que terminan siendo malas o muy malas, y que el ciudadano común padece todos los días.
Por eso, el cambio meteorológico de la política departamental ocurrido esta semana, marca que ganar la intendencia de Colonia dejó de depender hoy de los blancos, sino que dependerá de cómo hagan las cosas de acá a mayo en el Frente Amplio.
La gente, cómo llegar a ella, encantarla y comprometerla para lograr el voto, sigue siendo el viejo pero simple secreto del éxito en cualquier elección.
El Partido Nacional confirmó esta semana el peor de sus escenarios y tras confirmarse que el diputado Ricardo Planchón irá solo como candidato a intendente con su lista 12, la próxima intendencia de Colonia ya no depende de cual candidato blanco sacará mas votos.
El tiempo de la política cambia súbitamente como el clima en esta temporada, y cuando uno disfruta tranquilamente del sol, aparecen unos nubarrones que descargan un chaparrón y lo hacen salir corriendo, arruinándole el mejor día de playa.
Me lo dijo hace meses un connotado dirigente blanco, en una nota que hacíamos para EL ECO “apuesto a dos candidaturas porque con tres el Parido Nacional se debilita y compromete su chance electoral”.
Es lo que finalmente ocurrió esta semana, cuando Ricardo Planchón, tras hablar con Luis Lacalle Pou, decidió lanzar su candidatura solitaria a la intendencia de Colonia. Era previsible: después que Zimmer dinamitó el acuerdo que él mismo había impulsado entre el Espacio 19 y Planchón para octubre, parecía imposible la propuesta de los grupos zimmeristas de unirse para completar una fórmula Manito-Planchón que polarizara la interna blanca con posibilidades de ganarle a Carlos Moreira.
Fue lo que históricamente hicieron los blancos en Colonia: poner dos candidaturas fuertes que se critiquen en público para que la discusión por la intendencia se centre en lo que dicen el uno del otro. Y en esa pelea todos los blancos suman, logran la victoria y después se arreglan en el reparto de cargos como si nada hubiera pasado.
Bueno, si, algo pasó en la primera elección de Zimmer. Fue cuando el electo intendente quiso seguir la pelea más allá de la elección y sacó los directores de Moreira del gobierno: Mario Leiva, Eduardo Helbling, Guillermo Rodríguez, Jorge Torres, entre otros. El reclamo que hicieron los despedidos ante el Tribunal de lo Contencioso Administrativo, hizo que la Intendencia de Colonia tuviera que pagar una fortuna de indemnización y restituirlos en los cargos.
Pero más allá de este millonario episodio puntual, lo cierto es que hoy la situación electoral es diferente.
Ahora, tanto Planchón como Manito saben que por separado será imposible ganarle a Moreira, por lo que tampoco sus partidarios tendrán muchas ganas de trabajar, en una campaña que saben de antemano que van a perder.
Sin polarización no hay pelea, no hay efervescencia ni competencia y por lo tanto la militancia blanca será una militancia a desgano.
Por estas horas, el “mercado electoral” de Colonia se compone de: votantes del Partido Independiente (2.500) que no tienen candidato porque el PI no presentará candidaturas en Colonia, 12.000 colorados que tienen claro que votar a este partido en las municipales es un voto inútil, otros dos mil ciudadanos colonienses que votaron en blanco en las nacionales y a los que ahora se suman un número indefinido de votantes nacionalistas, herreristas, del ala wilsonista y de centro izquierda del Partido Nacional, a los que no les gusta el senador Moreira y que piensan que votar a Manito o a Planchón es terminar dándole el voto al senador blanco. Y varios indefinidos e inclusos votantes del Frente Amplio a nivel nacional, que en la departamental optan por votar un candidato ganador y terminan apoyando alguna de las fórmulas blancas.
Es decir que, desde el punto de vista político, tras perder por la mayor cantidad de votos de la historia con el Frente Amplio en octubre y noviembre pasados, el Partido Nacional hizo todo tan mal como nadie imaginó que podía hacerlo mal.
Hoy está ubicado en el peor de los escenarios políticos posibles, comprometiendo una chance electoral que hasta ayer parecía imposible de comprometer.
¿Quiere decir esto que es posible que el Frente Amplio gane la elección municipal de mayo?.
No, para nada. Si bien, al revés que los blancos, los frenteamplistas de Colonia hicieron todo bien. Eligieron buenos candidatos en mayo, con trayectoria y reconocimiento en sus gestiones, que vienen trabajando desde entonces, mostraron a la ciudadanía coloniense quienes los van a acompañar en la gestión, con figuras importantes del quehacer departamental en áreas como la económica, la cultural, el turismo y la articulación política. Pero también es cierto que eso solo no define la elección cuatro meses antes. E incluso ya designaron sus candidatos a alcalde. Algo que ni siquiera hoy soñando, pueden contar en el Partido Nacional.
Para lograr poner la frutilla en la torta, al Frente Amplio le queda lo que tal vez, sea el paso más difícil de acá a mayo y esto es, tender los puentes necesarios con los posibles votantes, para lograr convencerlos que es la única fuerza política que puede hacer un departamento mejor para los colonienses.
Quienes habitamos el departamento de Colonia nos merecemos un departamento mejor, fuera de un modelo de gestión como el nacionalista que no funciona y que, por lo que contábamos antes, no muestra señales de poder auto transformarse para mayo.
Si los frenteamplistas de Colonia van a salir en estos meses a la calle a pretender transformar en frenteamplistas a la mayoría del departamento, equivocarán el camino y seguirán impidiéndole a la gente tener una gestión diferente para Colonia.
Si en cambio, optan por salir a tender la mano a los blancos que hoy están disconformes con su partido, a los colorados que no quieren dar un voto testimonial, a los independientes que no gustan de votar en blanco y a los sin partido que se sumaban a último momento a los blancos, pueden tener chances de ganar. En el fondo, todos sabemos en Colonia que Moreira es mas de lo mismo de Zimmer, que antes fue más de lo mismo del propio Moreira.
Pero para ganar hay que sumar. No es necesario salir a ofrecer cargos, ni lugares en las listas ni evangelizar frenteamplismo exigiendo un certificado de adhesión a la izquierda. Hay que ir a buscar a la gente, hablar con ellos y escuchar lo que dicen sobre cómo hacer cosas que mejoren el departamento. Se pueden sorprender como la gente que no es de izquierda, tiene ganas de ser escuchada y contar que conoce formas de mejorar la gestión de la intendencia para que todos vivamos mejor.
Pero tendrán que abandonar los prejuicios, algo muy difícil en alguna militancia de izquierda, y hablar con gente que incluso no siente simpatía por el Frente Amplio, pero que reconoce que con el gobierno nacional las cosas han mejorado, y con aquellos que no sienten simpatía por el Frente Amplio pero están recontra hartos de la gestión blanca en Colonia.
Hay que recorrer las calles con humildad, con el oído y la mente abierta, sumando y pidiendo el voto demostrando que hay ganas e ideas de hacer una gestión mejor, porque el Frente Amplio de Colonia aparece hoy como la única opción de cambio en un departamento que está agobiado, harto de una seguidilla de gestiones que terminan siendo malas o muy malas, y que el ciudadano común padece todos los días.
Por eso, el cambio meteorológico de la política departamental ocurrido esta semana, marca que ganar la intendencia de Colonia dejó de depender hoy de los blancos, sino que dependerá de cómo hagan las cosas de acá a mayo en el Frente Amplio.
La gente, cómo llegar a ella, encantarla y comprometerla para lograr el voto, sigue siendo el viejo pero simple secreto del éxito en cualquier elección.