
La falta de una batería de baños inclusivos que fue presentada en el mes de marzo del año pasado como propuesta de obra en el municipio de Carmelo y que aún no están construida, marca sin dudas el fracaso del ejercicio de la política en el municipio de Carmelo.
Hablamos del fracaso de la política con mayúsculas, fracaso de la política mayor frente al chiquitaje de las miserias humanas, esas que se disputan el rincón de la victoria pírrica de unos pocos, frente a la derrota del proyecto de un Carmelo común para todos, proyecto con el que soñamos seguramente la mayoría de los carmelitanos.
Llegó la temporada y los baños inclusivos en la zona del Parador El Refugio -propuesta por los concejales del Frente Amplio en el mes de marzo del año pasado,- no están construidos. Perdió Carmelo y ganó la política del Partido Nacional, así de simple.
Porque es así en la historia de la presente gestión del municipio de Carmelo. Todo lo que propone la oposición, en este caso el Frente Amplio en el municipio de Carmelo, resulta votado negativamente o si se vota afirmativo, termina no haciéndose, o haciéndose tarde y mal.
En el marco de más de setenta iniciativas desde el inicio del período, dos propuestas diferentes hizo la bancada del Frente Amplio en materia de obras para Carmelo durante el 2021 que pasó: los baños inclusivos en Playa Seré y una serie de rampas que permitan el acceso a la playa. Ambos proyectos están pensando en gente con problemas de movilidad, gente que tiene también el derecho de concurrir a la playa a tomar baños recreativos en verano.
Ninguno de los dos salieron: los baños muestran la imagen de la foto, por lo cual el título no necesita más explicación ya avanzado el mes de enero. El segundo, las rampas, parece que llegan en estos días, es decir llegan tarde y mal.
Ocurre lo mismo con los paradores que esta semana que pasó sólo había uno abierto, que abrió sobre fin de año, y otro que se estaba limpiando y acondicionando (la Isla) para abrir este sábado.
De Camalote ni noticias, bien, gracias. Las llaves a los adjudicatarios se entregaron cuando ya hacía rato que los carmelitanos no teníamos ni para comprar un poco de agua caliente en la zona de playas.
Es como si uno en su casa supiera que va a tener visitas y espera que estén sentados en el living para empezar a barrer.
El conflicto.
El Partido Nacional en el municipio de Carmelo hace lo que quiere, como quiere y cuando lo quiere. Esa es la sensación que deja lo que se ve.
El argumento central es que el relacionamiento de la alcaldesa con el principal de la bancada frenteamplista no es bueno como lo era con los integrantes de la bancada anterior. Pero bueno, hablamos de la gestión de una ciudad, no de una reunión de amigos.
Se trata de un lugar donde se discute políticas para mejorar la ciudad, no una cena donde uno elige a los invitados que piensan igual que el anfitrión, para sentirse a gusto en la conversación.
Acá se discute políticas públicas, y si a uno no le gusta la cara del otro se la va a tener que bancar y ser lo suficientemente adulto para superar la incomodidad que le produce la reunión con gente con la que no siente afinidad, y establecer un diálogo que permita avanzar, porque sino lo que retrocede es Carmelo.
Porque del otro lado, en lo que el pueblo determinó como oposición, también hay una masa importante de ciudadanos respaldando la gestión de los concejales de la minoría.
La mayoría histórica en el gobierno departamental no les puede nublar la vista para gobernar sólo para su chacrita. En el municipio de Carmelo prevalecen las propuestas blancas, se baila la música que ejecutan los blancos y finalmente se hace lo que dicen los blancos. Si el mal relacionamiento fuera una excusa viable para justificar su falta de atención a la oposición, la política solo quedaría para las mayorías que resultan ganadoras de la elección. La excusa suena por si misma, inviable y habla más de la incapacidad del ganador de tender puentes, que del natural rol de cuestionamiento y contralor de la oposición.
El Partido Nacional ahora tiene la suma de todo el poder. Tiene el gobierno del país, el gobierno del departamento y el gobierno de la ciudad. No tienen excusas, Sin embargo Carmelo no avanza y parece la misma ciudad que hace 30 años atrás.
La foto que ilustra esta nota, no es más que la evidencia de ese retroceso.
Nota: Artículo original fue publicado en la edición impresa de EL ECO del 15 de enero de 2022.