Gabriel Monteagudo.
La oposición al Partido Nacional tiene una oportunidad histórica en el departamento de Colonia, y podría hacerse con el gobierno departamental, después de 60 años de primacía blanca.
Nunca en la historia política de la elección departamental, el Partido Nacional estuvo tan debilitado y el ex diputado Ricardo Planchón acaba de darle el tiro de gracia a las chances nacionalistas.
En efecto, la reciente designación de Ricardo Planchón como integrante de la Comisión Administradora del Río de la Plata, desconcertó esta semana a los militantes blancos, pero sobre todo, enojó a muchos blancos que buscaban en Planchón la alternativa, a lo que parece un desgastado Carlos Moreira.
Hoy los blancos están desconcertados porque se quedaron sin opciones para votar.
Veamos.
En una primera instancia, el tema de los audios fortaleció a la lista de Carlos Moreira y, aquella “rebeldía blanca” hizo que la difusión de los audios fuera vista como una chicana electoral, lo que provocó que la lista de Moreira se impusiera sobre la de Planchón, que antes de octubre era el candidato cantado para resultar electo diputado.
Recordemos que el “episodio Moreira” explotó nueve días antes de la elección, y nadie creyó mucho lo que decían aquellos audios “fueron todo editados para ensuciar a Carlos” decían sus votantes, que fueron y votaron a Carlos con más ganas aún. Y fue así que muchos de los blancos que dudaban a quién votar, terminaron dando su voto a la 3904 de Carlos Moreira, que se impuso holgadamente a la lista 12 de Ricardo Planchón.
Pero el tiempo y la extensión de la fecha del sufragio departamental parece que le está jugando en contra al ex intendente. Cuando la gente descubrió que su conducta era cuestionada, y que había tenido una actitud machista reprochable, y que además mientras los amigos de la lista renovaban indefinidamente las pasantías de sus hijos, había otros muchos otros jóvenes que las necesitaban y no les eran renovadas, se generó una ola de malestar importante.
A esto se suma que la justicia decidió el desarchivo de la causa, y hoy Moreira tendrá que pasar por una pericia psiquiátrica y psicológica pero además, un nuevo fiscal deberá hacer actuaciones que la fiscal actuante no hizo.
Entonces el panorama no es tan claro para el ex intendente como lo fue en octubre. Hoy el electorado blanco está enojado con Moreira, y hay una correntada de “Moreira ya fue” que hemos encontrado, no sólo en el electorado de a pie, sino a varios dirigentes medios de trayectoria importante.
Si bien eso no dice, ni por asomo, que Moreira va a perder la elección, ya que parece que sigue siendo el favorito, el enojo generalizado y silencioso es un enojo que antes no aparecía, que podría trasladarse a votos, y que por eso, es necesario tenerlo en cuenta.,
Tantos años de gobierno le han generado además, diferencias con los dirigentes más cercanos, y hay un malestar que es tema de conversación diario en el mundillo de los blancos en el departamento, malestar que se extiende al grupo de cercanos al intendente.
Mucha de esa gente, blancos que no tienen intenciones de irse con su voto fuera del Partido Nacional, estaban pensando seriamente en dar su voto a Ricardo Planchón. Incluso hay dirigentes del moreirismo que hoy dicen en off the record que esa es la realidad.
A diferencia de otras elecciones, donde Planchón sacaba una candidatura testimonial porque sabía que no tenía chances de salir ante las fuertes figuras de Moreira o antes de Walter Zimmer,, en esta ocasión Planchón tenía todo para ser el “hombre fuerte” del Partido Nacional en Colonia y quedarse con aquella mayoría que siempre se había mostrado esquiva.
Pero la realidad cambió esta semana cuando se conoció el nombramiento de Planchón en la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP).
Según la interpretación de los blancos colonienses, se trata de una muestra clara de que a Planchón no le interesa la intendencia, que no pretende ser intendente y, aunque su nuevo cargo, y la candidatura a la intendencia sean compatibles, es una señal negativa para su candidatura.
Pero además, la tercera candidatura del Partido Nacional, es la del representante de Cabildo Abierto Eduardo López, que además de intrascendente, nació con un conflicto interno muy duro, por lo cual nadie cree seriamente, que López pueda repetir la votación de siete mil votos que tuvo Cabildo Abierto en Colonia.
La oportunidad.
La oposición, esto es el Partido Colorado y el Frente Amplio, tienen una oportunidad única. Ambas colectividades se encuentran con una pecera en la que hay más votos nadando libremente, que los que históricamente hay, porque entre la situación de Moreria y el cargo de Planchón en la Carp, los opositores tienen la posibilidad de mostrarse ante el electorado como candidatos fuertes, que están dedicados únicamente al proyecto de gobernar Colonia, y con la capacidad suficiente para ser el reemplazo al Partido Nacional después de seis décadas en el poder.
En el Partido Colorado, que subió su votación de cuatro a quince mil votos, Nibia Reisch y Daniel Forets tienen una oportunidad. De ambos sólo Forets en el Partido Colorado está dedicado de lleno a su candidatura, y por eso dejó su actividad profesional para encarar el desafío.
Lo mismo pasa con los candidatos del Frente Amplio Ariel Beltrán y Jorge Mota.
Si bien Beltrán tiene una larga trayectoria en el sindicalismo coloniense vinculado a los trabajadores bancarios, Mota es el más conocido a nivel departamental, y con él, el Frente Amplio de Colonia tiene el plus que por primera vez, logran un candidato a intendente que la gente conoce, que sabe quien es, que es médico, que es deportólogo al cual han leído, o escuchado sus consejos, ya sea porque ellos o sus hijos fueron a alguna de los cientos de charlas que ha dado en todo el departamento estos años. Haber trabajado quince años como Director Departamental de Salud le permitió conocer en profundidad el departamento de Colonia, y con ello, la diferente idiosincrasia de su población.
Eso lo diferencia de su compañero frenteamplista y del candidato colorado.
Sin embargo, Mota tendrá que salir de la pantalla, de la radio y de la letra de los periódicos, para encontrarse cara a cara con la gente, caminar los barrios, escuchar sus problemas, comprometerse con lo posible y prometer lo necesario para que el ciudadano sienta que le da un voto a alguien que va a hacer algo por él o por su barrio.
Salir de la teoría y del círculo mediático, para caminar la calle.
En eso de caminar la calle cualquiera de los tres, el colorado Forets, y los frentistas Beltrán y Mota están en déficit.
La oportunidad que le acaba de dar Ricardo Planchón a la oposición es única. Habrá que ver si saben aprovecharla.